Los turistas británicos vuelven a Benidorm: “Aquí todo es fácil”

Las calles y playas de Benidorm empiezan a recuperar el pulso anterior a la pandemia. La presencia de turistas británicos es un buen termómetro para medir la normalidad de la ciudad alicantina. Han vuelto, aunque aún están lejos del número que explica por qué los rótulos de muchos locales están escritos en inglés y es más fácil ver en una gran pantalla un partido del Arsenal que uno del Valencia CF. Sin embargo, se respira ambiente british y no solo porque llueve intermitentemente este martes por la tarde. Algún bar-restaurante-karaoke-pub registra un buen aforo ya a la hora de la siesta española, sobre todo en la parte techada pero abierta a la calle o al paseo de la playa. En uno de ellos, con vistas a la isla de Benidorm, un cantante (o cover) entona en directo éxitos ochenteros de Simple Minds o Rod Stewart. La gente bebe tranquilamente, algunos tararean las letras, la gran mayoría sin mascarilla.

Tampoco los clientes parecen tener claro que sea obligatoria si no se come ni se bebe en estos espacios que habitan en la paradoja de la frontera, ni dentro ni fuera. Una familia escocesa disfruta de unas cervezas en la calle Gerona, uno de los epicentros británicos de la ciudad con más rascacielos por habitante del mundo, según reza el lema del enclave turístico. Dos horas después, el mismo linaje, compuesto básicamente por hombres de varias generaciones, saluda a la fotógrafa de este periódico desde otro pub. Locales con nombres como The Crown, The Red Lion, The Rocky’s Pub, Yorkshire Pride o White Star jalonan una de las calles paralelas a la espléndida playa del Levante.

Una de las calles de Benidorm con numerosos locales cuyos principales clientes son los británicos.
Una de las calles de Benidorm con numerosos locales cuyos principales clientes son los británicos. Mònica Torres

Los británicos solían representar el 45% de los extranjeros que visitan una de las capitales del turismo del Mediterráneo. Ahora, el porcentaje se sitúa en torno al 24%, según fuentes municipales, pero va creciendo. Ferran, que regenta uno de los locales, ha notado que “por fin” desde finales de septiembre ha aumentado considerablemente la afluencia de turistas británicos. 18 meses ha tenido cerrado su establecimiento a causa de la pandemia, si bien ha recibido algunas ayudas del Ayuntamiento y de la Generalitat. “En esta ciudad hay mucha seguridad de todo tipo y no ha subido tanto el coronavirus como se dice. Si se contara la población flotante, la incidencia sería mucho menor”, sostiene.

Se refiere a que la incidencia en Benidorm era el lunes de 286 casos por 100.000 habitantes, cuando la media española se situaba en 46 contagios y la de la Comunidad Valenciana, en 49, según datos de la Consejería de Sanidad. En el Reino Unido la situación es muy preocupante. La incidencia se situaba hace dos días en 928. El 53% de los últimos casos en la ciudad son extranjeros, apunta Sanidad. El Ayuntamiento, gobernado por el PP, y la patronal hotelera Hosbec piden que se tenga en cuenta que en Benidorm ahora viven unas 180.000 personas y no solo los 70.450 censados (según el INE de 2020). La mayor incidencia no se ha traducido en un sensible aumento de hospitalizaciones (siete por covid hace dos semanas, 12 la semana pasada, 11 el martes en el hospital Marina Baixa, el de referencia), según datos oficiales.

Un local de Benidorm con la cartelería en inglés.
Un local de Benidorm con la cartelería en inglés. Mònica Torres

“Los ingleses no se ponen la mascarilla en el interior. Se lo tienes que recordar, si no están bebiendo o comiendo”, agrega Ferran. Ricky, militar escocés, lleva la mascarilla en el codo. Está con su esposa tomando una cerveza. “Mientras bebo no me la pongo, claro, pero si voy al baño, sí. En Escocia sí la tenemos que llevar en algunos sitios”, señala el hombre de Stirling (centro del país). “Que por qué hemos elegido Benidorm. Porque aquí todo es fácil, las dos horas de viaje, el tiempo, el ambiente…”, añade. A su lado, Dot, jubilada inglesa, recuerda que en su pueblo inglés de Burton-on-Trent, en la región de Staffordshire, no es obligatoria la mascarilla. “Pero me la pongo también para ir el baño”, apostilla, mientras asiente su acompañante.

“Nosotros siempre llevamos la mascarilla y nos la ponemos cuando entramos en interiores”, apunta Melanie, mientras la enseña. Con su marido Robert y sus dos hijos han viajado desde la ciudad inglesa Birmingham (centro del país) para ver a sus familiares instalados en la población alicantina de Torrevieja. Están de visita en Benidorm, como en ocasiones anteriores. Robert dice que está vacunado, que no teme especialmente al coronavirus, que toma las precauciones necesarias y que hay que vivir.


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