El 5 de julio de 2019, la Real anunció la llegada, en calidad de cedido, de un joven mago nacido en tierra de fiordos y procedente del Real Madrid. Ayer se cumplió un año de aquel anuncio, tiempo suficiente para que ese mediapunta rubio haya encandilado con su chistera, su ingenio y su compromiso a una afición que suspira por poder disfrutar de sus trucos una campaña más. Se trata, cómo no, de Martin
Odegaard.
A sus entonces 20 años, llegó a Zubieta con la vitola de talentoso pero con la incógnita de cómo iba a adaptar su fútbol a las exigencias de LaLiga. Dudas que despejó de un plumazo. Se calzó las botas, saltó al césped y confirmó que había llegado para convertirse en una de las sensaciones de la temporada.
Tras su etapa en Holanda, Odegaard desembarcó en LaLiga para marcar el ritmo de la Real y conectar con su afición desde el minuto uno. A su innegable calidad e imaginación añadió un trabajo y un despliegue físico no habituales en futbolistas de su perfil, enamorando a la grada de Anoeta.
Su impacto fue inmediato. Ha sido titular en 26 de los 33 partidos de Liga, marcando cuatro goles y repartiendo cinco asistencias. Cifras a las que añade un rendimiento espectacular, mejorando casi cada balón que pasa por sus pies y aportando equilibrio al centro del campo cuando toca remangarse.
Foco de rumores
Sus prestaciones no tardaron en levantar rumores. La Real y el Real Madrid acordaron el pasado verano que la cesión se prolongaría por dos temporadas, si bien la legislación sólo permitía firmar una temporada de préstamo. Así, cada sobresaliente de Odegaard venía acompañado de dimes y diretes sobre un posible regreso al cuadro merengue la próxima campaña.
El futbolista ha insistido en su idea de permanecer una temporada más en la Real. Así se lo ha trasladado al club. Sin embargo, en fútbol todo es susceptible de cambiar. Los aficionados realistas cruzan los dedos para que nos ea así y el mago de Drammern siga encandilándoles un año más.
Las últimas semanas no están siendo sencillas para Martin Odegaard. El noruego está lidiando con una tendinopatía rotuliana en la rodilla derecha que le trae de cabeza y le ha dejado fuera del ‘once’ en los dos últimos encuentros. En Getafe no jugó y contra el Espanyol saltó al césped en sustitución del lesionado Januzaj. Imanol reconoció que deberán medir sus esfuerzos y elegir con tino en qué partidos utilizarlo.
Source link