Los Mossos d’Esquadra vuelven a estar en medio de las conversaciones y los tejemanejes políticos del procés. David Madí, quien fuese mano derecha de Artur Mas, detenido ayer en una operación de malversación de caudales públicos, ostenta en sus conversaciones su control de lo que pasa en la policía catalana y en el Departamento de Interior. “Que no haga nada sin que primero hable conmigo”, asegura Madí tras el reciente nombramiento de Miquel Sàmper como consejero del Interior. “Hay que contarle muchas cosas a nivel de personas de confianza y de todo. Que todo el equipo que hay allí es mío”, añade, según recoge la Guardia Civil en el escrito donde se ordena su detención.
Madí repite que los Mossos “estarán a su lado si declaran la independencia”. Algo que para la Guardia Civil “no es baladí”, después de sus advertencias a Sàmper. Y destaca que su poder en el área de quien dependen los Mossos d’Esquadra se demuestra también por las reuniones que mantiene con los máximos responsables del Departamento de Interior en los momentos más duros de los altercados tras la sentencia del procés. A Miquel Buch, exconsejero del Interior, y Brauli Duart, exsecretario general de la misma cartera, “Torra se los folla porque le han llevado la contraria o no le han dejado hacer sus animaladas”, dice el investigado.
Pero Madí no se queda únicamente en la parte política. Quien fuese el hombre fuerte de Artur Mas es uno de los responsables de crear una “unidad clandestina” de contraespionaje en la policía catalana y especializada en criptomoneda, según la Guardia Civil, “que una vez aceptada por la Generalitat garantizaría estabilidad y permitiría eludir el control del Estado en los movimientos de capital para lo que estarían buscando el respaldo de Rusia”.
La Guardia Civil vincula también a Madí con la plataforma del Tsunami Democràtic, que dirigió de manera anónima las protestas de la sentencia del procés. Asegura que conocía los detalles de la misma, y por eso explica sus reuniones con el consejero del Interior y el secretario general en aquellos momentos, junto a Xavier Vendrell, otro de los detenidos, a pesar de estar fuera de los circuitos de la política oficial. “De la observación de las comunicaciones se desprende que David Madí está perfectamente informado de las movilizaciones que se vienen produciendo y parece inferirse que conoce quién hay detrás del movimiento Tsunami Democràtic colaborando con el mismo para poner el país por los aires”, afirma la Guardia Civil.
El auto de detención también recoge los intentos de Madí de obtener favores políticos a través de sus influencias: en el negocio de las VTCs, en el del agua e incluso en el intento de obtener a través de “sus contactos con la administración catalana” la adjudicación de “algún contrato de emergencia amparado en la crisis sanitaria”. Para esto último, dice la Guardia Civil, recurrió a Xavier Vendrell, también detenido. Pero ninguno de esos intentos prosperó. Además, señala que diversas personas recurren a él para que interceda con la administración, y pone el ejemplo del empresario “Tatxo Benet, de Mediapro, para que TV3 abone 800.000 euros por un documental del procés”.
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