Los Phoenix Suns no se lo podían permitir. Por ellos, por el rival, para no conceder ya más de los necesario en este back-to-back a unos Blazers a los que, en un duelo en lo alto del Oeste, tenían que enfriar tras lo del día anterior, ese tiro ganador de Jerami Grant con la que Portland montó la fiesta (106-108) en el silencio atronador del Footprint Center. Y la realidad es que el equipo de Monty Williams, líder del Oeste ahora con 7-2, abordó la obligación con gran pasión, liquidando al sorprendente equipo de Chauncey Billups, un partido más sin Damian Lillard, con autoridad (102-82). La del campeón que anhelan ser los Suns.
Phoenix ‘derrapó’ en ataque, pero sobre todo puso una pared de cal y canto en la pintura, limitando a 32 los puntos de unos Blazers que el día antes habían sumado 52 en las inmediaciones del aro. Grant, con 30 puntos la noche antes, fue el mejor de su equipo con sólo 14, aunque con un 4/10 en tiros de campo, aunque también jugando menos minutos (26 tras ante 39). La excelencia defensiva -13 tapones, la mejor marca de la franquicia desde 2010-, no exigió excelsas actuaciones individuales, con sólo Devin Booker (24 puntos), Chris Paul (15) y Mikal Bridges (11) como únicos jugadores en dobles dígitos aunque los 12 jugadores de los Suns que participaron anotaron.
El conjunto de Arizona marcó ya territorio en el primer cuarto (35-26), con la energía y la motivación también de un equipo que no consiente que se duda más de su condición de favorito a ese anillo que ya casi se enfundaban en 2021 con el 2-0 en las Finales perdidas contra los Bucks. Demasiado han mermado a los Suns lo acaecido los últimos meses, el revolcón contra los Mavericks en las semifinales del Oeste el año pasado, el asunto Sarver, la renovación ‘a disgusto’ de Deandre Ayton, la situación de Jae Crowder. La del designado como su sustituto, Cam Johnson, con una lesión de menisco.
Los Suns fueron hiperactividad en ataque. Transición, sucesión de movimientos, uno contra uno, puntos en los primeros segundos de posesión con una punzante verticalidad hacia el aro. Y, en su propio aro, desesperaban a los Blazers, protegiendo muy bien Phoenix la pintura con ayudas. La consecuencia, un partido decidido ya al descanso (61-40). Los Suns se lo tomaron muy en serio y lo solventaron rápido. Los Suns sacan músculo.