El león es el rey de la sabana y, por lo tanto, no deja que nadie ni nada amenace un estatus que se remonta hasta el comienzo de los días. Es una jerarquía innata y que le acompaña desde el principio de la historia. En la Real, los rugidos llegan desde Beniel, de la boca de un Portu que ya amenaza con elevar las prestaciones que ofreció la temporada pasada. Contra el Betis, el murciano puso su firma por tercera vez en seis jornadas, unas cifras que le colocan en camino de superar el registro del año de su debut: siete goles en 35 apariciones en Liga.
A pesar de que en pretemporada la amenaza de una elevada competencia hizo tambalear su posición dominante en los planes de Imanol, no solo por el retorno de un Merquelanz que se mantiene en un segundo plano, a la espera de que el físico le termine respetando, sino por la presencia de Januzaj, Barrenetxea o Roberto
López, Portu ha empezado el curso rugiendo con furia, con hambre, enseñando las uñas. No está dejando escapar a ninguna víctima y parece que la cena no ha hecho más que empezar.
No está notando la falta de aliento de los aficionados, ni tampoco necesita que le contagien una emoción que desprende a raudales. Contra el Betis, el de Beniel demostró que sigue siendo pura pasión. Carácter, velocidad y don de la oportunidad se volvieron a dar la mano para fabricar un ataque de quilates que empieza a funcionar sin importar qué piezas se han colocado sobre el tapete.
Con su capacidad para ganar la línea de fondo, su conexión con un Gorosabel que se está mostrando intratable y con un Oyarzabal que, en silencio y sin levantar la voz, continúa construyendo con letras de oro su historia en la Real, el murciano volvió a dar otra clase de pundonor en el Benito Villamarín. No dejó que Álex
Moreno, Sidnei o Bartra se le subieran a las barbas, optó casi siempre por la solución más sencilla y dejó que otros se ocuparan de la escuadra y el cartabón.
El primer gol de la Real es el ejemplo más redondo de que la sencillez a veces gana el pulso con holgura, de que el camino más corto casi siempre suele ser el correcto. Tres toques y balón al fondo de las redes de Bravo. En cuanto vio el balón largo de Monreal a Oyarzabal, Portu se lanzó hacia los dominios del exguardameta de la Real con confianza y por el sendero del medio. Sabía que ‘Miki’ no le iba a fallar.
Efectivamente, el capitán levantó la vista y sin entretenerse en un control que le hubiera hecho perder toda la ventaja, mandó el balón con potencia a la olla del área del Betis. El león es el rey de la sabana y muchas veces también es el más rápido. Ni Bartra ni Sidnei pudieron pararle. Un rugido espléndido en el momento preciso.
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