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Mako de Japón, una princesa en el limbo


La princesa Mako de Japón, sobrina del nuevo emperador Naruhito, ha dedicado esta semana a recorrer Perú y Bolivia. Se trata de uno de sus últimos viajes oficiales: su boda con un plebeyo, prevista para el año que viene, supondrá su exclusión de la familia real japonesa y hará de ella una ciudadana más. Pero hasta que ese momento llegue seguirá representando a la monarquía y será por tanto recibida con los máximos honores por todo el mundo, como lo ha sido en ambos países latinoamericanos, los cuales mantienen una relación muy estrecha con Japón.
Perú fue el primer territorio de América Latina en establecer relaciones diplomáticas con el país del Sol Naciente y el primero también en abrir las puertas a sus inmigrantes. El 3 de abril de 1899, 790 ciudadanos japoneses se apearon del barco Sakura Maru y pusieron pie en el puerto del Callao. La princesa Mako aterrizó en Lima la semana pasada para participar en el 120º aniversario de ese momento histórico.
“No voy a olvidar que los inmigrantes japoneses que llegaron al Perú y sus descendientes echaron sólidas raíces en la sociedad peruana, apoyándose mutuamente y superando innumerables dificultades”, declaró la princesa, quien también agradeció, en nombre de su país, la bienvenida que sus compatriotas recibieron en esas tierras.

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El presidente de Bolivia, Evo Morales, camina con la princesa Mako de Japón por La Paz, Bolivia, el 15 de julio de 2019. Diego Valero AP

“Dicen que los descendientes japoneses han llegado a 100.000 personas [en Perú] y todas las generaciones están desplegando sus actividades plenamente en varios campos”, añadió la nieta mayor del ya exemperador Akihito. A aquellos recién llegados les siguieron muchos más, lo que con el paso de los años cristalizó en una profunda mezcla cultural y étnica, manifestada, por ejemplo, en la famosa gastronomía peruana. Los descendientes de inmigrantes japoneses forman hoy la comunidad nikkei, de la que forman parte personalidades del país como el exdictador Alberto Fujimori.
Al día siguiente, la sobrina del emperador japonés acudió al Palacio de Gobierno junto al presidente de Perú, Martín Vizcarra; y a continuación se desplazó hasta Machu Picchu para visitar el famoso recinto arqueológico.
La segunda mitad de su viaje oficial la llevó a Bolivia, donde aterrizó este lunes. Allí fue recibida por el presidente Evo Morales, con quien intercambió regalos. En su discurso dedicó unas palabras a los más de 13.000 bolivianos descendientes de japoneses. También tuvo la oportunidad de conocer al alcalde de La Paz, Luis Revilla, quien la nombró huésped ilustre de la capital y le hizo entrega de las llaves de la ciudad.

La princesa Mako recibe las llaves de La Paz de manos de su alcalde, Luis Revilla. Juan Karita AP

La princesa Mako cursó sus estudios en la Universidad de Gakushuin en Tokio, donde conoció a su prometido, Kei Komuro, por entonces un compañero de clase. Su relación empezó en 2012 y resistió a los años que ella vivió en el Reino Unido mientras cursaba un máster en museología en la Universidad de Leicester. La pareja anunció su compromiso en noviembre de 2017: se casarían en noviembre de 2018. “Me atrajo de él su sonrisa brillante como el sol”, declaró la princesa entonces sobre su prometido, que contestó: “Ella cuida de mí con calma, como la luna”
Sin embargo, en febrero de 2018 la pareja pospuso la boda hasta 2020 por “falta de preparación”. En el comunicado enviado a los medios por la Agencia de la Casa Imperial, la princesa afirmó que deseaba “pensar sobre el matrimonio de manera más profunda y concreta y tomar el tiempo suficiente para preparar nuestra boda y la vida después de ella”. La nota también hacía alusión a que el retraso de la boda permitiría a Mako participar de la subida al trono de su tío Naruhito.
Esta relación reavivó el debate acerca de la ley que regula la familia imperial en Japón y las distinciones que traza entre sexos. La regulación actual establece que las mujeres pierden su estatus al casarse con un varón que no es de sangre real, pero no sucede lo mismo a la inversa. El actual emperador Naruhito, por ejemplo, se casó con una plebeya —ahora emperatiz Masako— manteniendo sus títulos; su hermana, la princesa Sayako, los perdió al contraer matrimonio en 2005 con un funcionario del Ayuntamiento de Tokio. Esto no detuvo a Mako, que ya está despidiéndose.


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