Ser Diego Maradona y tener un solo cuerpo suena a pelea desigual. El mayor ídolo del fútbol argentino, que este viernes 30 de octubre cumplió 60 años y mostró una desmejorada versión física, fue internado este lunes por la noche en una clínica de La Plata, a 60 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires. A la espera de un parte médico oficial, alrededor del actual técnico de Gimnasia dejaron trascender una recaída anímica. “Lo vi desganado”, dijo su médico personal, Leopoldo Luque, que descartó un caso de urgencia.
“Fue una semana complicada emocionalmente para él, de mucha presión”, dijo Luque a los medios que se apostaron en la puerta de la clínica. “Eso generó un bajón anímico, cambió la alimentación y mostró otra actitud, por eso le dijimos de estudiarlo, de hacer unos estudios”, agregó.
La pandemia complicó a Maradona, quien por su volcánica vida ya había pasado por varias hospitalizaciones previas. Aislado por ser una persona de riesgo, el hombre que se convirtió en una deidad para sus compatriotas en México 86 apenas salió de su casa. En las once semanas que duró la pretemporada de Gimnasia, Diego solo pudo presentarse en un entrenamiento y en un partido de práctica.
En los días previos al debut de Gimnasia en la flamante Copa de la Liga Profesional, que coincidió con el cumpleaños de Maradona y el regreso al fútbol oficial en Argentina después de 228 días, fuentes del club pusieron en duda su presencia para el partido ante Patronato.
Incentivado por los hinchas de Gimnasia, que fueron a buscarlo con bengalas y bombas de humo a su casa, Maradona finalmente acudió al estadio, pero su imagen estuvo lejos de la que mostró en sus días de gloria. Debilitado, con dificultades para caminar por su cuenta, el ídolo ingresó al campo de la mano de un par de dirigentes de Gimnasia y recibió placas de las autoridades de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). Sin embargo, solo observó dos minutos del partido en el banco de suplentes y regresó a su casa. De esa manera se perdió el triunfo 3-0 de su equipo ante Patronato.
Entre los rumores que debió desmentir este lunes por la noche tras la internación del ídolo, Luque negó un accidente cerebrovascular. “Diego no entró con un cuadro de ACV. No es grave ni vinimos de urgencia. Si Diego quisiera, podría levantarse e irse”, explicó Luque. “Lo vi desganado, más enojado, a veces no me quería recibir”, agregó el médico, que precisó que Maradona podría quedarse un par de días internado, “hasta optimizarlo”.
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