Marc Gasol revolucionó las redes hace unas semanas cuando unos amigos compartieron sus primeras fotografías postconfinamiento. El pívot catalán está más fino que nunca, un cambio físico que promete dar alegrías a los Toronto Raptors, que buscarán repetir anillo en la burbuja de Disney en Florida.
El cambio de Marc ha llegado gracias a la consistencia que le ha permitido tener el parón competitivo. Sin viajes, sin restaurantes ni hoteles, el jugador ha podido comer bien y con unos horarios muy marcados. Además, evidentemente, ha seguido realizando mucho trabajo de gimnasio por su cuenta.
“Está en muy buena forma, sus habilidades también”, ha explicado su entrenador, Nick Nurse, desde la burbuja. “No hay ningún problema con él”. Tras un año problemático, plagado de lesiones, el cambio de Marc también tiene una lectura en este sentido. Con menos peso, menos carga para sus músculos y articulaciones.
“¿Qué has hecho?”, le preguntó el entrenador al verle. Y Gasol le contestó: “Ha sido el ritmo consistente, el comer a la misma hora cada día, el comer muy saludable, evidentemente”. Este año, Marc se ha perdido 28 encuentros con Toronto por problemas musculares, algo que no le ha permitido alcanzar su pico de rendimiento en la presente campaña. Sus compañeros, después de los primeros entrenamientos, piensan que esto cambiará en los encuentros de Orlando.
“Me encanta, está en modo playoffs ahora mismo”, ha comentado el novato Terence Davis. “Te lo dirá él mismo, pero lleva desde abril en modo playoffs y seguirá así. Se le ve muy, muy bien, se está moviendo muy bien. A mi me parece Marc en su plenitud… da miedo”.
Gasol lleva ya un par de semanas en Florida entrenándose junto a sus compañeros, que bromean con él y le dicen que ahora se parece más a un futbolista del Barça que no un jugador de la NBA. Los Raptors viajaron a la región a finales del mes de junio debido a las restricciones de reunión y viajes en Canadá, más estrictas que las estadounidenses.
En la burbuja, Marc tiene el mismo objetivo que antaño: luchar por el anillo, cueste lo que cueste.
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