Los misterios de la Sábana Santa

Todavía hoy, después de numerosas investigaciones, estudios y análisis, la Sábana Santa continúa escondiendo un buen número de misterios. Esta reliquia para los cristianos guarda una serie de secretos que la ciencia actual aún no ha sido capaz de desvelar.

Se supone que esta sábana es la que compró José de Arimatea para envolver a Jesús al descolgarlo de la cruz. Con ella escondió su cuerpo en un sepulcro excavado en una peña sobre el que hizo rodar una piedra para hacerlo inaccesible. Así al menos se extrae del Evangelio de Marcos.

Según la tradición, el apóstol Tadeo llevó esta sábana a lo que hoy es Urfa, en Turquía, entonces Edessa. Se dice que fue localizada por el Rey Agbar en el siglo II, y fue curado por ella, hecho que lo cristianizó.

Luego, la sábana es escondió y aparecería en diversas épocas, como el año 525, el año 944 en manos de Romano I Lecapeno de Constantinopla o en manos de Pierre d’Arcis, obispo de Troyes, en 1389.

Cómo es la Sábana Santa

En los últimos años, se ha investigado mucho la Sábana Santa. Por ejemplo, se considera que guarda rastros de los 120 latigazos con que fue castigado Jesús, y se ha descubierto que van en dos direcciones, por lo que debió haber dos verdugos.

Las evidencias más claras las muestra una visión en negativo que realizó Secondo Pia en 1898. Se observan con detalle muchos de los secretos que guarda. Por ejemplo, que el cuerpo de Jesús irradió luz y energía, según análisis atómicos posteriores de la NASA, pues explotó imprimiendo sus pormenores en la sábana por el lado interior.

También se ha descubierto que los restos encontrados en la sábana son de sangre humana del grupo AB. Para ello, usaron microscopios, análisis químicos y ópticos y fluorescencia X. Por eso se considera que sudó sangre, un fenómeno real que se produce en momentos de enorme ansiedad y estrés.

En la sábana se descubre que Jesús debió ser crucificado solo con tres clavos, y no cuatro. Además, se han fijado tan solo cuatro dedos y se ver que los clavos debían tener unos 13 centímetros de longitud clavados en la muñeca más o menos, lugar conocido como espacio de Destot.

El tipo de tejido de esta sábana de lino de 4,36 metros de largo por 1,10 metros de alto y equivale a las medidas que se usaban antaño en Jerusalén. La elaboración parece autóctona y real.

Así pues, ¿es real la Sábana Santa y de verdad perteneció a Jesucristo? Parece que las pruebas miran en esa dirección.


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