Los Golden State Warriors, como Jordan Poole, se van de un extremo al otro, sin ese gris que ponga ese punto de cordura. O enamoran o desesperan. O están eufóricos o deprimidos. O pegan una paliza o la reciben. Y suele pasar que los Warriors de la buena cara suelen hacer acto de presencia en San Francisco, donde anoche, con ese torrente de energía e inspiración con el que juegan en casa, como si sólo les estimulara el amable clima de la Bahía, desbordaron sin Stephen Curry a los Memphis Grizzlies de un excelente pero insuficiente Ja Morant y un buen Santi Aldama (123 – 109).
Lo hicieron con el Jordan Poole ‘huracanado’, el que lo entra todo -32 puntos con un 11/25 en tiros-, y con un muy animado Klay Thompson, 24 tantos pese a su 8/25 en tiros de campo y su 3/12 en triples. Los mejores Warriors volvieron, como suelen, en casa. Y fue por Navidad en un intenso enfrentamiento en el que la temperatura fue subiendo con constantes protestas al árbitro y Dillon Brooks quejándose de una supuesta simulación de Thompson en las faltas. “Lo de Klay ha sido un circo”, lamentaba.
Los Grizzlies no guardarán buen recuerdo de su primera experiencia en Navidad, primera vez que jugaban en tal señalado día. Morant no puede cargar con todo y faltaron más alternativas más allá del explosivo base, con 36 puntos -15/29 en lanzamientos-, 8 asistencias y 7 rebotes. Mientras le sustituyó Tyus Jones, a pesar de sus 13 tantos, el equipo de Taylor Jenkins se atascó, a pesar de la aportación entre comillas de Dillon Brooks, 13 puntos pero un 4/12 en lanzamientos, y Jaren Jackson Jr, muy limitado por las faltas. Morant añora lo que le llega a liberar Desmond Bane, recién regresado de lesión y paupérrima actuación con un 2/13 en tiros y un 0/7 en triples para 9 puntos.
Aunque en muchos momentos la renta por debajo de los 10, Memphis nunca se vio realmente cerca de arruinar un Día de Navidad ideal para los Warriors, que horas antes anunciaban los progresos positivos en la lesión de un Curry se que se perdió su quinto encuentro.
Santi Aldama fue uno de esos pocos jugadores de los Grizzlies con el arrojo y el talento para aportar más allá de Morant con 9 puntos, 2 rebotes, 2 asistencias, 1 tapón y 1 robo en 20 minutos desde el banquillo. El canario fue el único de la franquicia de Tennesee capaz de firmar una buena serie de triples con un 3/6 en contraste con el 2/10 de la estrella de Memphis. Mantuvo un más que interesante y apasionante duelo con un Draymond Green al que se lo puso ciertamente difícil, sin achantarse lo más mínimos en el contacto.
Dolido por el tapón que le metió el español, quien además le endosó dos de sus triples, Green celebró por todo lo alto que a Aldama le señalaran una falta en ataque en una jugada defendida por él, síntoma inequívoco de que el canario le había tocado la fibra.
El siempre intenso interior de los Warriors se lució, anotando sólo 3 puntos, pero un doble-doble de 13 rebotes y 13 asistencias, sacando a relucir su inteligencia, fundamental sobre todo en ausencia de Curry, que se lo miraba entre risas en la grada, con una vistosa americana verde y un elegante jersey de cuello alto, a la altura de su categoría de señor de los triples. Más pinta también de mentor que ningún día, cogió en algún aparte para darle algún que otro consejo a Poole.
Los de Steve Kerr, como suele ocurrir siempre que juegan en su dulce hogar, tuvieron uno de esos días en los que todo fluyó con su juego coral, dando con ese pase extra, volviendo locos a los Grizzlies sobre todo con sus múltiples jugadas de mano a mano y salidas de indirectos. Los tan criticados ‘niños’, se comportaron, 14 puntos para un Ty Jerome que sumó el mejor más-menos del equipo (+23), 11 para Anthony Lamb y 10 para Moses Moody. Otro joven aunque con cierta experiencia ya como Donte DiVincenzo -incorporado este verano-, se apuntó 19 tantos en su mejor partido de la temporada para continuar con su crecimiento en la Bahía.
Morant deleitó con su habitual festival pero echó en falta más colaboración de sus compañeros y los ajustes defensivos de los Warriors le fueron poco a poco atenuando, 14 puntos en la segunda parte tras los 22 de la primera. La cantidad de recursos del base para resolverlo todo solo ante una zona con tamaño como la que propusieron los Warriors está al alcance de pocos entre su facilidad para cambiar de dirección, su fortaleza y habilidad para sacar tiros al contacto y ese tiro flotante que pasa por encima de cualquiera y tantos puntos le da, pero Golden State subrayó su gran punto débil, los triples, con ese 2/10 para un 33% de temporada.
Una faceta que le haría todavía más demoledor, ya que cuando ya no tiene ese punto de frescura para penetrar pierde eficacia y los rivales, sabiendo de sus dificultades desde el perímetro, le esperan en lugar de tapar el tiro y quedarse más desprotegidos ante una posible entrada a canasta.
Morant, aunque no se le pudo pedir más, también suspendió en la dirección, con 8 asistencias pero 6 pérdidas. Entre Green, Jonathan Kuminga y Kevon Looney, en función de quien estuviera en la cancha, le acabaron limitando estos Warriors que siguen sin decantarse, los alegres y de toda la vida en casa (13-2) pero los tristes y decadentes lejos de San Francisco (3-16), la gran y seria amenaza del futuro del campeón.