Luka Modric y Vedran Corluka tienen los dos 35 años, son croatas y sus caminos se llevan cruzando toda la vida. Primero en el Dinamo Zagreb, luego en el Tottenham y siempre en la selección, con la que debutaron casi a la vez, en 2006. Desde entonces, no han faltado a ningún gran torneo, aunque con una diferencia: Corluka ya se echó a un lado y ahora ejerce de asistente en la banda mientras Modric sigue alumbrando a los suyos sobre el césped. De momento, él no piensa irse. Lo hicieron otras referencias de ese vestuario, como Rakitic, Mandzukic o el propio Corluka, tras alcanzar la (casi) cima en el Mundial de 2018, un subcampeonato histórico para el país balcánico, pero ni ese éxito ni el paso del tiempo han saciado todavía al medio madridista. Igual que en su club, con el que acaba de renovar por otra campaña, Modric también quiere más con Croacia. Este lunes, contra España en octavos de la Eurocopa.
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Se lo dejó bien claro a sus compañeros nada más obtener ese segundo puesto en Rusia. A los dos meses, recibieron una tunda tremenda de la Roja en el Martínez Valero de Elche (6-0) en un duelo de la Liga de las Naciones, y el centrocampista les reprendió duramente en la caseta. Él no se mantenía en el combinado nacional para eso. Por algo en la Ciudad Deportiva del Madrid le llegaron a apodar “el vinagres”.
Su imagen tirándose al suelo de emoción nada más derrotar a Escocia (3-1) y obtener el pase para los octavos de la Eurocopa definen a uno de esos deportistas que viven para competir y ganar. Da igual lo que hayan conseguido antes. Él, eso sí, continúa apuntándose éxitos. Su gran tanto con el exterior al cuarto de hora de la segunda parte sacó a su selección de una situación delicada (necesitaba vencer para superar la liguilla) y en lo individual le sirvió para apuntarse otro hito: se convirtió en el croata más veterano en marcar en una Euro (35 años y 286 días). Ya tenía el récord inverso, ser el más joven en anotar en este campeonato: con 22 años y 273 días lo hizo contra la anfitriona Austria (0-1, de penalti) en la edición de 2008. Y, además, es el único de su país que ha goleado en tres Eurocopas (en 2016 castigó a Turquía, 0-1).
La pica ante Escocia la puso con su particular matasellos, ese golpeo con el exterior del pie derecho. Su acción más natural, la que practicaba desde niño en Zagreb, la que trató de corregirle Rafa Benítez y con la que ha metido más de una diana, aunque la de Glasgow destacó aún más por la distancia (desde la frontal) y la dureza del lanzamiento. Si contra el Barcelona en el Camp Nou el pasado otoño y el Valencia en las semifinales de la Supercopa de España 2020 solo necesitó colocar la pelota, en Hampden Park debió aplicarle también bastante fuerza para batir a Marshall. Fue su tanto número 17 en los 140 choques que lleva con Croacia y uno de los más celebrados del torneo, junto al del checo Patrik Schick desde el centro del campo también contra Escocia y en ese mismo estadio. El recinto, por cierto, que encumbró a Zidane de blanco.
El técnico francés intentó dos veces en las dos últimas temporadas iniciar una transición tranquila de Modric a Valverde. Primero, en los meses previos al confinamiento y luego, en el arranque de esta temporada pasada. Pero en ambas ganó el espíritu competitivo del croata, que siempre insistió en que, pese a que su DNI marca 35 años, para mantenerse en forma necesita jugar de forma continuada más que alternar encuentros. Él se ha cansado de reclamar en los últimos meses que no miraran su carné, sino el rendimiento.
Y así fue cómo esta campaña recién terminada disputó 1.100 minutos más que la anterior (3.721 en total), el segundo mayor registro desde que llegó al Madrid. El primero fue con siete años menos y Ancelotti en el banquillo, con quien no ha dejado de mantener el contacto en estos seis años de separación y con quien volverá a cruzarse a la vuelta de las vacaciones. “Nadie está seguro de cómo Luka se las arregla para mantener un nivel tan alto”, apuntó este martes el seleccionador Zlatko Dalic. Golazo clave, asistencia y 74 pases buenos de 83 intentados frente a Escocia. En octavos, Modric quiere más.
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