Los socialistas buscan sacar fruto en la campaña del “todos contra Illa”

Nadie sabe calcular qué desgaste habrá tenido Salvador Illa en las últimas tres semanas, cuando ha pasado de ser un ministro casi intocable al vapuleado candidato del PSC a la Generalitat. Las críticas arreciaron este lunes, cuando se confirmó que este martes dejará su ministerio para centrarse en las elecciones. Pero el Gobierno y el PSC parecen encantados con este arranque de campaña. La Moncloa y el PSC aspiran a sacar todo el jugo posible a este “todos contra Illa” que ensayaron ayer varios partidos y que convierte al ministro en el centro de la batalla. Pedro Sánchez apuró hasta el final el cese para dominar la escena.

Hace casi un mes, cuando se supo que Salvador Illa sería el candidato del PSC, fuentes de este partido señalaban con incredulidad que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tenía intenciones de mantener en el puesto a Illa hasta que se iniciara la campaña electoral. “Es el plan previsto, pero creo que no aguantará. La presión será enorme y las críticas durísimas”, señalaban esas fuentes el 30 de diciembre, cuando se anunció que Miquel Iceta dejaba paso a Illa para rentabilizar la buena imagen que había logrado durante la pandemia el secretario de organización del PSC. Hace un año, Illa era un absoluto desconocido fuera de Cataluña.

Sin embargo, Sánchez aguantó las críticas y la polémica. Illa también. El beneficio, en su visión, era muy superior al coste: no hay mejor escaparate para una campaña en que la que se pretende vender gestión, normalidad, y ganas de empezar una etapa de tranquilidad en Cataluña que supere el conflicto del procés, que la exposición máxima de seguir hasta el final al frente de Sanidad.

Sánchez apuró así el cese de Illa casi hasta el último día. El jueves inicia la campaña electoral, y ese día Illa tiene previstos varios mítines. Ni comparecerá el jueves ante el Congreso, como estaba previsto, ni el miércoles presidirá el Consejo Interterritorial de Salud que decidirá nuevas medidas duras con las peores cifras de los últimos meses encima de la mesa. Illa participará este martes en su último Consejo de Ministros, que será de despedida. Y poco después dejará el Gobierno, en el que lleva poco más de un año, para concentrarse en la campaña electoral catalana del próximo 14-F. El ministro deja así el Ejecutivo en plena tercera ola de la covid.

Este miércoles tomará posesión su sucesora, con toda probabilidad la canaria Carolina Darias, ministra de Política Territorial, que ya ha tenido mucho protagonismo en los últimos meses en la gestión de la crisis del coronavirus y lleva muchas semanas compareciendo casi siempre con Illa tras las reuniones del Consejo Interterritorial de Salud o en la crisis con Madrid. Este mismo lunes lo hizo de nuevo con Illa y el presidente en un gesto claro de sucesión controlada.

Iceta, posible sustituto

Fuentes del Gobierno apuntan a Miquel Iceta como el sustituto de Darias al frente de Política Territorial, aunque no hay confirmación oficial de los nombramientos hasta que no los anuncie el presidente. El relevo se producirá este mismo martes tras el Consejo de Ministros y las tomas de posesión llegarán el miércoles.

El veterano Iceta ha estado en varias ocasiones en las quinielas como posible ministro, pero finalmente fueron primero Meritxell Batet y después Illa quienes ocuparon ese puesto de miembro del Gobierno que representa de alguna manera al PSC. Todo indica que ahora le toca al líder de los socialistas catalanes.

El sector socialista del Gobierno vivió este lunes la catarata de críticas duras contra el ministro, que llegaron incluso de su socio de coalición, Unidas Podemos, como un regalo para iniciar la campaña electoral. Hace solo tres semanas, el PSC estaba tercero en las encuestas y apenas tenía protagonismo en una batalla en la que se sabía que no sería decisivo, porque la gran pelea era entre las dos alas del independentismo, ERC y Junts, por hacerse con la primacía. Illa no estaba siquiera en la ecuación. Iceta era un candidato sólido pero que no despertaba gran entusiasmo.

Desde el polémico anuncio de la candidatura de Illa, el único ministro de Sanidad de un gran país occidental que deja su puesto para presentarse a unas elecciones, su figura se ha convertido en el centro de la campaña, para bien y para mal. Y ayer este “todos contra Illa” fue más evidente que nunca. Es el sueño de cualquier estratega. “Lo que deberían hacer es ignorarnos, es lo que se hace con alguien que está creciendo, pero ellos mismos se han metido en este marco que nos favorece”, resumen fuentes del Gobierno.

Illa tiene ahora todo despejado para centrarse en “hacer de Illa”, como lo definen en el Ejecutivo. Cuando todos le critican, él mantiene el discurso en positivo. De ahí viene parte de su capital político en la pandemia. Pese a tener uno de los peores datos de contagio del mundo, Illa mejoró semana a semana su valoración con un discurso en el que incluso señalaba que había aprendido cosas del portavoz de Vox después de que este le atacara sin piedad.

El problema que tienen ahora el Ejecutivo e Illa es de expectativas: el listón se ha puesto muy alto. Sánchez, artífice de la operación, despidió al ministro con un agradecimiento: “sin ti todo esto habría sido mucho más complicado”. Las críticas por usar nada menos que el Ministerio de Sanidad en plena pandemia de forma electoralista volaban. Pero Illa y Sánchez hicieron como si no existieran. Todo indica que en la campaña seguirán la misma fórmula. El resultado dirá si aciertan o la operación es un gran fiasco.


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