Más allá de una mayor exigencia en los entrenamientos y una dinámica de convocatorias y decisiones técnicas que no comparten, hay otras razones que han motivado que muchas jugadoras de la selección española femenina hayan solicitado públicamente no ser convocadas y hayan explotado contra el seleccionador Jorge Vilda.
Según fuentes cercanas a varias de estas jugadoras, a consulta de MD, aducen que los motivos principales están relacionados con un exceso de control por parte del seleccionador, a veces enfermizo y que incluso llegan a catalogar de “dictatorial”. Por poner algunos ejemplos, y según ha podido saber Mundo Deportivo, Vilda obligaba a las jugadoras a mantener abierta las puertas de sus habitaciones hasta las doce de la noche para comprobar él mismo que estaban allí antes de dormir, una decisión que consideran que atenta contra su intimidad y contra su descanso. De hecho, apuntan estas fuentes, era el propio Vilda quien se encargaba de cerrar la puerta tras comprobar que las internacionales estaban allí. Esta medida, eso sí, fue corregida hace un par de años, después de que las jugadores se quejasen de ello.
También aseguran que el seleccionador les controlaba cuando iban a comprar, hasta el punto de revisarles las bolsas y su contenido, y debían hasta decir con quién se iban a tomar un café. Todo movimiento estaba siempre supeditado a una estricta vigilancia que hacía que las jugadoras se sintieran perturbadas y cohibidas en muchas ocasiones, aseguran.
Según relatan estas mismas fuentes, la dinámica de control de las habitaciones se sigue aplicando en los equipos femeninos de las categorías inferiores.
Ante esta situación, la relación entre Vilda y las futbolistas se ha tensado mucho y para muchas de las internacionales se ha vuelto insostenible y muy difícil de mantener, lo que ha derivado en el e-mail por parte de 15 jugadoras de la selección que han solicitado “no ser convocadas” por cuestiones de salud relativas a su estado “emocional y personal”.