Los Golden State Warriors, muy a su pesar, empezaron haciendo realidad sus temores sin Stephen Curry: al primer partido sin el base, derrota. La ‘disculpa’, sin embargo, que fuera a domicilio -donde los de Steve Kerr no dan pie con bola esta temporada-, y contra los Sixers, tan poco fiables, pero los Sixers al fin y al cabo, con ‘su’ Joel Embiid -34 puntos (11/23 en tiros de campo) y 13 rebotes-, y ‘su’ James Harden, con 27 tantos para la ‘Barba’ y 9 asistencias, con un 8/15 en lanzamientos y un 4/8 en triples.
Viendo sus paupérrimas prestaciones a domicilio este curso -con un balance de 2-14-, sin Curry ni tampoco Draymond Green ni Andrew Wiggins por lesión y con un Klay Thompson que no está para muchos trotes con su estado físico entre algodones -apenas 12 puntos con un horrible 4/17 en tiros aunque con un decente 3/8 en triples-, no se puede pedir mucho más a los Warriors. Excelente pero insuficiente Jordan Poole -29 puntos con un 10/20 en lanzamientos-, el equipo de Steve Kerr pudo competir por lo menos hasta el final de un tercer cuarto en el que Philadelphia ya marcó territorio (88-81).
DiVincenzo dio un paso adelante con 17 puntos y también registró dobles dígitos en anotación para completar su doble-doble Kevon Looney -14 tantos y 11 rebotes-.
Sin embargo, en lo que vuelve Stephen Curry -que será revaluado en dos semanas de su lesión de hombro-, los Warriors corren el serio riesgo de descolgarse en el Oeste, undécimos ahora con 14-16 y con duro calendario por delante en las dos semanas que quedan de año, con Toronto, Knicks y Nets fuera de casa y partidos de dificultad considerable en San Francisco como los de Grizzlies, Utah y Portland. El campeón, en peligro.