El documento presentado este jueves por el Ministerio de Educación con 24 propuestas para reformar la profesión docente es considerado “insuficiente” por los sindicatos de enseñanza. Comisiones Obreras, CSIF y UGT han reclamado que el nuevo estatuto docente regule las condiciones laborales y salariales, que apenas se mencionan en el texto presentado por el Gobierno de forma simultánea a los sindicatos y a las comunidades autónomas. Educación considera que el texto es un punto de partida para ir negociando y plasmando en diversas normas cuestiones como la formación inicial y permanente de los docentes, el acceso a la profesión y el desarrollo profesional, tal y como prevé la ley educativa aprobada hace un año.
Entre las novedades que introduce el documento figuran el establecimiento de un examen especial para acceder a carreras de educación infantil y primaria, el endurecimiento de las condiciones para acceder al máster del profesorado, un cambio en el sistema de prácticas y un nuevo sistema de evaluación de los docentes al que estará asociada su promoción profesional.
“Contiene propuestas parciales y difusas en relación con la formación inicial, la formación permanente, el acceso e ingreso docente y la carrera profesional”, ha señalado CC OO, “y ninguna de ellas progresa en la línea de mejorar y homologar las condiciones del profesorado ni solucionar los problemas más importantes”. El sindicato reclama, una reducción de la carga lectiva de los docentes y de las ratios de alumnos por aula, entre otras medidas, entre las que menciona también “una mejora real de la formación inicial y no solo cribas para reducir las personas que acceden a ella”.
CSIF ha pedido al ministerio que el nuevo estatuto se centre “en reforzar las plantillas y, en definitiva, revertir los recortes de 2012, aún vigentes y que se han evidenciado a la sociedad por su efecto durante la pandemia”. UGT ve el documento “descompensado”: “si bien se extiende en cuestiones importantes como la formación inicial, la reformulación de especialidades docentes, la formación permanente (sin especificar cómo se va a hacer) y el sistema de selección, ni se mencionan aspectos que deberá contener el futuro estatuto: dignificación de la profesión, retribuciones, jornada lectiva, ratios y recuperación de derechos entre otras”. Y a STE, por su parte, le parece “un buen punto de partida” los puntos relativos a la formación inicial y permanente, “así como que se considere necesario la inclusión de asignaturas didácticas” en las carreras no educativas. Pero rechaza varias de las cuestiones planteadas, como la idea de trasladar el modelo de prácticas Dual propio de la Formación Profesional al aprendizaje de los futuros docentes.
Renuncia al modelo MIR
Lucas Gortázar, director de Educación de EsadeEcPol, opina, por su parte, que la propuesta “renuncia de forma expresa a un periodo específico tipo MIR [el sistema diseñado para la incorporación de los médicos a la sanidad pública], de dos o tres años y lo diluye y fragmenta en distintos momentos: al final del grado de Magisterio, durante el máster, y en las prácticas de los nuevos funcionarios, solo para la pública. Esta fragmentación de formación tutorizada y acompañada no hará sino atomizar los esfuerzos, apostar por mejoras en el margen sin transformar el sistema”. Gortázar también considera “difuso” el sistema propuesto para evaluar a los docentes. “Sugiere metodologías, como la auto-evaluación o evaluación por pares, que, aun siendo prometedoras desde el punto de vista del empoderamiento del profesorado, tienen importantes lagunas metodológicas. Otros instrumentos de evaluación están ausentes”.
El sociólogo Mariano Fernández Enguita afirma por su parte: “La buena noticia es que todo apunta en la buena dirección, pero la mala es que se trata en gran parte de pequeños movimientos, que no llevarán muy lejos”. “Los aspirantes”, prosigue Fernández Enguita, “seguirán accediendo a la condición funcionarial vía exámenes, mientras que la iniciación práctica quizá sea reforzada, pero seguirá siendo breve y no selectiva”. El catedrático de la Universidad Complutense ve escasa las referencias a la necesidad de formar para la docencia “en un sistema y un ecosistema digitales”. “No estamos ante un complemento necesario, ni ante una nueva necesidad surgida por la pandemia, sino ante un desfase histórico monumental”, añade.
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