Los militares brasileños se suman a la embestida de Bolsonaro contra el voto electrónico

Walter Souza Braga Netto, ministro de Defensa de Brasil, en Brasilia, el pasado 22 de julio.
Walter Souza Braga Netto, ministro de Defensa de Brasil, en Brasilia, el pasado 22 de julio.ADRIANO MACHADO / Reuters

El ministro de Defensa de Brasil, el general Walter Braga Netto, envió un mensaje al presidente de la Cámara de los Diputados, Arthur Lira, en el que amenaza la celebración de las próximas elecciones, según un reportaje publicado por O Estado de São Paulo este jueves. Según el periódico, el ministro le pidió que avisara, a quien le pudiera interesar, que no habría elecciones en 2022 si no se implantaba el voto impreso y auditable. Lira, responsable de organizar el orden de las votaciones en la Cámara de los Diputados, donde se cursa la propuesta defendida por Bolsonaro, recibió el mensaje el pasado 8 de julio a través de interlocutores y consideró que la situación era “muy grave”, según el periódico.

El reportaje ha generado una nueva crisis en torno al Gobierno y ha provocado que todos los poderes intenten apagar el fuego. Todos los implicados han negado la existencia de tal mensaje, pero, aun así, ha aumentado la tensión y la desconfianza hacia los militares, cuya credibilidad ya se perdió cuando abrazaron las tesis del Gobierno.

Tras la publicación del reportaje, el general ha negado haber enviado un mensaje a Lira, pero ha institucionalizado la defensa del voto impreso. “El ministro de Defensa informa que no se comunica con los presidentes de los poderes públicos a través de interlocutores”, ha afirmado Braga Netto. “El Ministerio de Defensa reitera que las Fuerzas Armadas siempre actúan, y actuarán, dentro de los límites de la Constitución”, dijo. “Creo que todos los ciudadanos desean una mayor transparencia y legitimidad en el proceso de elección de sus representantes en los poderes Ejecutivo y Legislativo. La discusión sobre el voto electrónico auditable por medio de recibos impresos es legítima, es la que defiende el Gobierno Federal, y el Parlamento brasileño, responsable de decidir sobre el tema, la está analizando”, agregó para defender el voto impreso.

Antes, al llegar al ministerio, el general solo había dicho que era una “invención”. Por otro lado, el presidente de la Cámara, Arthur Lira, aliado de Bolsonaro, ha publicado en Twitter un mensaje en el que no ha confirmado ni desmentido el incidente. “A pesar de lo que salga o no en la prensa, el hecho es que el pueblo brasileño quiere vacunas, quiere trabajo y juzgará a sus representantes en octubre del año que viene a través del voto popular, secreto y soberano”, escribió.

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El magistrado Luis Roberto Barroso, presidente del Tribunal Superior Electoral, que ha respondido en otras ocasiones a los discursos del presidente que ponen en entredicho la credibilidad de las urnas electrónicas, ha acudido a la misma red social y ha puesto paños calientes. “He hablado con el ministro de Defensa y con el presidente de la Cámara y ambos han negado rotundamente cualquier episodio de amenaza a las elecciones”, ha escrito el magistrado.

El mensaje de Braga Netto es un paso más en la creciente amenaza que Bolsonaro viene haciendo a las elecciones y a la democracia. El mismo día en que el diputado Arthur Lira habría recibido el mensaje del general, el 8 de julio, el presidente dijo públicamente lo mismo que su ministro. “O hay elecciones limpias o no hay elecciones”, dijo Bolsonaro a sus partidarios.

El presidente ha puesto en duda la integridad del proceso electoral desde que salió elegido, sin haber presentado nunca pruebas. Pero en los últimos meses, ha tratado insistentemente esta cuestión en sus discursos, en los que reafirma que las elecciones deben ser auditadas para que puedan celebrarse. El 6 de mayo, dijo en una transmisión en directo en sus redes sociales: “Habrá voto impreso en 2022 y punto”, dijo. “Si no hay voto impreso, es señal que las elecciones no se van a celebrar. Ya lo he dicho”.

Esta escalada de la amenaza a las elecciones está impulsada por tres factores principales. El primero es la popularidad del Gobierno, que ha caído en picado en los últimos meses. El sondeo más reciente del Instituto Datafolha, realizado a principios de julio, muestra que el rechazo a Bolsonaro ha alcanzado el récord del 51%. El segundo factor, y quizás el más importante para que los militares empiecen a sumarse a la amenaza de las elecciones del año que viene, es la Comisión Parlamentaria de Investigación de la Pandemia. A medida que avanzan las investigaciones, se hace evidente la nefasta gestión de la crisis sanitaria, que se suma a las fuertes sospechas de corrupción en la negociación de las vacunas y a la mal contada historia de la producción de cloroquina por parte del Laboratorio del Ejército. El cerco de la comisión de investigación se ha ido estrechando no solo en torno al presidente, sino también a los altos mandos militares.

El Supremo sigue con los ojos bien abiertos los movimientos del Gobierno que amenazan la democracia. El pasado día 13, el presidente de la Corte, el magistrado Luis Fux, se reunió con Bolsonaro para abordar la crisis entre los dos poderes y le pidió “respeto a las instituciones y a los límites impuestos por la Constitución Federal”. En la reunión no se terminó de hablar del tema y habrá un nuevo encuentro que contará con la presencia de los presidentes de la Cámara, Arthur Lira, y del Senado, Rodrigo Pacheco.

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