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Luis Rioja: "Creo seriamente que tenemos muchas posibilidades de ascender"

Luis Rioja: "Creo seriamente que tenemos muchas posibilidades de ascender"

Luis Jesús Rioja González (16/10/1993, Las Cabezas de San Juan) es uno de esos futbolistas que juega en LaLiga Smartbank pero que tiene nivel de sobras para estar en LaLiga Santander. De hecho ofertas no le faltaron. Es un extremo zurdo hábil, con regate y veloz de los que cada vez se ven menos y que esta temporada está siendo fundamental en el Deportivo Alavés, que pelea por lograr el ascenso de regreso a la máxima categoría. 

Eres uno de esos jugadores que salen claramente del fútbol de la calle. ¿Es algo que se está perdiendo?

No lo sé. Lo que pienso es que se ha perdido el fútbol en la calle. Recuerdo que cuando era joven y salíamos del cole era salir e ir directo a jugar. Eso ya se ve poco. Por desgracia cada vez menos. Los polideportivos están casi desiertos y evidentemente saldrán menos futbolistas de ese tipo.

¿Tiene que ver con el tipo de fútbol que se ve en la élite?

Es cierto que se está generando mucho fútbol en cuanto a los niños y escuelas deportivas. Yo voy más allá. Lo que quiere un niño es estar en la calle dando pelotazos. Yo terminaba el entrenamiento y me iba luego al polideportivo para seguir jugando. La tecnología ha matado esa esencia de jugar ‘pachanguitas’ con los amigos. Es una pena. Es hasta con los mayores. Típicos torneos de futbol sala, antes estaban llenos y ahora es complicado hacerlos.

¿Lo notas en las generaciones que suben?

Sí. Lo noto. Cuando sale un jugador que tiene esa cara dura y desparpajo da igual donde juegue. Lo tiene. Hay jugadores que incluso este año me he enfrentado que ves que lo tiene. Pero antes había muchos más. Los jugadores tenían más caradura en los uno contra uno, encarar al rival, pero ahora se ve mucha más tecnificación. Cada vez el fútbol es más táctico, de toque, posicional… Si seguimos así cada vez irán saliendo menos jugadores de este perfil.

¿El regateador es lo más afectado en todo esto?

La mejor manera de crear superioridad es el uno contra uno. Si lo ganas estás eliminando a un rival, te puedes meter en el área. Tener gente regateadora es muy importante para un equipo. Es una forma de solucionar un partido.

Sales de un equipo humilde y de pronto te llega una oferta del Real Madrid. ¿Nunca antes una cantera de un grande te había querido?

Alguna vez me llamó el Betis pero nunca decidieron contar conmigo. Me dijeron la típica excusa de que no tenía altura. Era muy enano, siempre el más bajo del equipo. Pero nunca tuve una posibilidad real de ir a entrenar con ellos.

Pues vaya… porque tu eres bético, ¿no?

Sí, totalmente. Tengo claro que defiendo al Alavés, lo demuestro en el campo cuando me pongo las botas y la camiseta, pero yo nací siendo bético y me moriré siendo bético.

¿Cómo fue tu paso por la cantera del Madrid? ¿Te veías con posibilidades?

Sí que me veía, pero es verdad que no estaba al nivel. Perdí un poco mi esencia y luego me costó mucho adaptarme. Yo venía de trabajar y jugar, de un equipo humilde de pueblo, a un club que de golpe lo tienes todo. No tuve una transición de una cantera profesional o semiprofesional. Venía de no tener nada, de trabajar, a una cantera que era de las mejores del mundo. Y es un impacto. Debido a eso no tuve mi esencia dentro del campo. 

Es fácil perder la cabeza en clubs así…

Totalmente. Te envuelven de tal manera que al final parece que eres el rey. Que lo tienes todo hecho. No es para nada así. Te das cuenta de que fuera de ahí hace frío y que o tienes la cabeza bien amueblada o al final no comes del fútbol. Estoy solo un año y me doy cuenta de que al nivel que estuve allí no iba a llegar a ningún lado. Intenté ser el futbolista que era los años anteriores y por suerte me salió bien.

De ahí pasas a la cantera del Celta.

La verdad que caí muy de pie. Gracias al entrenador, que me entendió perfectamente. Freddy Alvárez me ayudó mucho a recuperar mi nivel. Era mi padre en el fútbol. Me hacía bromas, hablaba conmigo… Y luego en la jornada 3 llevaba dos goles, entrenaba ya con el primer equipo. Gracias a él me adapté y recuperé mi esencia, que no la volví a perder.

Allí coincides con Borja Iglesias. ¿Cuan agradecido es jugar con él?

Prácticamente nunca jugué en la izquierda allí. Jugaba de banda cambiada. Nos asociábamos bastante bien. Jugar con él era muy fácil, iba muy sobrado en Segunda B. El equipo luchaba por no descender cuando no estuve y metía 20 goles. Los últimos seis meses que yo estuve hizo 25 o 30. Para alguien como yo es muy fácil. Centras y está ahí, pivota y te da una solución. Tener jugadores así es muy fácil.

Ahora, con 29 años, ¿sientes que estás en el mejor momento de tu carrera?

Me encuentro muy bien. Durante mi carrera he tenido picos de rendimiento muy alto. Con Machín lo tuve, aunque no tenía tantos números porque era carrilero. Y con Calleja cuando nos salvamos también tuve muy buenos números y con un juego muy vistoso. Ahora por supuesto que sí. Me encuentro muy bien. Cuando encaro pienso que me voy a ir, cuando me desmarco pienso que cogeré la pelota. Pienso que me van a salir las cosas y eso es lo más importante.

¿Notas tu evolución al respecto de cuando jugaste con el Almería en Segunda? ¿Qué tienes ahora que no tenías entonces?

Creo que he ganado más en liderazgo. Entonces venía de Segunda B con perfil bajo. Teuve buen rendimiento allí pero no dejaba de ser un futbolista de una categoría menos. Ahora es mi cuarta temporada, mis compañeros me ven como un referente de club como Laguardia o Duarte. Cuando eres importante la cosa cambia. Te atreves más, no tienes miedo a esas pérdidas de balón… La personalidad y la confianza de un futbolista con este tipo de cosas crece. El equipo me transmite la confianza para intentar cosas.

De ese Almería diste el salto al Alavés en Primera en solo un año. ¿Cómo fue ese salto tan rápido a la élite?

El primer año en el Alavés fue malo. Ni regular. Es cierto que no fallaba en los partidos pero claro, un extremo que solo lo definen como acertado o peleón no es lo ideal. Venía de una gran adaptación en Almería y aquí, aunque se me dio bastante confianza, me dedicaba a hacer más lo correcto que lo que era yo. Cuando quise revertir la situación ya me había superado. No tenía la capacidad de darle la vuelta, se notaba hasta en los compañeros. No venían en mi una referencia para poder darles la solución. Siendo crítico ese año tendría que haber dado más ese año. 

La segunda temporada es otra historia, algo tuvo que cambiar. 

Cuando termina la temporada me reúno con el director deportivo y me dice que a este nivel no contará conmigo. Yo le digo que ni él lo hará ni yo conmigo mismo. No era mi nivel. Le digo que si me quedo no voy a ser el mismo Luis Rioja, que se olvide. Que prefiero que me echen por ser como soy que por ser correcto dentro del campo. Desde pretemporada me salen las cosas muy bien, intentándolo todo, con cara dura. Dando lo que soy yo. En un momento bueno de confianza es cuando te salen las cosas. Me pone en un inicio de carrilero pero cambia el sistema y allí evoluciono muy bien. El club viendo eso se sintió satisfecho y yo también.

Lamentablemente la siguiente temporada es la del descenso. Acabáis últimos. ¿Hasta que punto influyó negativamente el tener hasta tres entrenadores?

Al final cuando pasa eso es que quiere decir que estamos haciendo las cosas rematadamente mal. Lo normal es terminar la temporada con tu entrenador porque se supone que se ha hecho un proyecto. Cuando pasa esto es que los jugadores no están al nivel y el proyecto ha fallado. Tener tantos entrenadores no es bueno para nadie. Ni club, afición y jugadores. Eso hizo que el equipo tuviera esos bajones y nosotros no ayudamos para nada a ninguno de los tres. No estuvimos al nivel prácticamente en toda la temporada. Lo que el entrenador siempre es el eslabón más fácil y es el que cae.

Entre ellos estuvo Mendilibar. Un técnico de los de antes. ¿Cómo es?

Es un entrenador que tiene una manera de jugar, unas ideas claras y que juega a lo que el quiere donde ha estado. Veníamos de un fútbol totalmente diferente con Calleja y nos costó un poco entender su idea. Era el extremo contrario. Vino casi sin margen de error. Teníamos que tener una adaptación rápida y no se dio. Pero es un gran entrenador, lo ha demostrado en el Eibar y el trato como entrenador es una de las mejores personas que hemos conocido aquí en el Alavés.

Y hablando de entrenadores… ¿Cuál ha influido más en el jugador que eres hoy?

Calleja. Porque su juego me venía muy bien. Cuando llegó le dije a mi hermano y mi novia que no jugaría con él porque era un jugón y tenía la costumbre muchas veces de poner a un medio tirado a banda que se meta por dentro. Jugué un partido, luego fui dos suplente, pero me generó mucha más confianza a la hora de tener el balón. Siempre me decía que la velocidad sin control no vale. Y es verdad. Él me ayudó a saber cuando frenar, cuando meterme por dentro… Tuvo un impacto muy bueno en mí y por eso me salió tan bien la recta final. Me dio mucha confianza. 

Esta temporada, en LaLiga Smartbank, la situación es completamente diferente. ¿Logrará ascender el Alavés?

Ojalá lo supiera. Creo seriamente, y sabéis que soy sincero, que tenemos muchas posibilidades. Pero es verdad que no nos podemos relajar. El año pasado había tres equipos muy fuertes y este año son cinco que prácticamente no fallan. Hemos estado cinco jornadas consecutivas ganando y en la primera que empatamos ganan prácticamente todos. Tenemos muy buen equipo y vestuario y hay serias posibilidades que el Alavés termine subiendo. No lo puedo asegurar porque me meterán un Gift por ahí… (risas)

Que es más complicado, ¿ascender a Primera o mantenerse en ella?

Es mucho más complicado ascender. En Primera te puedes pegar siete u ocho partidos sin ganar y vences en dos y te metes en la pelea. Aquí tienes esa racha y estas fuera. Aquí has de ganar y cuando no puedes intentar puntuar. Si sales de la pelea cuesta mucho engancharse. En Segunda no te puedes permitir despistes. Requiere de un esfuerzo mental muy duro y estar casi perfecto durante toda la liga.

Habrá diferencia a nivel competitivo…

En Primera se trabaja mucho más tácticamente. Son partidos más cerrados, hay mucho más tiempo activo de juego y el nivel de los jugadores es mayor. Se penalizan mucho más los errores. Aquí te puedes permitir un fallo y no tenemos esa calidad. También la velocidad de balón. Prácticamente no te da tiempo a respirar.

Lo que está claro es que tú a nivel personal estás que te sales. ¿Cuál es el secreto?

Es cuestión de momentos. Ahora todo el mundo habla de mi rendimiento pero es prácticamente el mismo. Desde navidad el equipo ha cambiado drásticamente y la diferencia son los números. En cuanto a nivel estoy en uno parecido a la primera vuelta. Por suerte ahora están entrando y es llamativo tener esos números. Voy a seguir comiendo y bebiendo lo mismo por si a caso no me he dado cuenta de que hay algo ahí (risas). Los números lo normal es que bajen un poco, aunque espero que no, pero lo que no debe bajar nunca es el rendimiento.

Tenéis un calendario que termina fuerte. Levante, Albacete, Granada, Las Palmas…

Puede ser muy bueno o muy malo. Va a ser una recta final de infarto para los aficionados del Alavés.

¿Qué preferirías cerrarlo cuanto antes o ascender en casa ante el Málaga en la penúltima jornada?

Me gustaría hacerlo cuanto antes mejor para no jugar con la salud de nadie. Pero ascender en casa contra el Málaga, con la gente encima… Y además luego iríamos a Las Palmas con tranquilidad. Sería muy bonito ascender en casa con el campo lleno e ir a celebrar con la afición.

Un extremo como tu, regateador, está acostumbrado a toparse con buenos laterales. ¿Cuáles han sido los más duros?

Uno fue Nelson Semedo. Es un jugador muy rápido y ágil. Es muy complicado. Corrige rápido y te exige mucho en ataque. Otro es Dimitri Foulquier. Es cierto que no exige tanto a nivel ofensivo pero en defensa tiene mucho nivel. Es muy pesado, te toca, te marca… Y otro es Dani Carvajal, que vive el partido los 90 minutos. Está siempre encima y vive el fútbol de manera especial.

Pues tu marcaste tres goles al Barça. ¿Ese día  no estaba Semedo?

Creo que no, en ninguno de los tres. 

¿Eres de los que desconecta en casa o de los que respira fútbol?

Soy muy fan del fútbol. Veo LaLiga, la Copa, la Premier…Sábado y domingo maratón. Es fútbol todos los días, al final me va a costar el divorcio (risas). Si un día desconecto estoy con el móvil viendo resultados.

¿Te pica el gusanillo de probar una liga extranjera?

Sí. Y no solo cerca. Me gustaría vivir diferentes culturas de fútbol. Por suerte tenemos una de las mejores ligas y casi todo el plantea quiere jugadores de aquí. Hay más posibilidades de lograr ir fuera. Me gustaría, pero en un futuro. Es algo bonito.

¿Pero a corto plazo el deseo es volver a Primera?

Espero poder ascender con el Alavés y vivir unos años en Primera con ellos y la afición, que se lo merece.

¿Quién era tu ídolo de pequeño?

Joaquín Sánchez. No lo viví mucho en el Betis pero era perfil futbolista, salvando las distancias, que me gustaría a mi ser. Ahora se mete más por dentro y ha evolucionado mucho en su juego pero era de línea de fondo y encarar. Me gustaba también Figo pero no lo veía tanto como a Joaquín. Lo seguí en Valencia, Málaga y Fiorentina.

¿Has tenido la oportunidad de decírselo?

Se lo dije. Tengo la suerte de tener varias camisetas suyas. Cuando yo tenía 12 años él ya estaba en el primer equipo y tener la suerte ahora de seguir siéndolo… Fue una suerte compartir campo con él.

¿Es su camiseta la más preciada que tienes?

Sí. Tu puedes tener camisetas de jugadores muy buenos pero cuando tienes la de tu ídolo de la infancia… Da igual el valor que tenga para los demás, es mi ídolo. Tengo también la de Suárez o jugadores importantes, pero la primera que tengo de él me la firmó en el vestuario y esa es la que más sentimiento tiene.




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