LeBron está enfadado, se siente frustrado, incluso da la impresión a veces que harto. Lo intenta hacer todo pero aunque trate de serlo todo -líder, base, tirador, pívot…-, hay días que, por mucho que se rebele contra la realidad, no puede hacer nada, contagiándose incluso de la tristeza de su tropa acumulando pérdidas al final -hasta 6-, porque los Heat, como todos, ya saben que las amenazas son él y poco más. LeBron, a un día de cumplir los 38, luce fuerte pero los Lakers son un equipo enclenque fácil de desmontar. Tras la alegría de Orlando, los Miami Heat refrescaron las miserias de los de púrpura y oro (112-98), que son más aún sin Anthony Davis a pesar de otra entrega de fuerza y obstinación de ‘The King’, con 27 puntos (10/18 en tiros), 9 rebotes y 9 asistencias, con 15 tantos, 8 pases de canasta y 4 capturas para Russell Westbrook.
“Pienso en eso, no quiero terminar mi carrera jugando a este nivel desde un aspecto de equipo. Soy un ganador. Y quiero ganar y darme la oportunidad de ganar y todavía competir por un título… Jugar a baloncesto a este nivel sólo para jugar a baloncesto no está en mi ADN. Ya no lo estará más”, afirmó LeBron en una respuesta conmovedora, respondiendo en cierto modo a todos aquellos que se preguntan si le merece la pena, a sus casi 38, partirse la cara por estos Lakers. No obstante, con una sola victoria en los últimos seis encuentros, la amenaza de ver los play-offs desde el sofá por segundo año seguido -los Lakers son antepenúltimos en el Oeste con 14-21-, se hace cada vez más latente para el ‘Rey’.
“Todavía quiero competir por un campeonato, no juego sólo por jugar”
La defensa de la franquicia angelina, su gran sustento a falta de talento, empezó bien pero luego sólo pudo que ver pasar sin poder hacer nada a Jimmy Butler -27 tantos con un 11/18 en TC-, y Bam Adebayo –23 con un 10/16 en lanzamientos y 14 rebotes-, abierta la veda de la pintura con hasta 52 puntos recibidos cerca del aro sin Davis, aunque tampoco ‘delicadeza’ ninguna los Lakers para cuidar el balón, acumulando 24 pérdidas frente a las 5 de Miami que, aparte de lo que se ha perdido por el camino con la lesión del pívot, señalaron lo que no se hizo en verano. Comparaciones odiosas en la dirección del juego cuando a los de Florida les faltó Kyle Lowry, baja por razones personales.
LeBron James, cubriendo hasta lo que no le toca, tuvo que hacer de pívot en el último cuarto -95-78 para los de Spoelstra-, con la exigencia añadida que ello supone en un back-to-back con casi 38 castañas. No se le puede negar a Thomas Bryant su esfuerzo para llenar el vacío de Davis -11 tantos con un 5/6 en tiros y 8 rebotes-, pero su defensa fue un agujero negro por el que hurgaron una y otra vez los Heat, acabando con un -22 –el peor de los Lakers-, como muestra de ello. Su defensa en drop -hundida-, en el pick and roll como hombre grande, fue un facilitador de puntos para Miami pese a que empezó fallando tiros sobre todo por mediación de Tyler Herro en la salida tras bloqueo.
Bastó un primer tiempo muerto de Spoelstra para que Miami reordeanara su ataque -33-25 ya al final del primer cuarto-, y empezara a mover más el balón, dividiendo y penetrando y empezando a variar las localizaciones donde ejecutar el pick and roll -bloqueos más altos para encontrar más espacio para penetrar o en el perímetro para tirar de tres, sobre todo Herro-, así como la manera de finalizarlos, con pase tras bloqueo o desde el ‘roll’ corto. Adebayo hizo mucho daño en ese contexto y con su movilidad a Bryant, sin que Wenyen Gabriel pudiera ofrecer algo distinto.
La mayor versatilidad de LeBron para cambiar en el pívot, junto también al 4/5 en triples de Troy Brown Jr. (14 tantos), permitió a los Lakers en parte zanjar el problema en ese último parcial, llegándose a poner a 7 (105-98) con 4 minutos por delante, clavando la daga de la sentencia un Tyler Herro que acabó con 18 puntos con un 6/17 en lanzamientos y un 3/7 en triples, sumando todo el quinteto titular de Miami dobles dígitos con los 13 de Caleb Martin y los 12 de Gabe Vincent, que contrastaron en los Lakers con los 6 de Patrick Beverley y los 0 de Loonie Walker IV. No es el de anotar el rol de Beverley, pero, tras su buen trabajo sobre Paolo Banchero -4 tantos para el número 1 del draft-, su defensa perimetral dejó mucho que desear, mientras que Walker, casi 15 puntos de media este curso, se quedó a 0 por primera vez en esta campaña.
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Ante Miami, el equipo de la NBA que más posesiones defiende en zona, evidenciaron los Lakers que descifrar una zona es como interpretar un jeroglífico para ellos, como si todos se quedaran como pasmarotes mirando a la espera de lo que haga LeBron, al que se le exige que penetre que juegue en el poste, penetre, tire y lo que sea. O la chispa de Russell Westbrook, apenas el único sistema de la segunda unidad de unos Lakers a los que duele ver mover el balón. Hasta hay veces que parezcan una broma, dos triples seguidos en ‘airball’ por Schröder pese a sus 15 tantos y Beverley-, para echar toda la operación remontada a perder. Una desagradable inocentada en la noche de los Santos Inocentes para LeBron, que sólo se ríe de ironía y desesperación.