Los militares intensifican la represión contra políticos y manifestantes en Sudán


El Ejército de Sudán ha intensificado desde la noche del martes la campaña de arrestos de líderes políticos y activistas y la represión contra los manifestantes en un intento, por ahora ineficaz, de consolidar su autoridad tras el golpe de Estado llevado a cabo el pasado lunes contra el Gobierno y el proceso de transición hacia la democracia. El país volvió a vivir ayer una jornada marcada por una gran huelga general, acciones de desobediencia civil y movilizaciones populares en defensa de una transición civil y democrática, mientras que la comunidad internacional continúa adoptando medidas para estrechar el cerco a los militares y tratar de forzarlos a rectificar.

El Ejército sudanés anunció el lunes la toma del poder en el país y la disolución de los principales órganos de la transición iniciada en Sudán en el verano de 2019 después de la caída del exdictador Omar al Bashir tras meses de protestas masivas. El general Abdel Fattah Al Burhan, líder del golpe, declaró el estado de emergencia y la suspensión de artículos clave del documento que servía de Constitución en la transición, horas después de que varios altos cargos civiles del Ejecutivo, incluido el primer ministro, Abdallah Hamdok, hubieran sido arrestados.

Entre las figuras más prominentes que han sido detenidas entre la noche del martes y ayer por los militares se encuentra Sediq al Mahdi, un líder del Partido Umma, uno de los mayores de Sudán, y hermano de la ministra de Exteriores del país, Mariam al Sadiq, según confirmó su formación. También han sido arrestados Imsail Al Taj, un destacado dirigente de la Asociación de Profesionales de Sudán, clave en las protestas contra Al Bashir y contra el golpe de Estado; Khaled al Silaik, un antiguo asesor de Hamdok, y varios miembros de un comité encargado de desmantelar el régimen de Al Bashir.

Al jefe del Gobierno civil disuelto por los militares se le permitió regresar finalmente a su casa, tras haber sido arrestado. El general al frente del golpe afirmó el martes que Hamdok estaba en su residencia y no había sufrido daño. El primer ministro depuesto de momento no ha sido visto ni ha emitido comunicado alguno.

Pocas horas después de su vuelta a casa, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, aseguró en su cuenta oficial de Twitter haber hablado con él por teléfono y haberlo hecho sobre “la lucha del pueblo sudanés por la democracia y la necesidad de volver a un liderazgo civil” en Sudán, informó la agencia Efe.

Desde la noche del martes se han difundido en las redes sociales nuevas imágenes que muestran un imponente despliegue de fuerzas militares y de seguridad en la capital, Jartum, que restringe la circulación, golpea a ciudadanos y ha disparado a manifestantes. Las imágenes y relatos sobre la brutalidad de la represión pudieron circular debido a un restablecimiento momentáneo de la señal de Internet, que ha permanecido severamente interrumpida desde la madrugada del lunes, lo que dificulta hacer un seguimiento de la actuación de las fuerzas de seguridad.

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Uno de estos episodios violentos tuvo lugar en el complejo de la Universidad de Jartum, donde un grupo de soldados irrumpió en los dormitorios de los estudiantes, que sufrieron palizas, vejaciones y el saqueo de sus pertenencias, según denunció el Ministerio de Información de Sudán. Hasta ahora, el Sindicato de Doctores del país ha registrado cuatro muertos por heridas de bala, pero se teme que la cifra sea más elevada —otras fuentes elevan al menos a 10 las víctimas mortales y hablan de cientos de heridos en las protestas—.

Desobediencia civil

Ante el aumento de la violencia por parte de los militares —que cuentan con el apoyo de las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido—, la Asociación de Profesionales de Sudán ha hecho un llamamiento a los manifestantes para que no se enfrenten a ellos y se opte en cambio por mantener las huelgas y las acciones de desobediencia civil. En esta línea, la organización ha instado a formar “millones de pequeñas sentadas” por todo el país, mientras crecen las llamadas a una protesta masiva el próximo sábado.

Fuera de Sudán, el Consejo de Paz y Seguridad de la Unión Africana, que celebró ayer una reunión para abordar la situación en el país, ha condenado la toma del poder por los militares y ha decidido suspender, con efecto inmediato, la participación de Sudán, el tercer país en extensión del continente (con 43,8 millones de habitantes), en todas sus actividades. El Banco Mundial también informó ayer de que el lunes interrumpió los desembolsos de todas sus operaciones en Sudán.

Por su parte, el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, afirmó en una rueda de prensa el martes que Washington está en estrecho contacto con los países del Golfo, que en los últimos años han cultivado buenas relaciones con los generales en Sudán, para presionar a los militares.

El lunes, el Ministerio de Exteriores de Egipto, otro cercano aliado de los uniformados sudaneses, reveló que también había recibido una llamada del enviado especial de Estados Unidos para el Cuerno de África, Jeffrey Feltman. Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Egipto, al igual que Rusia, han evitado condenar el golpe, pero tampoco han expresado por ahora su apoyo explícito, que muchos creen clave para asegurar la estabilidad de los generales.

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