Luis Bárcenas vuelve a la calle Génova

El extesorero del PP Luis Bárcenas en el banquillo de los acusados durante la primera sesión del juicio de los "papeles de Bárcenas" este lunes.
El extesorero del PP Luis Bárcenas en el banquillo de los acusados durante la primera sesión del juicio de los “papeles de Bárcenas” este lunes.Ballesteros / EFE

A falta de futuro, el pasado ya está aquí. Se ha presentado por alusiones, no en vano Pablo Casado, el líder del PP, lleva varios días invocándolo por las esquinas, encomendándose a él con la misma fuerza con que sus abogados se agarran a la prescripción de unos delitos que ya no pueden negar.

—No tenemos absolutamente nada que ver con los papeles de Bárcenas —asegura Casado de entrevista en entrevista, para luego añadir a modo de jaculatoria—, todo eso es parte del pasado.

Así que el pasado, que también debe de tener sentimientos, ha decidido presentarse en el peor momento para el PP, durante la segunda jornada del juicio contra el extesorero Luis Bárcenas y a cinco días escasos de las elecciones en Cataluña. Unos minutos antes de las diez de la mañana del martes, el abogado del partido en el juicio de la caja b llega a las puertas de la sede de la Audiencia Nacional en San Fernando de Henares.

Los periodistas lo acribillan a preguntas para que responda si es verdad que, como se acaba de publicar, él y Enrique López, actual consejero de Justicia e Interior de Madrid, intentaron negociar bajo cuerda con un empresario cercano a Bárcenas la posibilidad de que el extesorero y el PP enterrasen el hacha de guerra. Por si fuera poco, los contactos fueron en 2017, cuando López era magistrado de la Audiencia Nacional. ¿Qué hacía el abogado del PP, exfiscal de la Audiencia Nacional para más señas, utilizando de intermediario a un juez en ejercicio para negociar con un preso acusado de graves delitos? ¿A cambio de qué? Jesús Santos sigue caminando en silencio. Le preguntan si la noticia es verdadera. No dice ni que sí ni que no, lo que en estos casos suele significar que sí.

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El presidente del tribunal, José Antonio Mora, abre la sesión. Lo primero que hace es conectar en directo con el domicilio del exgerente del PP Cristóbal Páez, uno de los cinco acusados, que se encuentra convaleciente tras haber dado la pasada semana positivo de covid.

—¿Se encuentra mejor hoy?

—Igual que ayer.

El juez quiere saber si el fiscal, la abogada del Estado y las distintas acusaciones populares tienen algún inconveniente en que se aplace el juicio hasta que Páez se encuentre mejor. Todos los abogados se muestran de acuerdo, incluso uno de ellos, Gonzalo Boye, que en este juicio representa a la asociación DESC-Observatorio de Derechos Humanos, va más allá de la cuestión humanitaria. “Así evitamos”, advierte perspicaz, “que el hecho de continuar el juicio con un acusado enfermo pueda ser objeto en el futuro de algún tipo de recusación”.

El abogado Boye, que lo es también del expresidente catalán Carles Puigdemont, se sabe todos los trucos, y es consciente de que a falta de pruebas exculpatorias —los papeles de Bárcenas hablan por sí solos— sus colegas de la defensa ya se han abonado al terreno de las prescripciones. Un jurista español que llegó a ministro suele contar que su padre, también abogado de prestigio, le dio un consejo muy útil:

—Cuando la verdad esté de tu parte, utiliza el derecho natural. Y cuando no lo esté, el derecho procesal.

No hay que olvidar que, gracias al derecho procesal, el PP consiguió que el caso Naseiro —el pecado original de toda la corrupción que vino después— fue archivado a principios de los 90 porque las pruebas se obtuvieron de manera irregular. Aquello sí puede considerarse pasado, ¿pero es pasado 2017? Dinero negro, conversaciones clandestinas, la esperanza puesta en los agujeros de la ley. A falta de futuro, el presente es más pasado que nunca.

José Antonio Mora concede el aplazamiento hasta el próximo martes, salvo que el estado de Páez se agrave. “No lo quiera Dios”, subraya el juez, que informa a continuación de que la vista se reanudará en el edificio central de la Audiencia Nacional, justo enfrente de la sede del PP de la calle Génova. Unos minutos antes de las diez de la mañana, un furgón de la Guardia Civil pasará por allí con Luis Bárcenas en su interior. Demasiado cerca para ser pasado.


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