Los planes de Ana Obregón tras su año más triste


Ana Obregón se encamina hacia la resurrección. O al menos quiere intentarlo. Después de un trágico año en el que perdió a su hijo Álex Lequio a los 27 años por un cáncer, la actriz y presentadora parece haber encontrado en la estela del joven su mejor lanzadera para regresar al trabajo. El primer paso lo dio en las últimas campanadas, donde triunfó y emocionó al público fiel de TVE que, por morbo o empatía, no quiso perderse la lección de coraje que Obregón ofreció. Una noche en la que vestida de un impoluto blanco —color de luto en varios países— reclamó una mayor inversión en la investigación de la enfermedad que le quitó la vida a su hijo. Ahora diseña su regreso a la televisión con varias ofertas sobre la mesa que estudiará detenidamente “muy pronto”, explican desde su entorno.

“Ana está en un momento de absoluta paz”, asegura su representante, Susana Uribarri, quien confirma que la actriz y presentadora ha recibido “miles de proyectos” pero desmiente que ninguno se vaya a realizar de manera inminente, como la supuesta serie que algunos medios dan por hecha para primavera. “No hay nada decidido porque Ana ahora está en modo tranquilidad. En febrero estudiaremos todo más detenidamente”, explica Uribarri. Fue ella quien convenció a Obregón para que despidiera el año en TVE. Igual que aquella noche, Uribarri se mantiene a su lado en todo momento.

La representante la conoce bien y asegura que el trabajo va a ser su verdadera tabla de salvación. “Su hijo ha sido siempre lo más importante para ella, ahora que desgraciadamente ya no está el trabajo va a ser su refugio”, admite en conversación telefónica. Pero eso será más adelante. Todavía se encuentra aterrizando del viaje de adrenalina que le supuso ponerse de nuevo frente a las cámaras para decir adiós al que ha sido el peor año de su vida. Su único hijo, Álex Lequio, fruto de su relación con Alessandro Lequio, falleció el pasado 13 de mayo tras dos años batallando contra el cáncer. Desde entonces se ha mantenido en un segundo plano, intentando recuperarse con ayuda de los suyos, de profesionales y de la meditación, a la que se ha aficionado en este tiempo.

Cumplir el legado que su hijo no pudo terminar es su proyecto más seguro para este 2021. Se trata de la Fundación Aless Lequio, dedicada a la investigación del cáncer y en la que la actriz se encuentra inmersa para sacar adelante. “Espero mi Aless seguir con tu legado solidario con esta fundación a la que dedicaré mi vida y poder aportar mi granito de arena. Continuarás brillando en la eternidad salvando vidas, la vida que a ti te negaron”, ha dicho recientemente en su perfil de Instagram. A esta asociación ha destinado lo recaudado tras su primera entrevista en una revista y parte de lo que ganó por presentar la última noche de 2020 junto a Anne Igartiburu en TVE, cuyo caché no ha trascendido. Aunque todavía está resolviendo el papeleo previo a toda organización, desde su entorno aseguran que ahora mismo es lo que la mantiene viva y en lo que ha volcado las pocas fuerzas que tiene. Eso y sus padres, por los que se deja mimar y a quien ella cuida por ser personas de riesgo en esta pandemia.

La ausencia de Ana Obregón en alfombras rojas, presentaciones y promociones se ha suplido con las publicaciones que la actriz realiza en sus redes sociales, su principal vía de escape en estos meses. Ahí dedica cada uno de sus mensajes a su primogénito. Cuando el pasado miércoles se cumplieron ocho meses de la muerte del joven, la actriz volvió a transformar su dolor en palabras. “Cuando el dolor es devastador es indecible. Ojalá hubiera una palabra que refleje que detrás del dolor más terrible que se puede vivir existió el amor más indescriptible que una persona pueda experimentar. Ojalá llegue el día en que pueda recordarte en paz”, escribió.

Quienes la conocen cuentan que Ana nunca volverá a ser la misma. Poco queda de aquella a la que sus hermanos llamaban “Antoñita la fantástica”, la misma que cocinó una paella a Steven Spielberg, estudió con Lee Strasberg en Nueva York, acaparaba la atención cada verano con sus posados en la playa y la que consiguió tener un reality donde ella era la única protagonista. A sus 65 años, la que es considerada como un icono de la cultura popular española desde los años ochenta y noventa y que ha marcado a varias generaciones no solo con su trabajo sino también con una personalidad que derrochaba alegría, ahora es el fiel reflejo del dolor de una madre que ha perdido a un hijo. Pero los suyos saben que es fuerte y que, pese a que la tragedia ha llegado para quedarse en su vida, un halo de esperanza se abre en su camino después de un 2020 para olvidar, pero que, desgraciadamente, siempre recordará.


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