Mariana Rodríguez Cantú: “Las redes sociales se nos han ido de las manos a veces”


Es tataranieta de Gustavo Madero, tiene varios parientes que fueron gobernadores y ahora está casada con uno, el de Nuevo Léon, Samuel García, pero ella no necesita otros nombres para hacer valer el suyo: Mariana Rodríguez Cantú, más de dos millones de seguidores en redes sociales y una vida pública y privada sometida a constante escrutinio por voluntad propia. Cada día su imagen y sus comentarios salen en Instagram, desde una visita política a un momento íntimo en pareja. El fin de semana pasado estalló el enésimo escándalo por esa razón: la pareja sacó a un bebé del centro de acogida de niños y publicó sus fotos como en un álbum familiar. Las organizaciones por la infancia la acusan de haber infringido algunas leyes y de exponer al menor por una vía que se descontrola en manos de miles de internautas. Las críticas han arreciado, pero ella no se arredra, incluso enmienda la plana a las ONG. “Lo hice de corazón y lo volvería a hacer”, repite.

Su presencia en la vida pública es total. Muchos opinan que su impulso con las nuevas formas de comunicación masiva fue crucial para que su esposo ganara la gubernatura en junio. Conocida influencer, se maneja como nadie con las redes sociales y su imagen tiene tirón mediático. Sin embargo, huye de las entrevistas, esta es la primera que concede desde que su círculo la llama Primera Dama, a tres meses ya de la toma de posesión de García como gobernador. “A veces prefiero que hablen otros”. Recibe a los periodistas en su despacho, toda vestida de negro, con un pantalón corto de cuero, medias y botines. Un maquillaje ligero y las uñas cortas pintadas de rosa. Es desenvuelta, natural y se muestra alegre y cercana. Posa para las fotos con la misma soltura que se coloca el micro por debajo del suéter. La gobernadora regiomontana tiene 26 años y no se le escapa un detalle: “¿Te ayudo a apartar esta mesa?”. “Ahí se ha caído un cable”. “¿Este celular está grabando?”. “Ahí viene tu agua”. “Ay, no sé si quitarme la mascarilla”. Se la quita y abre el balcón de par en par.

En video, Mariana Rodríguez habla sobre el manejo de sus redes sociales.Foto: Foto | Video: Julio César Aguilar

Pregunta. ¿Por qué lo ha hecho?

Respuesta. Tengo tres meses desde que entré a esta oficina, Amar Nuevo León, y me habían dicho que el centro de Desarrollo Integral de las Familias, DIF, me iba a cambiar la vida. Dije, no será para tanto, pero sí, he visto una realidad que pensé que existía solo en las películas de terror y ni siquiera en ese alcance. Los niños y niñas que están allí, además de venir de una situación difícil, también la vivían dentro de la institución. Te vas encariñando con ellos y con algunos he hecho mucho clic, y uno de ellos es Emilio. Verlo tan chiquito, tan sonriente, me ha cautivado. En diciembre, 60 niños fueron a un programa de convivencia familiar en casas, no todos con sus familias biológicas. Pregunté si podía llevármelo un fin de semana y me dijeron que sí. Lo saqué con un permiso de convivencia familiar. Todo es legal, tengo una carta escrita del DIF en donde dice que yo soy la persona responsable de él durante esos días. No hay ningún interés de ningún tipo, ni erróneo ni equivocado, solo quería que él tuviera la oportunidad de pasar el fin de semana en familia, en casa.

P. Las ONG expertas en protección de la infancia hablan de la vulneración de varias leyes. ¿No ha pensado que podría haberse equivocado? Incluso han pedido que las fiscalías intervengan.

R. Creo que yo no soy tan tonta como para meterme en un problema sola sin haber estado asesorada por abogados y el equipo jurídico del DIF. Y creo también que les falta conocimiento de lo que se puede y no se puede hacer. El artículo 27 de protección de menores establece que cuando un niño es huérfano, y él lo es, no lo había dicho antes, tiene la oportunidad de irse a convivencias con cualquier persona con quien tenga vínculo afectivo. Además, el DIF permite el voluntariado y no nada más a mí, muchas mujeres y hombres pueden hacer lo mismo que yo hice. Yo creo que las ONG se han dejado llevar por los títulos de las noticias: “Mariana y Samuel adoptan por un fin de semana un niño”: yo jamás dije eso. Cuando mandan indagar y Derechos Humanos nos pide el documento con los trámites de adopción, pues no existe tal cosa, es ya un teléfono descompuesto, nota tras nota. Sobre publicar las fotos, sí, la ley establece que no se puede si con ello se perjudica la imagen del niño, pero yo no la estoy perjudicando de ninguna manera. Solo he tratado de visibilizar un problema. Gracias a eso estos tres meses hemos obtenido muy buenos resultados, donaciones de 5.000 juguetes, canchas sintéticas, zapatos, leche; la calidad de vida ha cambiado para estos niños y ahora la ciudadanía está involucrada.

P. Dice que cualquier persona puede hacer lo que usted ha hecho. Las ONG critican que en México algunos sacan a niños de estos centros para explotarlos con fines de prostitución o de pornografía. ¿No podrían sus palabras dar pie a esa vía tan peligrosa?

R. No, el acogimiento debe ser súper pulcro. Teníamos 100 familias antes de este fin de semana y gracias a esto se inscribieron 321 familias más. Se hace una selección muy delicada.

P. Pero se refieren a que cualquiera que argumente un vínculo lo pueda sacar y quizá no con las mejores intenciones.

R. Eso también está regulado con entrevistas. Ningún niño sale porque sí. Evitamos ese riesgo. Me llegaron mensajes de explotación infantil, pornografía, todo eso lo vamos a manejar con mucha cautela, yo con el triple, porque sé que me pueden meter un gol político para perjudicar a Samuel o a mí.

P. Pero las organizaciones hablan de que solo pueden hacerse cargo del niño quienes tengan hasta un 4º grado de consanguinidad. No es su caso con este bebé.

R. He tratado de no comentar mucho de su caso, por su privacidad, pero él no tiene papás ni abuelos ni tíos involucrados en esto. Antes de que él sea dado en adopción se busca que quede con la familia extensa, pero en su caso no fue posible. A los cuatro días de nacido los papás firmaron que no podían o no querían hacerse responsables y pasaron los 30 días establecidos y no se retractaron.

P. Cuando se trata de personas públicas, muchos padres cuidan la imagen de sus hijos. ¿No ha pensado que, siendo usted quien es, esa exposición mediática le puede perjudicar?

R. No, yo creo que es un beneficio, porque así le podemos ayudar a encontrar una familia mucho más fácilmente. Las familias no suelen querer niños con discapacidad. A mí se me hace que no están entendiendo lo que es el DIF. Yo sí quería visibilizar esa realidad, y creo que si los papás adoptantes pudieran conocer a los niños, otra historia sería. Si de alguna manera yo puedo ayudar a este bebé a encontrar una familia para mí es un ganar.

P. Dentro de dos años, de 10 o de 15, los medios se seguirán preguntando qué fue del niño que llevaron a casa Mariana y Samuel, seguirán persiguiendo su vida privada. ¿Eso no le afectará?

R. No creo, lo estoy haciendo todo con amor, jamás lo haría para perjudicar a un niño, ojalá en 15 años tenga contacto con él y pueda ver su desarrollo, ojalá que esté en una familia entonces, que entienda que lo hice por amor, porque lo amo, y quiero su mejor desarrollo.

P. Los expertos dicen que aunque se haga con buena intención les puede hacer daño. ¿No piensa ni por un momento que se ha equivocado?

R. Pues me hubiera equivocado al exponer a un niño de manera negativa, pero no ha sido así.

P. No es la primera vez que a ustedes les han dicho que estaban usando la imagen de niños y que eso no era legal o conveniente, como el niño indígena de la canción de Movimiento Ciudadano. Las organizaciones dicen que ustedes no hacen caso, que todo es intencionado.

R. A mí no me lo ha dicho nadie.

P. Bueno, ha habido denuncias, con aquel niño indígena, ante el INE.

R. Fue con consentimiento de él.

P. Pero denunciaron y hubo una multa que después acabó en nada porque el niño pidió seguir colaborando con la canción, se ganaba la vida con eso.

R. Pues por algo no se ha sancionado, a lo mejor. Ya nos habrían sancionado si tantas cosas hemos hecho con el tema de los niños. Ahora veo los post de Save the Children, pues qué irónico, critican la exposición mía, pero ellos exponen a muchos niños para recaudar donativos, ¿cuál es la diferencia? Yo también recaudo donativos para el DIF. Así que no sé si sus críticas son auténticas para proteger a los niños o para subirse al tren de lo que ahorita está en tendencia.

P. ¿Cree que lo critican para perjudicarles?

R. No, no, obviamente en un tema como este se manifiestan, pero puede ser algo hipócrita, porque ellos también lo hacen, ¿por qué es diferente?

P. ¿No es una postura soberbia enmendar la plana a las organizaciones de la infancia? ¿no sería mejor asesorarse con ellos que son los expertos?

R. Ah, claro, tenlo por seguro, me interesa muchísimo conocer todos los errores que ellos hayan cometido y los aprendizajes que tengan en esta materia, pero volvemos a lo mismo, cuando viví el tema de la pierna, era muy hipócrita que me trataran de defender [aconsejar] de manera pública y no privada. ¿Por qué no me mandaron mensajes directos y no públicos?

P. ¿Qué es eso de la pierna?

R. Ni pa qué te cuento, un error que cometimos.

P. Ah sí, el episodio del machismo. [Su esposo dijo en un video: “Sube la cámara, estás enseñando mucha pierna, me casé contigo pa mí, no pa que andes enseñando”]

R. Sí, eso. ¿Por qué entonces no me escribieron de manera privada? Cuidado, Mariana, te recomiendo tal y cuál cosa…

P. Pero ¿cómo va a pedir usted que le hagan comentarios privados cuando usted misma goza de la exposición pública? ¿No es contradictorio?

R. Pues no, porque es una manera de ayudar, ¿por qué me quieren exponer de esa manera con un llamado público, qué tanto es quererse colgar del tema o, por el contrario, tener la verdadera intención de decir quiero ayudar a Mariana?

P. ¿A quién acusa exactamente?

R. Ay, ¿para qué estoy reviviendo esto? Muchos artistas lo criticaban en sus redes, por ejemplo, ¿por qué esa exposición de un tema vergonzoso que nos sucedió y que cometimos un error?

P. ¿Pues porque esas son las reglas del juego en las redes, no?

R. Pues sí, pero no sé si las críticas están para ayudar a que corrijamos nuestro error. Con gusto platicaría con estas asociaciones que protegen a niños y adolescentes, juntarme con varias a la vez, a lo mejor para que me den su retroalimentación, siempre estoy abierta a escuchar. No estoy cerrada a reconocer errores, pero lo que hice este fin de semana fue de corazón. No violé la ley, me asesoré antes de hacerlo.

P. ¿Hay siempre detrás de su imagen en las redes un equipo asesor?

R. No en la [exposición de la] vida cotidiana, pero con esta decisión [del niño] que pudiera haber sido ilegal y meterme en una bronca, sí.

P. Dice que usted tiene carácter. ¿Qué carácter tiene?

R. [Saca su acento más norteño] Pues un carácter fuerte, jaja. No se ve, pero sí sale de repente. Carácter fuerte que me ha llevado donde estoy, pero también me hace cometer errores. La impulsividad.

P. La Comisión Estatal de Derechos Humanos está investigando este asunto.

R. Sí, ayer nos mandaron una carta para que les enviáramos los papeles del proceso de adopción, pero eso no existe, no hay tal proceso, todo se ha contestado con el artículo 27 de la ley de protección de niños, niñas y adolescentes, así que estamos tranquilos.

P. ¿En ningún momento han pensado en adoptar al niño, entonces?

R. Pues eso es un tema muy personal de Samuel y mío, pero, por el momento, no se ha pensado.

P. Habrá quien piense que usted ese derecho lo ha perdido, el de la privacidad.

R. Sí tenemos privacidad y lo hemos ido aprendiendo también con errores cometidos, en la pandemia cometimos un error muy grande, nos exponíamos mucho. Si íbamos a cenar hacíamos un live, las pláticas en pareja… No hay necesidad. Algunas veces me preguntan: ¿para cuándo el bebé? Pues qué les importa, son temas privados. Sí tenemos privacidad, fue una regla que nos establecimos al casarnos. Parece que todo se publica, mi día a día, pero pasan muchas cosas más que no se ven.

P. Pero entenderá que la gente ya no admita que su vida es privada.

R. Bueno, bueno, es la decisión de la pareja.

P. ¿No está cansada de su propia sobreexposición, de las críticas que le acarrea?

R. Yo empecé hace casi cinco años, y me encanta lo que hago (ríe). Nadie me dice qué hacer y con la personalidad que tengo, menos. Todo lo hago de corazón y no tengo un fin mayor al que llegar. He expuesto mi vida desde hace cinco años y creo que me ha gustado que la gente haya visto la evolución de Mariana, desde que estaba soltera, mis estudios y graduación, la campaña de senador de Samuel, mi primer negocio, el segundo, todo ha sido compartido. En el momento que me canse, miraré por mí misma antes que por cualquier persona, pero no estoy en ese momento ahorita.

P. ¿Qué se saca de gusto en la exposición de la vida privada? Ustedes salieron con el predictor del embarazo, por ejemplo, son cosas muy íntimas.

R. Cuando me embaracé, mi vida eran las redes sociales, a eso me dedicaba. Pero ahorita es al beneficio positivo que le puedo dar a las instituciones para multiplicar la ayuda. Ha cambiado el enfoque de compartir las cosas en redes, pero nadie puede negar que son el futuro y si nos alejamos de ellas, nos alejamos de lo que viene. En campaña nos insultaban mucho por usarlas, pero si es una bendición estar en las redes y lograr lo que hemos logrado. Para mí es una herramienta que me ha llevado a mucha gente, que me ha abierto muchas puertas, que gracias a eso tengo mi negocio, para qué le busco lo negativo a algo que me ha dado tantas bendiciones.

P. Hay quien les acusa de una constante estrategia política. ¿Cuáles son los límites?

R. Yo lo que estoy haciendo lo hago de corazón, mi puesto es honorífico. Si mañana no quiero trabajar no tendría que hacerlo. Lo hago cada día porque estoy muy motivada por ayudar a estos niños. De corazón, nadie me paga, no busco un puesto político, no hay estrategia. Verdaderamente, lo que yo me encontré en el DIF es algo con lo que no te puedes quedar de brazos cruzados: niños con discapacidad no atendidos, instalaciones deterioradas, el personal lo amo, pero están muy desatendidos los horarios, un sinfín de cosas; los niños no estudiaban, no salían de sus cuartos, es un tema de salud mental importante. La gente creo que le llama estrategia política porque hago las cosas de manera diferente, no soy la esposa de un gobernador tradicional. No sé por qué lo digan, pero para mí es un segundo plano, creo que puedo mejorar la vida de estos niños y la estoy mejorando. Las instalaciones que vamos a hacer en el DIF son del primer mundo, departamentos chiquitos para los adolescentes, pulcros, que se sientan como en familia. Todo lo hago de corazón.

P. Cuando uno tiene el poder de Gobierno para cambiar las condiciones de un centro de acogida, ¿es necesario emplear esa propaganda con un niño?

R. Es que no es solo el poder, ponle que tengo 20 millones de pesos para arreglar el DIF, pero que lo puedo triplicar y entonces las instalaciones se remodelan. Con ese empuje en redes sociales mucha gente se va a sumar. Yo no quiero ni un peso en efectivo para donación, todo se hace de la manera correcta, con las cuentas correctas. Pero sí creo que por más poder que tengas todo se puede multiplicar. En Navidad se multiplicaron los regalos, como DIF les podíamos dar un juguete y con las donaciones les dimos cinco a cada uno. Gracias a exponerlo en mis redes, si no, nadie conocería qué se está haciendo.

P. Dice que está acostumbrada a las críticas. ¿Este caso le ha dolido más?

R. No, he tenido peores, jaja. Por más críticas que haya, yo hice las cosas bien, pedí el permiso, no quise privilegios, y todo fue apegado a la ley. Si hubiera hecho algo malo y me estuviera exponiendo me habría dolido.

P. Sobre las redes sociales se hacen muchas recomendaciones de precaución, porque a la gente se le va la mano. ¿El abuso de las redes desde la gubernatura no podría ocasionarles un buen trastorno?

R. Pues ya hemos aprendido, porque sí se nos ha ido la mano a veces, el subir las cosas de manera inmediata también se presta a cometer errores, y en estos seis años, te digo desde ahorita, voy a cometer errores, no pretendo ser perfecta ni hacerme pasar por la perfecta.

P. Los usuarios también son víctimas de violencia en la red. ¿Se siente víctima de la crueldad de las críticas?

R. A mí no me gusta victimizarme. Soy responsable de mis actos. Me podría hacer la víctima, decir que todo el mundo me ataca, pues no, a veces me lo gano, y a veces hay errores y en estos seis años cometeré muchos. Me ha tocado aprender de manera pública que a veces es más duro y sí duele, pero yo soy quien se está exponiendo y nadie lo está haciendo por mí. Es un arma de dos filos y yo tengo que estar de acuerdo con ello si comparto mi vida en las redes sociales.

P. Todavía hay flecos de amenazas de denuncias, incluso por trata de personas con fines de explotación comercial en el caso del bebé del asilo. ¿No lo teme?

R. Mis redes sociales no están monetizadas desde hace tiempo, la gente tiene una imagen errónea, o no cree la evolución que he tenido como persona. Me dediqué a eso durante un tiempo, pero ahora no obtengo dinero por mis menciones, ni mucho menos. Es la Mariana que fue y la Mariana que soy.

P. ¿Evoluciona rápido para tener tan poca edad, no?

R. La vida me ha llevado a lugares que nunca pensé. Pero estoy bien contenta.

P. Se la ve muy madura a sus 26 años.

R. Mi mamá siempre me ha dicho que voy un paso adelantada, desde chiquita: que gateé, caminé y hablé antes de tiempo; en mi carrera me gradué antes, no sé por qué vivo con esa prisa, a lo mejor me voy a morir joven, nunca sabes, jaja. No, creo que son las circunstancias que me han tocado, cuando empecé a andar con Samuel tenía 19 años, ajena totalmente al tema político, y de tanto escuchar vas aprendiendo, si no, pues sufres. Ahorita, la vida me ha llevado aquí por algo y para algo, entonces voy a explotar el potencial que tengo y las oportunidades que la vida me ha dado y los donativos que la gente me da para que los niños tengan un lugar digno. Ese es mi objetivo de seis años.

P. Mucha gente opina que la gubernatura se ganó gracias a las redes sociales.

R. Claro, no lo dudo, las redes sociales nos ayudaron a hacer una comunidad de gente, a comunicarle dónde íbamos a estar, y ya ellos venían a nosotros. Claro, también hubo muchas estrategias, la inteligencia de Samuel, el estudio, pero gracias a las redes, Samuel puede comunicar su inteligencia, sus propuestas. Para mí, con la edad que tengo, dar un paso atrás en esto no está en mis planes.

P. Entonces, hay que dar la razón a quien dice que la campaña la ganó Mariana.

R. No, Samuel también tiene redes sociales potentes. Fue un mundo de circunstancias que potenciaron las redes de él y mías, yo solo soy un factor que ayudó a ganar, uno de ellos.

P. Esa misma fuerza de las redes ¿no teme que se vuelva como un coletazo y les pegue un buen susto político?

R. A lo mejor, pero todo lo que estoy haciendo lo hago asesorada jurídicamente. No estoy haciendo nada porque se me ocurre, porque quiero, porque busco likes o comentarios. En el caso de Emilio, pude habérmelo llevado y no poner nada en las redes, pero ¿qué habría sido peor, que alguien del DIF diga: Mariana se llevó al niño y no dijo nada, o hacerlo transparente? Creo que la gente aprecia la transparencia. Si lo hubiera hecho a escondidas nadie habría creído después la explicación. Y menos cuando estás publicando todo de tu vida a diario. Amo las redes sociales.

P. Lleva tres meses de gobierno. ¿Cómo va?

R. Yo estoy gozando, cada día me levanto muy motivada con ayudar a los niños, vamos a empezar un programa de emprendedores, a ver si pasa la pandemia, atacando la obesidad en el DIF, migración, violencia obstétrica, embarazo en adolescentes, nunca te cansas. Todos los días crezco como persona y cada día te cambia la vida.

P. Ha dicho que no descarta dar el salto a una candidatura política.

R. Ahora gozo del puesto honorífico que me permite trabajar con todas las secretarías del gabinete, no pienso en puestos políticos, es temprano para pensar en el futuro. Hace tres años tampoco hubiera pensado en estar casada con un gobernador. Entonces, no lo descarto, pero no es de mi interés.

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