De pequeña, con 7 añitos, miraba las carreras de F1 junto a su padre y ya tenía un ídolo claro, Fernando Alonso. Le gustaban los coches pero todavía no sabía cuánto podían llegar a enamorarle. Se le intuía. Se subía a la falda de su padre cuando este se disponía a entrar el coche en el aparcamiento de casa. Ahí, su imaginación de niña volaba. “Cogía el volante como si fuera yo la que aparcara”, recuerda para MD. Y hoy día, Marta García (9 de agosto del 2000, Denia, Alicante) es una de las grandes joyas de futuro del automovilismo español y gran ejemplo para muchas de las chicas que anhelan ser pilotos. El pasado año fue cuarta en la primera temporada de las W-Series, un campeonato que se le escapó solo en las últimas carreras. Firmó un podio en la cita inaugural de la nueva categoría de mujeres. “Aquello fue un ‘boom’”, recuerda. Y a partir de ahí, solo hizo que avanzar a pasos agigantados, logrando su primera victoria y pole y siendo una de las grandes revelaciones del curso.
Quién lo iba a decir de aquella pequeña, que no contaba con tradición de competición familiar, pudiera estar entre las mejores 18 pilotos femeninas del mundo. Especialmente, al recordar sus inicios. “Con 9 años fuimos un día a un circuito de kárting Las Palmeras, en Sueca (Valencia) y probé uno de alquiler”. Ahí sintió un flechazo. Amor a primera vista. E impulsiva como la niña que era, no dudó ni un instante en pedirle a su padre si podía empezar a competir. “Justo ese día había unos karts de competición rodando allí. Preguntamos al circuito por si se podía competir y me dijeron que primero fuera a ver una carrera en Villena. Fuimos, y allí le repetí a mi padre que quería hacer esto”.
“Al volver a casa, mi madre pensaba que estábamos locos. Pero rápidamente me dijo que si era lo que verdaderamente quería hacer, que adelante”. Ahí empezó todo.
Debut y ascenso meteórico
Se enamoró de un volante y de la velocidad y empezó a escalar peldaños a ritmo de récord. Entrenó durante todo un curso con 9 años para empezar a competir en 2010 en carreras regionales que rápidamente se le quedaron pequeñas. “Siempre me he sentido respetada. Al empezar sí que escuchaba voces de ‘esta es una chica, nos la quitamos rápido de encima’. Y luego… ¡venga!”, recuerda entre risas al ser una de las dos chicas que competiría en el campeonato de España.
Debutó con 11 a nivel nacional en categoría alevín, y ese primer año ya pisó un podio. Continuó ascendiendo, siempre entre los mejores en todas las clases. 2015 lo recuerda como su gran año. Ya a nivel internacional, aquella temporada fue su “catapulta”. Ganó el respetado Trofeo de la Industria, como Lewis Hamilton, y el CIK-FIA Academy Trophy con hasta 50 pilotos seleccionados de todos el mundo. Además de ser cuarta en el Campeonato de Europa junior por dos años consecutivos, y en 2016, su último año en karting, fue la cuarta mejor de Europa de la clase reina.
Las W-Series, su salvación: iba a dejar de competir
Su talento no pasó desapercibido. La academia de jóvenes pilotos de Renault le fichó en 2017, pero su historia con la marca del rombo solo duró un año tras competir en la Fórmula 4 española en un curso difícil. Parecía que entonces podía empezar a despedirse de sus sueño. “Volví a los karts y en 2018 iba a dejar de correr porque no tenía presupuesto para competir”, recuerda. Pero por suerte, “entonces, aparecieron las W-Series”.
Al principio, no estaba muy a favor de una categoría de solo mujeres. “Siempre había competido contra chicos, en igualdad”. Pero si pasaba el duro proceso de selección entre todas las candidatas, podría competir gratis al volante de un F4 en esta nueva competición. “Desde el principio vi que la estructura que tenían era súperbuena y era un trampolín para luego hacer la Fórmula 3, o la Fórmula Renault ya corriendo con hombres. Era un trampolín para coger kilómetros, experiencia y carreras. ¡Era una oportunidad buenísima!”, expresa a MD. Y su talento le hizo estar entre las 18 mejores tras un último test en Almería con las últimas 28 candidatas, después de pasar la selección inicial en Austria.
Incertidumbre por el coronavirus
Ahora, tras una “gran temporada”, a sus 19 años, se plantea el objetivo de pelear por el título de las W-Series y debutar en la Fórmula Renault Eurocup. Todo, en busca de cumplir su sueño de ganarse un sitio en la prestigiosa FIA F3 Europea, categoría que ha sido antesala de la F3 o F2 para muchos de los pilotos que hoy día están en F1.
2020 es un año clave para su futuro. Lo afronta con mucha determinación y ganas. No obstante, el coronavirus lo ha parado todo y ahora desconoce si los campeonatos en los que iba a estar se podrán disputar.
“Este año el objetivo es luchar por ganar el campeonato. Será más difícil porque todas tienen más experiencia. Estará todo más competido seguro. Sí podemos, competiré también en la Fórmula Renault, que es el mismo coche que el de las W-Series, contra chicos, para ver dónde estoy en este campeonato para comparar y prepararme para ver si puedo dar el salto a la FIA F3 en 2021, pero ahora mismo está bastante difícil dada la situación que nos encontramos, porque prepararnos será más difícil este año”, desveló a MD.
“Es difícil porque los planes y todo que teníamos hecho ya se han ido un poco al traste y al final veremos cómo va la situación y cuando se empiece a arreglar todo un poco, veremos qué pasos damos y cómo van a hacer los calendarios de las carreras. Soy positiva. Lo que íbamos a hacer, si se sigue haciendo la Fórmula Renault y las W-Series, lo haremos”.
Confinada, trabaja para este 2020
Sea como sea, Marta no se relaja y mira hacia el futuro con ambición y convicción, trabajando confinada en su casa de Gandía. Sin dejar de lado los estudios de Publicidad y Relaciones Públicas que realiza en Barcelona, entrena tanto fuerza como cardio en una bici estática y da gas en un simulador que le proporcionó Simtechpro hace un mes.
García sigue soñando, como aquella niña que con 7 años se subía a la falda de su padre, tocando volante, a las puertas de su garaje. Con la misma fuerza que aquella que a las 9 primaveras se enamoró de la velocidad y los circuitos probando su primer kart. Amor a primera vista, del verdadero, el duradero, aquel al que dedica toda su vida en busca de ser piloto profesional y seguir mirando de reojo la F1.