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Los problemas del Athletic eran conocidos

El Athletic solo compitió de tú a tú contra la Real durante el primer tiempo de la final de Copa disputado el pasado sábado en el Estadio de La Cartuja. Los leones sufrieron una especie de bloqueo general a la vuelta del descanso. Las dos jugadas con polémica en las que se vio envuelto Iñigo Martínez sacaron a los rojiblancos del encuentro. El buen planteamiento y la mejor ejecución del conjunto de Imanol, también.

Los rojiblancos siguen sufriendo más de la cuenta cuando les toca construir ante un equipo replegado. Marcelino, a modo y manera de lo que le sucedió a Gaizka Garitano durante su estancia en el banquillo rojiblanco, no acaba de dar con un doble pivote con garantías suficientes como para gozar de continuidad un partido sí y otro también. Las variaciones en el tándem central de la media son una constante.

El sábado en Sevilla, de hecho, el técnico asturiano cambió a los dos titulares de la jornada liguera justamente anterior frente al Eibar en San Mamés. Unai López, que cometió un error grosero en la jugada que permitió empatar a Kike García, se quedó esta vez en el banquillo. Vesga, su acompañante frente a los armeros en esa misma zona del campo, también.

Vencedor y Dani García disfrutaron así de la oportunidad de formar en el equipo de salida en esta final ante los donostiarras. Ambos tuvieron su zona controlada durante el primer tiempo. Silva, de hecho, apenas apareció en zonas de remate.

Las rápidas transiciones defensa-ataque que tanto le gustan a Marcelino estuvieron en todo momento bien taponadas por Imanol y los suyos. Los jugadores de la Real no tuvieron mayor reparo a la hora de forzar la falta cuando algún león trataba de recibir de espaldas para girarse y dar salida al balón. El colegiado no acabó de percatarse de la situación generada por estas faltas tácticas.

Las estadísticas del partido hablan de una posesión del 42,3% del Athletic, de 200 pases buenos frente a los 345 de su rival y de 22 faltas recibidas y 15 realizadas. Otro dato curioso de esta final es que Unai Simón no tuvo que realizar parada alguna y Remiro solo dos. Los rojiblancos remataron, por tanto, dos veces entre los tres palos y su rival solo una: la del gol de penalti de Oyarzabal.

La estrategia, que tantas alegrías dio al conjunto bilbaíno durante los primeros partidos con Marcelino en el banquillo, tampoco es ya una solución a los problemas con el gol de los leones. Muniain no está en racha. El resto de sus compañeros, tampoco. El Athletic superó, eso sí, a la Real en los saques de esquina (4-1), pero el sistema de contención donostiarra en la estrategia funcionó con eficacia.


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