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Martí sigue sin dar con la tecla


El Girona sigue una semana más viviendo con la sensación de ser inexpugnable en casa pero demostrando que lejos de Montilivi es uno de los peores equipos de la categoría.



Hace apenas cuatro días Stuani devolvía la alegría al equipo de Pep Lluís Martí en Montilivi con su doblete y con la vuelta a la senda del triunfo después de tres derrotas consecutivas. El equipo entró otra vez en zona de promoción de ascenso y esto junto a la visita a uno de los peores locales de la Liga, el Tenerife, volvía a ilusionar a los gerundenses. Sin embargo, la película se repitió este domingo por la noche en el Heliodoro Rodríguez López. Un error individual condenó al Girona nada más empezar y a partir de aquí la historia de siempre, un domino estéril que no se tradujo en ocasiones claras ni tampoco en goles.

Todo apuntaba a ser una jornada propicia. La derrota del Cádiz, el empate del Huesca y el aplazamiento del partido del Zaragoza le daba al Girona la oportunidad de recortar puntos ante casi todos sus rivales directos, pero ayer tampoco iba a ser el día.

Números muy parecidos a los de Unzué

Los primeros partidos con Pep Lluís Martí al frente del equipo hacían pensar que con el cambio de dirección en el banquillo el equipo iría cada vez a más. 7 partidos consecutivos sin perder presagiaban un buen futuro con el balear como técnico, pero los últimos cinco partidos le han condenado a llevar unos números prácticamente calcados a los del destituido Unzué.

Con Martí como técnico el Girona ha conseguido 17 de 33 puntos en juego, consecuencia de 5 triunfos, 2 empates y 4 derrotas. La diferencia con Unzué es mínima, y es que el equipo logró 16 puntos de 36 en 5 victorias, 1 empate y 6 derrotas.

Errores graves en defensa y falta de acierto en ataque

Resulta difícil comprender como un equipo de la talla de este Girona sigue concediendo a sus rivales estas facilidades semana tras semana. El primero de los señalados en el primer tramo fue Pedro Alcalá, pero ayer el que falló de forma estrepitosa fue Diamanka, que, con un pase horizontal flojo, dejo a Nahuel en una posición perfecta para el 1-0.

A priori, el potencial ofensivo que tiene esta plantilla por sus nombres es tremendo, pero la realidad es distinta. Una vez más, y ya son cuatro veces en los últimos cinco encuentros de Liga, el Girona no fue capaz de lograr marcar ningún gol a su rival. Los recursos se limitan prácticamente siempre a buscar centros laterales con el fin de encontrar a Stuani en el área, pero las defensas rivales, sobre todo cuando juegan en casa, están sabiendo como frenar al charrúa.


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