Devin Booker estuvo brutal, colosal, descomunal. Los 49 puntos que anotó contra los Utah Jazz -16 de 31 en tiros de campo-, son dignos de todos los elogios, aunque más ‘gordas’ las ha hecho el el base-escolta de los Phoenix Suns, que se atrevió a irse hasta los 70 tantos en 2017 ante los Boston Celtics para unirse al selecto club de los Wilt Chamberlain, Kobe Bryant, David Robinson, Elgin Baylor y David Thompson como únicos jugadores de la historia en haber firmado o superado esa cifra. La contradicción, que los Suns no ganaron, sino que fueron los Jazz los que salieron triunfales (134-133) por obra y gracia de Lauri Markkanen, el mejor de siempre, disfrutando el finlandés de su mayor anotación en la NBA con 38 tantos con un casi perfecto 15/18 en tiros de campo.
Markkanen, además, convirtió el tiro que encarriló la victoria de Jazz con el 134-131 a falta de 38 segundos para el final en un partido vibrante, en el que los Suns reaccionaron tras llegar a perder de 19 puntos en el ecuador del primer cuarto y que equilibraron a partir del tercer parcial tras el 66-74 del descanso. Con lo que hicieron Booker y Markkanen, quedaron del todo eclipsados los 27 tantos de Malik Beasley. El finlandés, que ha pegado un salto bárbaro este año -de promediar 14,8 puntos con los Cavaliers el año pasado a 22,2 este curso-, apunta al All-Star.
Con la constancia en sus resultados que están manteniendo en sus resultados y su juego, viendo sus argumentos, sus jugadores, el espíritu de su entrenador -el ‘rookie’ Will Hardy., los Utah Jazz ya no son tanta sorpresa y ya no impacta tanto verles tan arriba en un Oeste en el que son segundos con un balance de 11-6 y en el que los Suns se quedan cuartos con 9-6.