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Los ultraortodoxos se rebelan contra el confinamiento impuesto por Netanyahu



Un vendedor en el mercado Mahne Yehuda de Jerusalén, el viernes.Maya Alleruzzo / APIsrael, uno de los países que mejor sorteó los embates de la primera ola de la pandemia, cuanta ahora con la tasa per cápita mundial más alta de contagios, con 215 casos diarios por millón de habitantes. Se sitúa delante de Brasil (188) y España (182), de acuerdo con datos recopilados por la Universidad Johns Hopkins (EE UU). Después de que se superara el miércoles el listón de las 3.000 nuevas infecciones por coronavirus, el Gobierno israelí ha ordenado el aislamiento de las 30 ciudades y poblaciones con mayor morbilidad a partir del lunes, una vez que las fuerzas de seguridad hayan organizado el dispositivo de bloqueo durante el fin de semana para el cierre de escuelas y comercios, que afectará a más de 500.000 personas. Las autoridades sanitarias estudian también imponer un confinamiento nacional durante la segunda quincena de septiembre con motivo de las fiestas del Año Nuevo judío y el Yom Kipur (Día del Arrepentimiento).El primer ministro, Benjamín Netanyahu, se jactaba a finales de mayo ―cuando la tasa de contagios era menor de 30 casos diarios― de que mandatarios de todo el mundo le telefoneaban para que les explicase el secreto del éxito del Estado judío en la contención de la covid-19. Su Gobierno emprendió una acelerada desescalada para salvar del naufragio la economía, que en el segundo trimestre del año registró un desplome del 28,7% del Producto Interior Bruto, mientras que uno de cada cuatro trabajadores se encontraba sin empleo.“La gente ha perdido la confianza en las medidas sanitarias y económicas del Gobierno”, considera el analista de diario Haaretz Amos Harel. “Es un círculo vicioso: muchos no siguen las normas de distancia social y extienden la enfermedad. Y al propagarse, decae la confianza y la obediencia a las normas. El problema real es que no se hacen cumplir”, concluye.Como en muchos otros países, la plaga de la covid-19 se ha cebado con los jóvenes como consecuencia de la interacción en los lugares de ocio. En Israel, además, se ha intensificado en las dos minorías con menor nivel de ingresos y peores condiciones de vida: los ciudadanos de origen palestino (un 28% de los nuevos casos, a pesar de que solo representan al 20% de los habitantes) y los judíos ultraortodoxos, (20% de los contagios y 11% de la población).El coordinador nacional contra la pandemia, Ronni Gamzu, médico especialista en salud pública, advirtió a la población el jueves en una intervención televisada de que Israel afronta “un momento crítico”. A pesar de que la cifra de muertos por coronavirus no ha superado aún el millar, las autoridades sanitarias temen que la imparable progresión de casos graves (un 2,5% de los registrados) acabe por saturar el sistema hospitalario y desborde las 800 camas de unidades de cuidados intensivos fijadas como límite de seguridad. La reanudación, esta misma semana, del curso escolar para dos millones de estudiantes en todos los niveles educativos amenaza además con redoblar los contagios.Aunque el Gobierno israelí no anunciará hasta el domingo la lista definitiva de municipios “rojos” ―de acuerdo con el código de colores que clasifica a cada población por su situación sanitaria―, la prensa hebrea anticipa este viernes que incluirá mayoritariamente localidades árabes y ultraortodoxas. Unidades del Comando Interior (equivalente a la Unidad Militar de Emergencias española) se han desplegado este viernes en poblaciones musulmanas de ascendencia palestina, como Umm al Fahm (norte), con alta tasa de contagios.Las autoridades también están supervisando las yeshivas (escuela rabínicas) donde se han detectado elevados índices de infección. Los líderes de los dos principales partidos políticos ultraortodoxos, que sostienen el Gobierno de coalición de Netanyahu, ya han advertido de que reconsiderarán su apoyo si se impone una “discriminación” de ciudades con mayoría de población jaredí o ultrarreligiosa.Desde las páginas de Yediot Ahronot, el diario hebreo de mayor circulación, el columnista Nahum Barnea achacaba la pérdida de control de Israel sobre la propagación de la pandemia a una conjunción entre “la ausencia de liderazgo por parte del Ejecutivo y la creciente falta de confianza de la población”. En solo tres meses, el Estado judío ha pasado de ser ejemplo para las naciones en la contención de la pandemia a liderar la lista de países con mayor número de contagios diarios.


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