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Los Robertson, la extravagante familia de la América profunda que apoya a Trump



A pesar de que son muchos los famosos que critican las políticas de Donald Trump, hay otros que le apoyan e incluso acuden a sus mítines. Este es el caso de la familia Robertson, un clan conformado por más de una docena de miembros —entre hijos, tíos, nietos, abuelos sobrinos y parejas—, que en 2012 saltó a la fama por la serie Duck Dynasty (la dinastía del pato, en inglés) en la que mostraban su vida en West Monroe, en el estado de Luisiana. Un programa como el de Keeping Up With the Kardashians (Las Kardashian, en su versión española), pero con menos glamur y ostentación, protagonizada por una familia sureña con costumbres poco cosmopolitas, largas barbas y ropa de camuflaje, cuya fuente de ingresos es una empresa familiar, Duck Commander, que fabrica principalmente reclamos (silbatos) para patos. El programa estuvo en televisión durante cinco temporadas y terminó de emitirse en 2017. Pero esta familia sigue dando de qué hablar.
Dos de sus miembros más importantes, Phil Robertson, el patriarca de la familia, y su hijo Willie Robertson, el CEO del negocio, acudieron la semana pasada al mitin del presidente estadounidense en Monroe. Allí tuvieron la oportunidad de subir al escenario junto a Trump, a quien abrazaron y dedicaron sonrisas, e intervinieron de forma muy breve. El primero en agarrar el micrófono fue el padre, de 73 años: “Si sois pro Dios, pro americanos, pro armas y pro caza de patos, es todo lo que quiero”. Este se llevó una gran ovación y la aprobación del presidente. Su hijo, de 47 años, añadió: “Si eres creyente y cristiano, no puedo pensar en un presidente mejor”.

La familia siempre tiene comentarios favorables para Trump y celebraron su victoria en las elecciones de 2016. Willie Robertson dijo sobre él ese mismo año: “No es un político y es lo que me gusta de él”. De hecho, uno de ellos, Zach Dasher, sobrino del patriarca, se presentó como candidato republicano al Congreso en las elecciones de 2014. “Durante demasiado tiempo hemos estado de brazos cruzados mientras los políticos de Washington ganaban poco a poco control sobre todos los aspectos de nuestras vidas”, escribió en un comunicado que difundió en sus redes sociales. Su salto a la política le llevó a tomar una difícil decisión: afeitarse la barba que tanto caracteriza a esta familia, además de vestir ropa más acorde con su nueva faceta profesional. No ganó y ha recuperado la barba, aunque sus dimensiones son más cortas que antaño.
Los valores conservadores son una premisa en esta familia de fuertes creencias católicas. Pero no siempre ha sido así. En su juventud, el patriarca estaba lejos de ser la figura de buen cristiano que representa hoy. Borracheras y pelas eran su día a día. En una entrevista en la NBC, su mujer, Kay Robertson, confesó que en aquella época rezaba constantemente a Dios para que su marido se convirtiera. Y se obró el milagro. Desde entonces, Phil Robertson es un devoto cristiano, en contra del aborto y de la homosexualidad. A finales de 2013, en una entrevista en la revista GQ, llegó a comparar las relaciones homosexuales con el bestialismo y no entendía por qué los hombres gays no encontraban atractivas a las mujeres: “A mí me parece que una vagina es más deseable que un ano”. Los comentarios generaron una crisis en la cadena que emitía el programa, A&E, que expulsó temporalmente al patriarca. Sin embargo, la negativa del resto de la familia de seguir grabando episodios, las quejas de los seguidores y los éxitos de audiencia —el capítulo más visto consiguió congregar frente al televisor a 11,8 millones de espectadores— hicieron cambiar de opinión a la compañía en tan solo una semana. Eso a pesar de recibir mensajes de desaprobación de famosos como el actor Charlie Sheen, que llegó a escribir que Phil Robertson había ofendido a varios amigos suyos que no tenían el mismo alcance que él.
Pero el verdadero protagonista de la serie es su hijo Willie Robertson. En los rótulos que el programa utilizaba para presentar a cada uno de los personajes siempre era en función del parentesco que tenían con él: “hijo de Willie”, “padre de Willie”, “hermano de Willie”… Su presencia en el debate sobre el estado de la Unión en 2014, invitado por un miembro del Capitolio en representación de Luisiana, fue muy llamativa. A pesar de que la mayoría de los asistentes acudieron con trajes, él fue fiel a su estilo, al que añadió un pañuelo con la bandera de Estados Unidos (al igual que en el mitin de Trump). Acudió con su esposa, Korie Robertson, y ambos no pararon de posar con todo aquel que quería inmortalizar el momento.
Este matrimonio tiene seis hijos, un de ellos adoptado, pero su hija más popular es Sadie Robertson, de 22 años. Al igual que Kim Kardashian y Rob Kardashian, participó en el concurso Dancing with the stars (Bailando con las estrellas, en su versión española), en 2014. Quedó segunda en la competición, detrás del actor Alfonso Ribeiro, de El príncipe de Bel-Air. Su baile inspirado en el universo del videojuego Mario Bros fue todo un éxito en YouTube. No obstante, en el programa también presentó números que eran un homenaje a su familia —para el que ella se vistió de pato y su bailarín, de cazador— o una recreación del Génesis, al caracterizarse de Adán y Eva. Como todos los Robertson, es creyente y tiene un canal de YouTube y un blog donde habla de Dios a sus seguidores. En 2017, reveló haber sufrido desórdenes alimentarios: “Fue oscuro. Fue horrible. Fue verdaderamente difícil. Se formó en secreto. Estaba escondido… Mi autoestima estaba demolida y empecé a dejar de ver mi verdadera identidad”.




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