Los Brooklyn Nets funcionan al revés. O, como dice aquel refrán, ‘es para echarles de comer aparte’. Sin el revoltoso Kyrie Irving, sin entrenador definido todavía -coincidiendo ambas circunstancias-, van y suman dos victorias seguidas. Quizá, por el tormento que les produce el base, tan bueno en la pista, tan peligrosamente imprevisible fuera de ella. Dos triunfos, que viendo los rivales, Washington Wizards y Charlotte Hornets en el de anoche (94-98), se podrían decir que tampoco son para tanto. Pero, en tiempos revueltos, cualquier alegría es bienvenida. Sobre todo, si vienen seguidas.
Y afortunados son los Nets de tener a Kevin Durant. Porque fue él el que evitó otro desastre cantado y se intensificaran los ya de por sí tintes dramáticos que impregnan a Brooklyn. Fueron sus 28 puntos pero también su personalidad para imponer su calidad en el momento de más necesidad, con 9 tantos en los últimos 6 minutos cuando los Nets perdían de 10 (77-87), con un triple con el que puso a los de Nueva York por delante con 1:12 por jugar y uno de sus elegantes tiros en suspensión para abrochar el triunfo (96-92 con 32 segundos por disputar).
Fue también una más que convincente actuación del banquillo de los Nets, con hasta 43 puntos, 21 de ellos de Cam Thomas y 11 de Patty Mills, mientras que Nic Claxton, en el quinteto titular, sumó 11 en unos Nets que, a la espera de que se confirme la llegada de Ime Udoka tras el cese de Steve Nash, tienen al técnico asistente Jacque Vaughn a los mandos del banquillo.
En los Hornets, que tenían el partido controlado a falta de 6 minutos para el final, sobresalieron Terry Rozier (25 puntos), seguido de Kelly Oubre Jr. (18), P.J. Washington (18) y Nick Richards (10). Con dos partidos ya sin Irving, será interesante ver en los próximos días si se confirma la positiva tendencia sin el base de unos Nets décimos ahora en el Este con 4-6. Mañana mismo, será un buena ocasión para testarlo: visita a los Dallas Mavericks del ‘indefendible’ Luka Doncic.