Fabio Quartararo, en cabeza por delante de Maverick Viñales en un momento de la carrera en el circuito de Jerez.MARCELO DEL POZO / ReutersLa espera fue larga. El Mundial de Motociclismo empezó el 8 de marzo, pero la crisis sanitaria desatada por la covid-19 fue tal que ni siquiera alcanzó aquel fin de semana para que los pilotos de MotoGP llegaran al circuito de Losail. Así que protagonistas y fans aguardaban desde entonces para ver la primera carrera de la categoría reina de este 2020. Y la espera valió la pena. Como en la mejor de las tragicomedias, hubo momentos sensacionales y otros dramáticos. Un protagonista, Quartararo, y un antagonista, Márquez.Al calor sofocante en Jerez (33 grados en el ambiente, 55 en el asfalto) respondió el talento del joven Fabio Quartararo, que logró por fin –mira que lo intentó veces el curso pasado– sumar una victoria a su palmarés. La primera en la categoría reina. Fue especial el triunfo, no solo por sus 21 años, también por tratarse de un piloto enrolado en un equipo satélite, el Petronas, por bien que su moto este año sea ya una M1 tan auténtica como las de las dos Yamaha oficiales, las de Viñales y Rossi. El primero lideró la carrera en los primeros compases de la misma para terminar tras 25 acaloradas vueltas en la segunda posición, con su colega a casi cinco segundos de distancia, un mundo en un circuito corto, técnico y revirado como el de Jerez. El segundo no llegó a alcanzar la meta. Uno y otro habían apostado por calzar la goma más blanda delante. Fueron los únicos. Y se equivocaron. Rossi acabó abandonando a siete vueltas del final.Tampoco vio la bandera a cuadros Marc Márquez, que viajará a Barcelona este lunes para ser operado de una fractura de húmero. El 93 fue, de nuevo, el animador del campeonato. Una salvada, una remontada, una caída. Y tras esa secuencia dramática, el campeón del mundial abandonaba la pista en camilla, con un collarín y el brazo derecho pegado al cuerpo. Después de pasar por el hospital del circuito los doctores advirtieron que sufre una fractura que necesitará intervención quirúrgica. Su carrera fue puro espectáculo. Con el sello de garantía del Márquez que, aunque se resista, acaba a menudo jugando al todo o nada.El campeón del mundo se sentía rapidísimo este domingo, con mejor ritmo que nadie. Salía desde la tercera posición de la parrilla, le adelantó Viñales en las primeras dos curvas, pero él tardó poco en lanzar el ataque. Al cabo de dos vueltas le metió la rueda al de Yamaha, que le devolvió el adelanto inicialmente, aunque no pudo hacer gran cosa al llegar a la frenada de la curva seis, al final de la contrarecta. Ahí trincó bien los frenos el 93 y volvió a situarse en cabeza. El liderato del pelotón le duró dos giros más. Fue entonces, tras cuatro vueltas, cuando empezó la diversión. Perdía el control de su moto en la cuarta curva cuando echó la rodilla izquierda al suelo. Salvó la caída, pero no pudo evitar darse un paseo por la escapatoria. Al volver a salir a pista había caído hasta la 16º posición.Y empezó la remontada. En 15 vueltas y gracias a un ritmo endiablado Márquez alcanzó la tercera posición. Después de adelantar a un sinfín de pilotos, entre ellos a Petrucci, Rossi, Morbidelli, Bagnaia o Pol Espargaró, también a Andrea Dovizioso y Miller, los últimos y más resistentes. Quedaban cinco vueltas para el final.Quartararo había impuesto un ritmo magnífico vuelta a vuelta, constante, rápido, paciente sobre su M1, cuidando sus neumáticos para evitar sustos. Así, sin hacer demasiado ruido había abierto una brecha con el resto del pelotón. También con Viñales. Que sintió por unos momentos el acecho de Márquez. No contento con asegurar el podio, el piloto de Honda siguió apretando. Perseguía la rueda de su rival, a cuatro décimas de segundo. Hasta que se vio volando por los aires. En la misma zona en la que había cometido su primer error, en el primer parcial; pero esta vez sí terminó cayendo. Fue en la curva tres. Rodó y rodó por la grava, impactó contra el suelo, le golpeó su propia moto. Y acabó hecho un ovillo en el suelo.Márquez se fue directo al hospital mientras el piloto francés celebraba el primer gran triunfo de su carrera subido al podio. Allí le acompañaban Viñales y Dovizioso, que demostró, una vez más, que es piloto de domingos, cuando pocas veces falla. Esta domingo, además, el tercer puesto le supo a gloria. Nunca se había subido al podio en Jerez, un trazado que siempre le resultó demasiado técnico para su Ducati.La carrera –”superdifícil”, la definió el ganador– dejó otros detalles fantásticos, como el rendimiento de la KTM pilotada por Pol Espargaró, que terminó quinto. Como la constancia de Miller, cuarto, que sigue dando guerra, como hacía el año pasado, con una Ducati del equipo Pramac. El primer gran premio constató, también, que este Mundial penalizará mucho los errores. Si Rins perdió toda posibilidad de participar en la primera carrera tras caerse en los últimos segundos de la sesión de clasificación –tiene una pequeña fractura en el hombro–, Márquez se cayó y se lesionó también en esta cita inicial. Un comienzo fatal. En cinco días los pilotos volverán a subirse a la moto, de nuevo en Jerez. Y quién sabe si ellos dos, que soñaban con el título mundial, pueden hacerlo.
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