La tercera entrega de capítulos de The Last Dance ha sido emotiva, ya que nada más empezar el quinto capítulo, la relación entre Kobe Bryant y Michael Jordan se ha convertido en el centro de la narrativa. En los capítulos 5 y 6 de la serie documental de la ESPN y NBA Entertainment, con un total de diez capítulos, la acción ha avanzado hasta la consecución del primer triplete de los Chicago Bulls en 1993, justo antes de la primera retirada de MJ, y hasta el inicio de los playoffs en la trama principal de 1998.
Como cada semana, resumimos los momentos destacados de ambos capítulos a continuación:
El All Star de 1998 y la relación con Kobe
El metraje nos da minutos de oro puro cuando los All Stars de la conferencia Este de 1998 discuten en el vestuario sobre ese chaval irreverente de los Lakers que quiere cargarselos a todos en el uno contra uno. Y Jordan entra de lleno al juego: ¿Quién? ¿Kobe?, les pregunta a sus compañeros. “Yo me encargo de él, de hacerle trabajar en defensa”. El 23, en su último All Star con los Bulls, se llevó el MVP con 23 puntos, 6 rebotes y 8 asistencias. En el documental, dedicado a la memoria de Bryant, aparece la leyenda de los Lakers confesando su admiración por Jordan y explicando que sin la figura de su “hermano mayor” no hubiera acumulado cinco anillos en la liga.
La guerra de las zapatillas
Otra revelación interesante del documental es que Adidas podría haberse llevado a Michael Jordan, pero la marca alemana no estaba en un buen momento y por eso cedió el premio gordo a una Nike que, por entonces, no era gran cosa en el negocio de las zapatillas. La madre de Jordan convenció a Mike para que firmara con Nike, algo que Jordan no quería ni por asomo. La oferta de Converse, que por entonces era el referente con Magic Johnson, Larry Bird, etc. bajo su techo, hizo reír a MJ. Él quería ser único, y lo consiguió.
De la unión de Nike y Jordan nació el primer icono global del deporte, y mucho más que eso. Con su línea de zapatillas Air Jordan, la marca y el astro iniciaron la escalada del negocio del deporte como mucho más que deporte. Las zapatillas marcaron el inicio de la cultura deportiva y su conexión con el mundo de la moda y la cultura urbana. Uno de los mejores ejemplos de ello fueron los anuncios de Jordan dirigidos por Spike Lee, uno de los directores del momento y uno de los grandes iconos del cine afroamericano en un momento en el que todavía prevalecía el racismo en la sociedad y las instituciones.
La no-política de Jordan
Precisamente, la cuestión racial y política, y la voluntad de la prensa de sacar historias de donde fuera, llevaron a Jordan al límite con algunos de sus posicionamientos, o mejor dicho, algunos de sus no posicionamentos. Su famosa frase “los republicanos también compran zapatillas”, que reafirma en el documental como una mofa dentro del bus del equipo, fue vista como una visión egoísta en favor del negocio por encima de las injusticias, y a Jordan le importa un pepino, todavía hoy.
Barack Obama, uno de los entrevistados en el documental, reconoce que
en ese momento
fue decepcionante no ver a un Jordan más comprometido con la lucha de algunos políticos por la igualdad en los Estados Unidos. Durante su carrera, Jordan jamás discutió ninguna de sus posiciones políticas o sociales porque estaba centrando toda su energía en el baloncesto, según él mismo explica en el documental: ”Nunca me he visto como un activista, sino como un jugador de baloncesto”.
El confinamiento de una estrella
Jordan usa la palabra confinado para definir su estilo de vida desde una de las habitaciones de hotel que visitó en 1998 durante su última campaña con los Bulls. “La gente no se da cuenta de que ser Michael Jordan no es divertido”, repite cuatro veces para una entrevista con la NBA. Es la frase que le interesa a la liga, y no les basta con tenerla, sino que encima se la hacen repetir para que quede inmaculada. Es un ejemplo de lo duro que es ser el centro de atención cada vez que sales de tu habitación o de tu casa.
Por eso, el documental ahonda en otros problemas de la estrella, como su aparente adicción al juego que le valieron críticas por falta de compromiso con el equipo. Tras perder el primer partido de las Finales de Conferencia de 1993 contra los New York Knicks, Jordan decidió irse con su padre y algunos amigos a Atlantic City a jugar un poco. Ciertamente, hoy en día se trataría el asunto como un escándalo, igual que se hizo entonces, pero la respuesta de MJ fue callarse hasta que llegaron las Finales de la NBA contra los Phoenix Suns, en las que ya flirteaba con la idea de su primera retirada.
El lado oscuro del Jordan humano
Las historias del celebrado libro de Sam Smith, periodista del Chicago Tribune, ponen al vestuario en jaque. Los jugadores se acusan los unos a los otros por revelar algunos de los secretos mejor guardados de la plantilla, y muchos señalan a un Horace Grant que se defiende de las acusaciones en el metraje. En todo caso, Smith asegura que las revelaciones conseguirán lo contrario al que la gente piensa, unirán más al grupo con el objetivo de repetir campeonato.
El libro, sin duda, es un excelente trabajo de investigación y un ejercicio de revelación de la verdadera historia de los Bulls, que incluso parece endulzada en el actual documental que nos muestra la ESPN y la liga. Muchos de los detalles más oscuros del éxito se esconden en las páginas de un libro que ahonda más que ningún otro trabajo en el lado humano de MJ y cualquier persona. En defintiva, Jordan era humano, aunque siempre se ha venido el relato de la mística y la religión. “Si pudiera hacerlo todo de nuevo, no me gustaría ser el modelo a seguir”, reconoce Mike desde su sillón de entrevistado.
La adicción, ¿apuestas o competitividad?
Otro libro, esta vez de Richard Esquinas, un excompañero de golf de Jordan, afirma que el astro le debía más de un millón de dólares por sus partidas y su afición por apostar dinero en cualquier cosa. Lo cierto es que la ESPN no maquilla este hecho, y en el metraje vemos a un Jordan juguetón que se juega dinero a ver quién lanza un centavo más cerca de la pared con uno de sus guardaespaldas.
La narración también explica la aparición de Jordan como testigo ante la justicia por su relación con un criminal convicto. Ante el juez, Mike tuvo que reconocer que escribió un cheque al convicto porque había contraído una deuda con este en alguna de sus apuestas. John Paxson, base de los Bulls, siempre le preguntaba a Jordan porque quería jugar contra ellos al Blackjack cuando tan solo se jugaban un dólar. “Porque quiero tener tu dinero en mi bolsillo”, le contestaba el astro. En una entrevista de archivo, vemos a un Jordan pensativo que asegura que su problema no es con las apuestas, sino con la competición: “Puedo parar de apostar. Tengo un problema con la competitividad”.
Barcelona, escenario del Dream Team
La cinta, en su narración del cambio de generación en la liga, repasa los hechos de Barcelona 92. La ciudad aparece como escenario del mejor equipo de baloncesto jamás juntado, y de nuevo el relato viaja hacia el enfrentamiento de las estrellas de ese equipo con Isiah Thomas. Según Jordan, él no dijo que no quería a Thomas en el equipo, aunque sin duda le odiaba como afirma en el metraje. Según los expertos, nadie quería a Thomas.
Jordan recuerda con una sonrisa su tiempo en Barcelona, y se le ve bromeando con Charles Barkely y Magic Johnson en varios momentos. Otra parte importante del relato se centra en otra confrontación, la de Pippen y Jordan con Toni Kukoc, que después se convertiría en su compañero en los Bulls. El único motivo por el que se picaron, según ellos, fue porque era el elegido de Jerry Krause para el futuro de la franquicia. Kukoc se quedó de piedra, pero al menos hizo un buen papel en la final y se ganó el respeto de sus futuros colegas.
El entrenamiento de Montecarlo
En los prolegómenos de la cita olímpica tuvo lugar el que muchos han descrito como mejor partido de la historia del baloncesto. No fue ni un amistoso ni nada parecido, sino un simple cinco contra cinco de entrenamiento en Montecarlo. Entre casinos, puros, modelos y lujo, Magic Johnson tuvo la idea de picar a Michael Jordan cuando su equipo perdía de ocho. Y lo que vino después fue un recital del 23 que dejó a sus compañeros enmudecidos.
“Estamos en los noventa”, gritó Jordan al ganarle la partida al equipo de Magic, que entendió lo que le quería decir alto y claro. No era broma, ni mucho menos. Jordan quería dejar claro que el tiempo de Bird, Johnson y compañía había caducado, este era su equipo, su reinado, su época. Por suerte, Magic supo rebajar la tensión en el autobús que les devolvía al hotel. El resto es historia: un equipo, ocho exhibiciones y un furor que dio la vuelta al planeta con Barcelona de fondo.
Triplete, alivio, ¿retirada?
El final de la tercera entrega de The Last Dance repasa las increíbles Finales de 1993 contra los Phoenix Suns de Charles Barkley, y se ve a un Jordan exhausto de todo cuando por fin consiguen el ansiado y esperado tercer título. Con ese anillo, Jordan consigue tres títulos consecutivos, una gesta que ni Bird ni Johnson consiguieron en su momento. Como MJ reconoce, eso le quitó un peso de encima, y aunque no lo hemos visto todavía, la narración se para antes de su primera retirada. Será lo siguiente en venir la próxima semana.
Source link