El periodista de EL PAÍS Manuel Jabois cree en un lector fiel que inculca a sus hijos el cariño por un determinado periódico, pero no en un lector militante que no discute ni critica las noticias. Del mismo modo, no confía en un periodismo contemplativo, que no indaga ni interroga. “Yo siempre pongo un ejemplo”, apunta. Es el del periodista ciudadano que va por la calle con su teléfono móvil y graba un accidente de tráfico y lo sube a las redes sociales asumiéndolo como una notica sin más fondo. “Un periodista con esa información descuelga el teléfono, se va a comisaría e intenta indagar quién o quiénes son los protagonistas del accidente, llama, llama, llama, llama, llama, llama y consigue elaborar una información y dar un contexto al accidente de tráfico; entonces se entera de que el conductor es el exmarido y la víctima es la exmujer, ya no es un accidente de tráfico, es un crimen machista”, relata.
Durante los primeros meses de la pandemia, mientras las muertes azotaban España, los lectores escribían a Jabois diciéndole “que estaba como más tiernito, como más suave”. El periodista no lo niega y enfatiza el sentimiento de comunidad que ha generado la covid-19: “Estábamos todos juntos en esto”. Una de las pocas cosas buenas, dice, que ha traído el coronavirus es “el sentimiento de comunidad, de pertenencia, de que estamos todos prácticamente en el mismo barco, viviendo el mismo mundo y sufriendo exactamente la misma enfermedad que nos está afectando a todos”.
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