Han pasado casi dos meses desde su última victoria fuera de casa, y Steve Kerr no se lo cree cuando los periodistas le chivan la fecha concreta durante la rueda de prensa posterior al triunfo balsámico de los Golden State Warriors ante los Houston Rockets por 108-121. 30 de enero, ese era el día de su última alegría lejos de San Francisco. “Gracias, eso no hace que me sienta mejor”, reconoce el entrenador en tono jocoso.
Con su triunfo ante los colistas de la Conferencia Oeste, el equipo de la Bahía rompió su mala racha de 11 derrotas consecutivas a domicilio, la segunda más abultada para unos vigentes campeones. En el librillo de récords, solo los Chicago Bulls de 1998-99, con 12 reveses seguidos de la misma guisa, quedarán por encima en esta estadística curiosa y negativa.
El dato no es más que un fiel reflejo a la temporada de penurias que han atravesado los todopoderosos Warriors, que sin embargo todavía confían con poder presentar su mejor versión cuando lleguen los playoffs en abril. Primero, sin embargo, deben apretar los dientes e intentar rascar todas las victorias que puedan en este tenso final de temporada regular. Su triunfo en Houston, combinado con la derrota de Dallas en Memphis, les devuelve a posiciones de clasificación directa para las eliminatorias por el título. Su sexta posición (37-36), sin embargo, es frágil como nunca con los siguientes cuatro equipos del play-in a tan solo un partido de distancia.
“Sabemos que debemos jugar mejor. El sentimiento es el de haber hecho lo que nos corresponde”, comentó Stephen Curry tras el encuentro. “Puedes marcharte con un par de sonrisas más y poco más”, añadía el astro, autor de 30 puntos, 7 rebotes y 5 asistencias. Junto a Klay Thompson, su eterno Splash Brother y colaborador con 29 puntos y 7 rebotes, se encargó de dar carpetazo al peor equipo de su conferencia y espantar los fantasmas de una nueva derrota con un último cuarto espectacular. Con cinco triples ambos, no dieron opción al rival.
Un parcial de 28-37 en los 12 minutos finales permitió al equipo de la bahía respirar. Jonathan Kuminga, con 17 puntos, y Kevon Looney, con 11 tantos y 10 rebotes, fueron los complementos de la noche para el dúo de ases exterior. El triunfo no dejó satisfecho a nadie y Draymond Green fue el ejemplo más vocal. “Está bien ganar, pero esto no nos saca del bache. Hay que ganar el siguiente”, exigió.
El triunfo contra Houston es tan solo la octava victoria del curso lejos de casa para Golden State. Es la primera vez, además, que ganan dos veces al mismo equipo a domicilio. Los 108 puntos anotados por el oponente, son su mejor marca en defensa fuera, después de llegar a la cita promediando 124,5 puntos encajados, el peor registro de la liga.
Con 14 pérdidas en la primera mitad, los Warriors jugaron con fuego incluso anoche. “Nuestro nivel de concentración ha sido patético en la primera mitad”, azotó Green. Su entrenador, lejos de mostrarse optimista, quiso apretar más a sus pupilos desde el estrado, recordando que perdieron contra Clippers, Hawks y Grizzlies, equipos que si están compitiendo a otro nivel y por los playoffs.
Usman Garuba acumula buenos minutos en la derrota
En el plano de Houston, inmiscuidos en la batalla por llevarse las mejores probabilidades de conseguir a Victor Wembanyama en el Draft 2023 de la NBA, el madrileño Usman Garuba destacó. Con 19 minutos, pudo desarrollar su juego sobre la pista y aportó 7 puntos y 3 rebotes, con una serie de 3 de 5 en tiros de campo y 1 de 2 en triples. La de anoche fue su mejor cosecha de minutos desde el mes de enero.
Jóvenes, desordenados pero dignos, los Rockets mantuvieron un buen nivel contra los vigentes campeones gracias a las aportaciones de Jalen Green (20), Tari Eason (21) y Kevin Porter Jr. (17). Otra nota positiva para ellos fue que seis jugadores acumularon dobles dígitos anotadores en el encuentro, su derrota 54 del curso por 18 victorias.