Cuando llegó la hora de elegir dónde matricular a su hijo de cuatro años, Álvaro García no tuvo ninguna duda: sería en el colegio de Infantil y Primaria (CEIP) Alhambra, en el distrito de Fuencarral-El Pardo, el mismo centro al que asiste su hija mayor. Pero se acaba de llevar una sorpresa. Faltan poco menos de dos semanas para que comience el plazo de inscripción y ya no hay plazas disponibles. La Comunidad de Madrid ha cerrado una de las dos líneas de la segunda etapa de infantil. Es decir, donde había dos clases para los niños de tres y cuatro años respectivamente, el próximo curso solo habrá una. La primera consecuencia: los alumnos que pasan del primer al segundo curso confluirán en la misma clase, se superará la ratio (el número de estudiantes por aula permitido por ley) y no dejará margen para las nuevas admisiones.
No es el único sitio en el que pasa. Si García intenta probar suerte esa misma zona, en el CEIP Mirasierra también va a sufrir ese recorte en su curso de cuatro años.
Pero el problema se multiplica: los cierres afectan al menos a 58 aulas en toda la Comunidad, según un avance de los datos que está recopilando CCOO de Madrid, centro a centro, comparando las aulas de este curso con las que estarán disponibles el que viene. Y la primera conclusión no ha dejado lugar a dudas: los colegios más afectados se encuentran en el sur de la región. Leganés pierde un total de 32 clases, seguido por Fuenlabrada, con nueve.
Por eso mismo, las familias del distrito de Fuencarral-El Pardo, destinado a perder cuatro líneas, se concentraron el jueves en las puertas del CEIP Alhambra para manifestarse en contra de la decisión de la consejería de Educación. Más de un centenar de niños y padres exigen una escuela pública para todos, tal como se podía leer en las camisetas y pancartas verdes que agitaban con fuerza. “Están intentando convertir el barrio en el kilómetro cero de la privatización. No lo vamos a permitir”, afirmaba Jaime Sorey, presidente de la asociación de padres (AMPA) del CEIP Alhambra, donde están matriculadas sus dos hijas, de tres y nueve años. En todo el distrito hay 22 colegios públicos para el segundo grado de infantil, frente a un total de 20 centros concertados, según datos oficiales de la Comunidad. En algunos barrios, sin embargo, el número de concertados supera a de los centro públicos.
Un portavoz de la consejería de Enrique Ossorio justifica los cierres con los datos de escolarización del curso anterior. “Se hace una estimación del número de unidades que serán necesarias en cada centro y, una vez que se conoce la demanda real, se hacen los ajustes necesarios”, explica. El curso pasado en el CEIP Alhambra se solicitaron solo 26 de las 50 plazas disponibles en la clase de los tres años.
“No se pueden basar en los datos de otros cursos para recortar, sobre todo si consideramos que llevamos dos años de pandemia. Hay familias que han preferido esperar a matricular a sus hijos para salvaguardar su salud”, explica incrédulo Sorey, que recuerda que a esas edades la escolarización no era obligatoria, por lo que algunas familias han preferido mantener a sus hijos en casa para no arriesgarse a un contagio. De hecho, la covid fue una de las razones que hizo que García no matriculara antes a su hijo menor en este centro. “No podía imaginar que este año se iba a quedar sin plaza. Tendremos que buscar otro colegio cercano, o dejarlo en la escuela infantil en la que está y volver a tener pronto el mismo problema”, afirma.
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Ahora que parece que lo peor de la pandemia ya ha pasado, Sorey asegura que los padres del barrio tienen toda la intención de volver a llevar sus hijos al cole: “Las jornadas de puertas abiertas están teniendo mucho éxito. Pero, ¿de qué sirve, si no hay plazas disponibles?”.
El proceso de matriculación en Madrid solo se tiene en cuenta realmente el primer sitio donde la familia solicita una plaza. Si por puntos u otra razón no la consiguen esa plaza, a una familia le puede tocar cualquier centro del mismo distrito, independientemente de la cercanía. “Es un engaño”, remata Isabel Galvín, secretaria general de la Federación de Enseñanza de CCOO de Madrid. “Porque con este sistema, ninguna familia pone como primera opción un centro que ya saben que no tiene plazas, simplemente porque no pueden arriesgarse a dejar a sus hijos sin una plaza pública”.
180 familias para cero plazas
En la misma situación se encuentra el CEIP Mirasierra, en el barrio madirleño que lleva ese mismo nombre. “Durante las jornadas de puertas abiertas recibimos a 180 familias, aunque oficialmente la oferta para las clases de cuatro años es de cero plazas”, explica Elena Vivar, presidenta del AMPA del colegio. Este centro en el distrito de Fuencarral-El Pardo ha visto reducida su oferta de tres a dos líneas en las clases de cuatro años. Esto quiere decir que los 53 alumnos de tres años actualmente matriculados tendrán que estrecharse en solo dos líneas de 26 y 27 plazas, lo que comporta no respetar la ratio legal de 25 alumnos por clase.
“Quieren acabar con la enseñanza pública porque si reducen las plazas, las familias acaban eligiendo la concertada”, comenta Vivar. La plataforma La Ilustración por la Educación Pública —que acoge a las AMPAs de Fuencarral-El Pardo— alerta del riesgo de dejar el distrito sin suficiente oferta educativa pública. Con el cierre de aulas, el barrio de Peñagrande se quedaría con apenas 80 plazas para tres y cuatro años, pese a que hay más de 600 niños censados con esas edades, según detalla la plataforma en un comunicado. La situación es aún peor en Mirasierra, con 40 plazas públicas para medio millar de niños.
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