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Los misterios sobre Jeffrey Epstein y su fortuna continúan después de su suicidio



Jeffrey Epstein se movía con las élites de Estados Unidos primero y después, gracias a su millonario patrimonio, con las de todo el mundo. Pero su fama como inversor, merecida a no, capaz de manejar productivamente las fabulosas cuentas que dejaban en sus manos sus fabulosos amigos, continúa rodeada de misterios dos meses después de que se suicidara quien pasó a ser el recluso 76318-054 del Centro Correccional Metropolitano del sur de Manhattan. Allí estaba esperando a ser juzgado después de haber sido detenido el 6 de julio acusado de tráfico sexual y conspiración. Según las acusaciones, por las que se enfrentaba hasta a 45 años de cárcel, el financiero y sus empleados había pagado a docenas de chicas menores de edad para mantener relaciones sexuales. 
Epstein se declaró no culpable, pero su suicidio no dice mucho a favor de su defensa. Aunque las víctimas que le acusaron ya no sabrán nunca cuál hubiera sido su condena, la fortuna que fue acumulando a lo largo de los años sigue bajo sospecha, porque quedan las reclamaciones económicas con las que se indemnizará a las víctimas de sus presuntos abusos.
Cuando solicitó libertad bajo fianza para salir de la cárcel Epstein declaró un patrimonio neto de casi 500 millones de euros, según publicó Wall Street Journal, pero los abogados de las mujeres que le acusan dicen que hay mucho más dinero escondido en un entramado difícil de que salga a la luz porque se sospecha de cuentas bancarias fuera de territorio estadounidense, e incluso de fondos de su propiedad que puedan estar en manos de quienes fueron sus socios cercanos o de su único pariente, su hermano Mark Epstein.

La mansión de Jeffrey Epstein en el Upper East Side de Nueva York. GtresOnline

Pese al misterio que ha sido siempre la vasta riqueza de Epstein, muchos conocían su casa en Nueva York. Un edificio de estilo neoclásico francés de siete pisos en el Upper East Side de la ciudad, en el 9 East 71st Street, con unas puertas de roble de más de 4,5 metros de altura y las iniciales de su propietario en la fachada. Un lugar en el que se intentan borrar las huellas de la infamia de los hechos que ocurrieron dentro de sus habitaciones, pero que todavía refleja en la madera de su entrada los mordiscos de las palancas que los agentes del FBI utilizaron para forzarla y poder buscar pruebas contra su propietario. 
Según informa Page Six unos contratistas se están encargando de borrar todo vestigio de su polémico propietario –todo lo que no ha sido incautado como prueba de sus delitos– para que la propiedad valorada entre 50 y 70 millones de euros (según informan distintos medios estadounidenses) se pueda vender. Lo curioso es que según revela una fuente a este portal no se ven contenedores ni movimiento, porque los objetos del multimillonario que aún quedan se “eliminarán dentro de la misma propiedad o amparándose en la discreción de la noche”.
Mark Epstein, el hermano del financiero acusado de pederastia, no se pronuncia salvo para afirmar que se “encuentra muy bien”. Y los expertos legales afirman que “no interesa a nadie que la casa se quede vacía y abandonada”. A su juicio el proceso lógico es que si no existen disputas sobre el testamento, el albacea pueda vender el edificio y sus ingresos se utilicen para pagar los gastos de administración, a los acreedores y a los beneficiarios del testamento. 
Los activos de Jeffrey Epstein nunca han estado claros, pero cuando fundó su propia firma solo aceptada encargos de fortunas que superarán los 1.000 millones de euros. Con lo que no resulta muy difícil imaginar que las facturas por servicios irían en consonancia. Epstein tenía propiedades en Nuevo México, en París y en las Islas Vírgenes, donde era propietario de una isla privada, además de poseer una finca en Palm Beach. Se desplazaba en avión privado y, según informaron en su momento las autoridades federales, tenía al menos 15 automóviles, siete de ellos Chevrolet Suburbans. 
Sus exclusivos clientes preferían guardar el anonimato y solo se conoce el nombre de uno de ellos, Les Wexter el fundador de Victoria’s Secret que supuestamente prescindió de sus servicios hace ya una década después de acusarle de malversar más de 46 millones de su fortuna personal.
Forbes, publicó en 2010 un blog con un contenido muy directo. “El delincuente sexual Jeffrey Epstein no es multimillonario, no genera registros públicos ni se ha publicado su lista de clientes”. En el mismo sentido se pronunció Bloomberg: “Se sabe tan poco sobre el negocio o los clientes de Epstein que lo único que se puede valorar con certeza son sus propiedades”. Pocos días después de su detención era la revista New York la que trazaba teorías sobre los métodos que utilizó Epstein para generar su fortuna: desde un posible fraude similar al de asesor financiero Bernie Madoff, a métodos poco ortodoxos que pasaban por el blanqueo de dinero e incluso el chantaje, para el que podría utilizar la información que él mismo sonsacaba a las jóvenes que ponía a tiro a su corte de ricos amigos para mantener relaciones sexuales. 
Aunque las investigaciones continúan la mayoría de los secretos de Jeffrey Epstein se fueron con él cuando se suicidó el 10 de agosto en el Centro Correccional Metropolitano de Manhattan, y ahora que él no puede hablar pocos de sus adinerados clientes estarán dispuestos a hacerlo.


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