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Los Raptors ven la luz ante unos engañosos Hornets

Los Raptors ven la luz ante unos engañosos Hornets

En 10 años, sólo ha habido uno sin play-offs en Toronto, los de 2021. Así que, sobre todo tras un invierno del que sol -inusualmente- ha dimitido no se concibe una primavera sin play-offs. Pero los Raptors empiezan a ver la luz, estampada la segunda victoria consecutiva en casa contra unos nada desdeñables y pegajosos Charlotte Hornets a los que el conjunto canadiense no soltó hasta el último cuarto (132-120) pese a estar entre los cuatro peores equipos de la NBA, penúltimo en el Este con 11-31. Un Este en el que Toronto sube una plaza, undécimo, para avistar ya la décima de play-in (18-23), ocupada por los Bulls (19-22).

Al mando el líder infalible de los Raptors, Pascal Siakam, 28 puntos (10/16 en tiros), 8 rebotes y 7 asistencias. Hizo también una interesante aportación desde el banquillo Juancho Hernangómez, 5 puntos (2/5 en tiros y 1/2 en triples), 5 rebotes y 1 tapón en sólo 11 minutos. El entrenador de Toronto, Nick Nurse, le pide que mejore en el tiro pero reitera su confianza en él en su valoración de la primera parte de la temporada.

El alero promedia un 28,3% desde el perímetro con 1,5 tiros por encuentro pero llegó al 43,8% con 2,8 el año pasado con Utah y al 42% con Minnesota el curso 19-20 con 5 lanzamientos, su mejor campaña desde el perímetro. “Le pido que mejore su eficiencia en los triples, el equipo lo necesita. Pero está haciendo un trabajo realmente bueno en ambos lados de la pista. Es un jugador inteligente, un buen jugador de rol”, destacó Nurse.

“Juancho tiene que mejorar en los triples, el equipo lo necesita”


Nick NurseEntrenador de los Toronto Raptors

Los Raptors, pese a su evidente mejora en el ataque de media pista y una mayor aportación desde el banquillo con los 13 puntos de Precious Achiuwa y los 12 de Chris Boucher, sudó hasta la extenuación para rendir a los Hornets. El equipo del que es propietario Michael Jordan engaña a la vista, pues su juego no es sinónimo de su clasificación. Desprende alegría, la misma que en un vestuario donde, por lo menos antes y después de los partidos, reina el cachondeo y el buen rollo, unas risas por aquí, una peineta por allá.

El ataque produce y transmite alrededor de LaMelo Ball -24 puntos (9/22 en tiros) y 14 asistencias-, con ganas de advertir tras su lesión que es también, a sus 21 años, un proyecto para asentarse entre los mejores bases de la liga, rapidez, multitud de recursos para definir e inteligencia. A su lado, crecen otros jóvenes como P.J. Washington (13 tantos), mientras que un sublime Terry Rozier (33) se entiende con él a la perfección con un veterano de ‘guerra’ de la NBA como Mason Plumlee asentado en la pintura (21 puntos).

“¿El objetivo del futuro? Es difícil decirlo, he tenido jugadores como Gordon Hayward y LaMelo Ball que casi no han coincidido. Las lesiones nos están condicionado”, lamenta Steve Clifford, el experimentado entrenador de unos Hornets que, con las lesiones como atenuante, han retrocedido con respecto a un año pasado en el que llegaron al ‘play-in’.

Charlotte afinó la puntería de tres (15/35 y un 43%), aprovechando cada mínimo espacio que concedió la defensa de los Raptors con dificultades para ralentizar el veloz y dinámico juego del conjunto de Carolina del Norte, obteniendo siempre buenas posiciones desde el perímetro tras jugadas de penetrar y dividir. Y cuando no encontraban el triple, penetración desde el perímetro del jugador que recibía en el lado débil para atacar el 1×1.



Mason Plumlee, aprovechando su mayor tamaño ante unos Raptors sin un pívot clásico tan corpulento, hizo daño en el pick and roll y tras rebote. Pero Toronto no optó por hacerle el efectivo ‘Hack-a-Mason’ por su escasa efectividad con los tiros libres. Y eso que, en relación lanzamientos-acierto-, este curso, con un 60%, es el mejor de su vida. Es la nueva mecánica de los últimos meses: lanzarlos con una sola mano. Igual que Jeremy Sochan, de los Spurs. “Sí, está siendo mi mejor temporada, descubrí esa manera de lanar por mí mismo”, comentaba el pívot a MD antes el partido.

A pesar del buen hacer de Charlotte en ataque, nunca encontraron los de Clifford plan para Pascal Siakam, beneficiado por el buen ‘spacing’ de los Raptors y siempre tan difícil de defender -especialmente cuanto más espacio haya-, por su ligereza y su tamaño (2,03). Era o proponerle un 2×1 o nada. Y cuando eso sucedió, el camerunés siempre encontró al compañero abierto, beneficiándose Gary Trent Jr. (24) y O.G. Anunoby (22) de ello, impresionante el 6/7 en triples del británico. Pídele lo que sea, en defensa o en ataque, y te lo hace.

Como tan bien hace con los pívots grandes, el equipo de Nurse explotó la mayor lentitud de Plumlee castigándole con el tiro de media distancia tras salida del pick and roll y en otras situaciones, como aquellas en las que le forzó a salir a puntear al perímetro. Scottie Barnes se quedó en 7 tantos -más 7 asistencias y 5 rebotes-, pero fue uno de los que más incomodó al ‘center’ de los Hornets con sus penetraciones. El ‘Rookie del Año’ del curso pasado se ha reencontrado alejándose del perímetro y siendo más agresivo en pintura.

Dos triples del ‘clutch player’ de los Raptors, Fred VanVleet (11 tantos y los cinco primeros tiros de tres fallados) y otro de Anunoby lo dejaron todo dicho con el 117-107 a falta de 4:32 para el final. Los Raptors, que como consecuencia de su juego más fluido alcanzaron su máximo de la temporada en triples -20/44 para un excelente 45%-, ya lo ven todo más claro. El jueves repiten en casa ante los Hornets y el sábado vienen uno de los rivales que ya avistan en la riña por los play-offs, esos Atlanta Hawks que ya no son lo mismo tras el berrinche entre Trae Young y su entrenador. Ganar significa definitivamente respirar. El cielo se empieza a abrir en Toronto.




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