Macron pierde la mayoría absoluta en las elecciones legislativas de Francia, según las primeras proyecciones

Macron pierde la mayoría absoluta en las elecciones legislativas de Francia, según las primeras proyecciones

El presidente francés, Emmanuel Macron, ha sufrido este domingo un severo correctivo en las elecciones legislativas en Francia, según las primeras proyecciones al cierre de los colegios electorales. La coalición macronista, Ensemble, aunque tendría más diputados que el resto, queda muy lejos de la mayoría absoluta y pierde 100 o más escaños para quedarse con una horquilla de entre 230 y 240, según el instituto Ifop.

En segunda posición, con entre 165 y 175 escaños, quedaría la Nueva Unión Popular Ecológica y Social (NUPES), la alianza de populistas de izquierdas, socialistas, ecologistas y comunistas liderada por Jean-Luc Mélenchon. Además del descalabro de Macron y la irrupción de la izquierda como primera fuerza opositora, la otra novedad de la noche electoral es el ascenso del Reagrupamiento Nacional (RN) de Marine Le Pen, que pasa de ocho diputados a entre 80 y 85, según la misma proyección.

La abstención, según las proyecciones, ronda el 54%, un punto y medio más que en la primera vuelta, el domingo pasado, pero 3,4 puntos menos que en la segunda vuelta de 2017. Al tratarse de proyecciones, estos resultados pueden variar a medida que avance el recuento, pero las de Ifop coinciden, a grandes rasgos, con las de otros institutos.

Si se confirman, Francia entrará en una nueva época política, después de un quinquenio en el que, con una mayoría absoluta de 345 sobre 577 diputados, Macron ha podido gobernar con comodidad y la Asamblea Nacional se ha limitado, en la mayoría de los casos, a dar el visto bueno a las iniciativas de un presidente que ha concentrado todos los poderes.

Los franceses envían una señal a Macron tras reelegirlo para cinco años más en abril: quieren imponer límites a su poder. Ya no podrá mandar solo. Todo su programa de reformas queda en suspenso, y no es seguro que cuente con mayorías para aplicarlo. También su habilidad estratégica está en entredicho: la decisión de hacer una campaña de perfil bajo dejó el campo libre a las oposiciones.

Si el resultado final coincide con la parte de baja de la horquilla de diputados que dan las proyecciones, no está claro siquiera que Ensemble pueda llegar a la mayoría absoluta con una alianza con la derecha moderada de Los Republicanos (LR). Según Ifop, LR tendrán entre 62 y 68 diputados.

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“El desastre, para el partido presidencial, es total y no aparece ninguna mayoría”, dijo Mélenchon, quien no descartó que, al final del recuento, fuese NUPES la candidatura con más diputados. Le Pen, por su parte, declaró: “Nosotros encarnaremos una oposición firme pero respetuosa con las instituciones”.

Es territorio desconocido para la política francesa, en tiempos recientes, una correlación de fuerzas parlamentarias sin un partido dominante ni una mayoría y que obligará a practicar el consenso y el compromiso. La alternativa es una Francia ingobernable. En este escenario, el presidente de la República tiene la posibilidad de disolver la Asamblea y convocar nuevas legislativas.

Varios ministros de Macron eran candidatos a las legislativas y perdieron, entre ellos la titular de la Transición ecológica, Amélie de Montchalin, y la de Sanidad, Brigitte Bourguignon. Deberán abandonar el cargo, según la regla establecida por el palacio del Elíseo. El presidente saliente de la Asamblea Nacional, Richard Ferrand, amigo y aliado del presidente, perdió en Bretaña. También queda en una posición delicada la nueva primera ministra, Élisabeth Borne, elegida por poco en su circunscripción de Normandía. Su futuro es incierto.

La Asamblea Nacional reflejará, con mayor fidelidad que hasta ahora, el esquema tripartito —centro, alianza de izquierdas y extrema derecha— que ha dominado la política francesa desde que Macron conquistó el poder en 2017. Las voces antisistema se escucharán más y tendrán un peso mayor en la vida parlamentaria. Y el descontento social se reflejará en el hemiciclo.

En Francia se inaugura, al mismo tiempo, un periodo sin elecciones, hasta las europeas de 2024. Se cierra un ciclo electoral que empezó en 2019 precisamente con las europeas, siguió en 2020 con las municipales, en 2021 con las regionales y en 2022 con las presidenciales que ganó Macron, y las legislativas. Han sido elecciones marcadas por la revuelta de los chalecos amarillos, la pandemia y la guerra en Ucrania.

En cada una de estas elecciones la abstención ha batido récords, o ha estado cerca. Los franceses ya empezaban a acusar la fatiga electoral. Ahora vienen dos años sin pasar por las urnas.

La carrera para suceder a Macron en 2027 ha comenzado y el resultado de las legislativas puede socavar su autoridad. Macron no puede presentarse a un tercer mandato seguido. Entre sus aliados, el ex primer ministro Édouard Philippe —hoy líder del nuevo partido Horizons— y el actual ministro de Economía, Bruno Le Maire, no esconden sus ambiciones.

El futuro de Mélenchon

Otra incógnita: qué será de Mélenchon, líder indiscutible de la nueva izquierda y uno de los triunfadores de estas elecciones, pero que no era candidato en estas legislativas y, por tanto, se queda sin el altavoz del escaño en la Asamblea Nacional. No habrá alcanzado, según las proyecciones, su objetivo de liderar la primera fuerza parlamentaria y obligar así a Macron a nombrarle primer ministro, pero ha devuelto a la alicaída izquierda al centro de la política francesa.

En la primera vuelta, el 12 de junio, Ensemble sacó un 25,75% de votos. La NUPES, un 25,66%. La campaña se escenificó como un duelo entre Macron y Mélenchon. Macron presentó a Ensemble como el partido del orden y alertó de que una victoria de los mélenchonistas significaría “añadir un desorden francés al desorden mundial”. “¡El caos es Macron!”, replicó Mélenchon.

La prioridad de Macron era la aprobación, en la Asamblea Nacional, del plan para proteger el poder adquisitivo de los franceses ante la inflación. En otoño debía llegar el turno de su reforma más complicada, aplazada en el primer quinquenio tras semanas de huelgas y manifestaciones y la llegada de la covid. Se trata de la reforma de las pensiones, que debe llevar la edad de jubilación de los 62 años actuales a los 64 o 65 años. Está por ver si contará con suficientes diputados para aprobarla.

La izquierda ha hecho campaña con un programa para reducir la edad de jubilación a los 60 años, subir el salario mínimo a los 1.500 euros mensuales y controlar los precios de los productos de primera necesidad. Cada partido integrante de NUPES debería tener su propio grupo parlamentario. El riesgo es que, dadas las diferencias entre europeístas y euroescépticos o entre partidarios del libre mercado y anticapitalistas, la alianza se acabe fracturando.

La nueva legislatura, la XVI, se inaugurará oficialmente el 28 de junio con la elección del presidente de la Asamblea Nacional y la formación de los grupos. Entretanto, Macron posiblemente deba remodelar el Gobierno formado en mayo tras las presidenciales y quizá construir una mayoría parlamentaria que lo respalde.

En julio la primera ministra Borne, o quien le suceda, podría pronunciar el llamado discurso de política general ante el Parlamento y solicitar un voto de confianza. Con la nueva Asamblea Nacional, no lo tendrá tan fácil como sus antecesores.

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