Sin Stephen Curry, Klay Thompson, Draymond Green y Andrew Wiggins, los Golden State Warriors recibieron una auténtica e injustificable paliza por parte de los Pelicans en su visita a Nueva Orleans (128-83).
La diferencia de 45 puntos en un triunfo es la segunda más grande para los Pelicans (10-7) en su historia solo por detrás de los 48 puntos de margen que consiguieron ante los Minnesota Timberwolves en un encuentro de 2014.
Los Warriors (8-10) habían jugado el domingo y, con este partido solo 24 horas después, decidieron prescindir de sus cuatro principales figuras por descanso o por pequeñas molestias físicas. En cambio, los Pelicans no ahorraron munición e incluso recuperaron a un Zion Williamson que se había perdido los últimos tres encuentros.
Brandon Ingram (34 puntos, 6 rebotes y 3 asistencias) fue el máximo anotador de los Pelicans junto a Devonte’ Graham (19 puntos, 5 rebotes y 4 asistencias saliendo desde el banquillo).
El español Willy Hernangómez, que no ha tenido muchas oportunidades este año con Nueva Orleans, disputó 7 minutos en los que aportó 5 puntos y 2 rebotes en una serie de 2 de 3 en tiros de campo y 0 de 1 en triples. Por su parte, el puertorriqueño José Alvarado, que ha arrancado la temporada en un gran estado de forma, jugó 16 minutos para los Pelicans en los que consiguió 10 puntos, un rebote, 3 asistencias y 3 robos.
No se puede decir que el duelo estuviera muy disputado ya que los Pelicans llegaron a ganar de 24 puntos en el primer cuarto. El marcador en el descanso reflejaba un elocuente 65-41 y la diferencia para los Pelicans no dejó de crecer hasta el final.
Vigentes campeones de la NBA, los Warriors han empezado la temporada con muchas dudas especialmente fuera de casa. Los de Steve Kerr consiguieron el domingo su primera victoria lejos de San Francisco (EE.UU.) al vencer a los Houston Rockets (120-127) pero tras su humillante derrota ante los Pelicans ahora arrastran un penoso balance de 1-9 fuera de casa.