Los partidazos de la Era Simeone (I): Primer título


El Atlético de Madrid de Diego Pablo Simeone, tras más de ocho años ya en el equipo, ha dejado para el recuerdo grandes noches. La vivida hace unos días ante el Liverpool no es la única. En estos cursos, partidazos, gestas y grandes recuerdos.



Quizás el primero de todos fuese la final de la Europa League que el equipo colchonero disputó el 9 de mayo de 2012, ante el Athletic de Bilbao, en el Estadio Nacional de Bucarest.

Aquel partido quizás sea el origen de la época de éxitos de la era Diego
Simeone y del salto que dio después el equipo rojiblanco hasta colocarse en la elite europea. Para llegar a la final el equipo rojiblanco, que meses antes estaba en la más absoluta depresión deportiva y anímica que provocó el despido de Manzano, y la llegada de Simeone, tuvo que dejar en el camino a rivales que meses antes parecían lejos de sus opciones. Lazio, Besiktas, Hannover, Valencia


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Pocos daban un euro por los rojiblancos, tampoco en aquella final de Bucarest, porque el Athletic llegaba siendo la sensación de Europa. El Athletic de Bielsa había dejado en la cuneta al Lokomotiv de Moscú con sufrimiento y luego fue coleccionando hazañas contra el Manchester United, el Schalke y el Sporting de Portugal hasta plantarse en aquella final. De la mano del ‘Loco’ era el equipo de moda, estaba en la final de la Copa del Rey… En fin, un equipo que parecía en plena forma.

Pero no hubo final, liderado por los dos golazos del colombiano Radamel Falca
o en la primera parte y cerrada por el 3-0 del brasileño Diego
Ribas, conquistó la Europa
League, el primer éxito como técnico rojiblanco de Simeone.

Bielsa alineó a su once de gala. Al que se conocía todo Bilbao de carrerilla: Iraizoz; Iraola, Javi Martínez, Amorebieta, Aurtenetxe; Iturraspe, Herrera, De Marcos; Susaeta, Llorente y Muniain. Por su parte, el Atlético alineó a Courtois; Juanfran, Godín, Miranda, Filipe; Arda Turan, Gabi, Mario Suárez, Diego Ribas; Adrián y Falcao. Otro once que la hinchada se sabía de carrerilla.

El Tigre empezó a decidir la final nada más comenzar el partido. A os cinco minutos, cogió la pelota en el área, la pisó, se paró, giró y la colocó en la escuadra con la pierna izquierda, en teoría su pierna mala. Un golazo que dio inicio a una noche de ensueño. A la media hora, un fallo de Amorebieta al intentar un regate en su área, acabó con el colombiano marcando otro golazo, pisó el balón cuando parecía que disparaba, los vascos se lanzaron como un ballet al unísono, se giró hacia atrás y fusiló a Iraizoz con otro tiro con la izquierda. En la segunda parte, otro golazo en jugada personal de Diego Ribas cerró la primera gran noche de la Era Simeone.

“Es una situación personalmente muy fuerte por todo lo que quiero al club, por todo lo que me jugaba, la afición esperaba esto de mí, así que me pone feliz. Me siento feliz de entregar al Atlético de Madrid un nuevo campeonato como entrenador”, decía aquel día Simeone, que había aterrizado en el club sólo cinco meses antes. “No tenía ninguna duda de que ganábamos. Veía a los jugadores, el ambiente… El Atlético estaba bien. La noche anterior hablé uno con uno con ellos y me fui a la cama sabiendo que el equipo iba a ganar”, recordó Simeone.

ATLÉTICO DE MADRID 3-0 ATHLETIC DE BILBAO

Atlético: Courtois; Juanfran, Miranda, Godín, Filipe Luis; Mario, Gabi; Diego (Koke, min 89), Arda Turan (Domínguez, min 92), Adrián (Salvio, min 87); y Falcao.

Athletic: Iraizoz; Iraola, Javi Martínez, Amorebieta, Aurtenetxe (Íñigo Pérez, min 46); Iturraspe (Ibai, min 46), Ander Herrera (Toquero, min 62), De Marcos; Susaeta, Muniain y Llorente.

Goles: 1-0, min.6: Falcao, en jugada personal. 2-0, min.34: Falcao, a pase de Arda Turan. 3-0, min.85, Diego, deshaciéndose de Toquero y Amorebieta.

Árbitro: Wolfgang Stark (Alemania). Mostró tarjeta amarilla a Falcao, del Atlético de Madrid, y a Herrera, Amorebieta e Íñigo Pérez, del Athletic Club.

Incidencias: Final de la Liga Europa 2011-2012, disputada en un Estadio Nacional de Bucarest casi lleno con 52.347 espectadores. Noche agradable y terreno de juego en buenas condiciones.



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