Un avión Boeing 767-200 de la empresa CargoJet sobrevuela los cielos de Zumpango, en el Estado de México. La aeronave, con capacidad para trasladar más de 45 toneladas de mercancías, aterriza en medio de una lluvia intermitente en las pistas desiertas de la terminal de carga del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA). En tierra, un puñado de empleados prepara los montacargas y el papeleo para descargar. En menos de 30 minutos, la carga será trasladada a uno de los 12 recintos fiscalizados de la terminal y las pistas volverán a quedar en silencio. Hasta febrero pasado, esta aeronave llegaba al Aeropuerto Internacional de Ciudad de México (AICM) y ahora desvía su curso para tocar tierra en los nuevos y desahogados terrenos del AIFA.
El carguero, proveniente de Cinncinati, Estados Unidos, es uno de los primeros que se ha mudado al Felipe Ángeles tras el decreto presidencial emitido en febrero pasado, en el que el Gobierno de López Obrador ordenó la cancelación para las operaciones de los aviones exclusivos de carga en el AICM dando a las empresas cargueras 108 días hábiles para su mudanza, mismo que vence a principios de julio. Aunque el Ejecutivo sustentó su decisión en la saturación creciente del aeropuerto Benito Juárez, la orden presidencial no estuvo exenta de polémica debido a que este tipo de vuelos solo representan un 3% del total de operaciones aéreas del AICM. Además, la exclusión solo contempla a los aviones exclusivos de carga, los aviones híbridos —con carga y con pasajeros— podrán seguir aterrizando en aeródromo capitalino. Sin embargo, el Gobierno federal afirma que la congestión terrestre causada en el AICM por el manejo de carga ahora tendrá una válvula de escape con la migración de los cargueros.
A un mes de que el presidente López Obrador dio el banderazo de salida de las operaciones en la terminal de carga del AIFA, lo que sobra es el espacio: la terminal tiene una superficie de 48 canchas de fútbol, equivalente a 345.000 metros cuadrados, una aduana equipada con máquinas de rayos X, arcos de revisión de vehículos con carga, carriles para mercancía sobredimensionada, plataformas, 12 recintos fiscalizados y el área de los puntos de revisión no intrusiva de mercancía y personas. Más de 100 personas, la mayoría militares, trabajan ya en esta zona a la espera de que más cargueros ocupen sus pistas. Por ahora, la cuenta va en una docena de aterrizajes por semana y unas 2.000 toneladas de mercancías recibidas de febrero a marzo, según las cifras de las autoridades.
El Mayor Saúl Aguilera Carrillo, subdirector de operación aduanera en el AIFA, reconoce que echar a andar la Aduana 50, después de 12 años que no se construía este tipo de infraestructura en el país, supuso un desafío, sin embargo, señala que estos retos ya han sido subsanados y ahora este punto de verificación, opera con todos los requisitos para liberar la mercancía. “El 40% de la carga de aviones puramente cargueros del AICM se vendrían para acá, es decir, unas 300.000 toneladas anuales. La aduana tiene capacidad para que se construyan otros 12 almacenes y si es rebasado esa cantidad aún hay espacio para construir otros 24 almacenes”, asegura.
Puertas adentro, los 60.000 metros cuadrados distribuidos en los 12 recintos fiscalizados ya han sido licitados y adjudicados a 11 empresas. DHL, Aaacesa Almacenes Fiscalizados, Talma, Nexen Elogistics y Terminal Logistics son algunos de los primeros inquilinos. Al interior de uno de estos enormes moles de concreto, un grupo de trabajadores de Aaacesa construye las siete cámaras de refrigeración que resguardarán productos tan especializados como fármacos y vacunas. Todo debe estar listo antes de julio próximo, cuando se prevé la mudanza de la mayoría de sus clientes que, por ahora, aún mandan su carga al transitado aeródromo de la Ciudad de México, a unos 50 kilómetros de distancia de este punto.
Carmen Sánchez, directora comercial de Aaacesa —firma con 28 años de experiencia—, asegura que la empresa ha invertido, a la fecha, 160 millones de pesos en estas nuevas instalaciones. “Es un cambio al que vamos a tener que ir adaptándonos. Sí, tenemos que hacer una mudanza en el tiempo que se nos está estableciendo, pero ahora hay una oportunidad de crecimiento. En el AICM tenemos ya una saturación de carga que a lo mejor ahorita no se ve, a lo mejor la vamos a aguantar hasta el 2024, pero en unos años ya no sería manejable”, advierte. El optimismo de los nuevos inquilinos no esquiva el reto logístico y de conectividad de esta mudanza. Las autoridades esgrimen la cercanía con las carreteras México-Pachuca, Zumpago-Tecamac, el Circuito Exterior Mexiquense, entre otras autovías, para cerrar el debate.
Aaacesa ha sido una de las primeras en alzar la mano para ocupar un espacio al interior del AIFA, pero no será la única. Las autoridades aeroportuarias prevén un crecimiento de recintos fiscalizados para los próximos años. Más espacio, más tecnología, plataformas para exportación e importación, incluso, una plaza comercial con área de juegos, forman parte de las bonanzas que configura el mapa de esta amplísima terminal de carga. La meta es clara: rebasar las 500.000 toneladas en mercancías, que hasta ahora recibe anualmente el Aeropuerto de la Ciudad de México.
El recinto fiscalizado de Aaacesa, en la terminal de carga del AIFA.Gladys Serrano
Javier Villazón Salem, director general de Grupo Aeroportuario de Ciudad de México, ha sido uno de los brazos asesores que desde hace más de dos años trabajó codo a codo con el Ejército para dar forma a este nuevo hub logístico. En perspectiva, el directivo insiste en que la terminal de carga de Zumpango supondrá un balón de oxígeno a las congestionadas vialidades aledañas del aeropuerto capitalino. “Era necesario liberar espacios la terminal de carga del AICM, esa es una terminal hecha a pedacitos, parche, tras parche, no es una infraestructura bien planeada, no fue bien planeada y la realidad superó cualquier planeación, entonces, tienes almacenes grandes, almacenes chicos, ruta de exportación y de importación muy lentas”, asevera. A poco más de tres meses de que venza el plazo de mudanza y con ello se eleve la recepción de carga en el AIFA, el directivo asegura que solo faltan afinar detalles como la digitalización de ciertos trámites en la aduana y garantizar que todos los almacenes fiscalizados cuenten con cámaras en frío.
A partir de julio próximo miles de toneladas de mercancías dejarán de llegar vía aérea a la Ciudad de México y tendrán que buscar otras pistas de aterrizaje. A unos 50 kilómetros de distancia, el AIFA aparece en el mapa como la opción más cercana. No obstante, el portavoz del AICM hace hincapié en que a ninguna compañía carguera se le está obligando el mudarse a esta terminal de carga, ya que existen otras alternativas, por ejemplo, el aeropuerto de Toluca. “No hay ningún integrante de la cadena de valor que sea obligado a irse al AIFA, cada uno decide a dónde irse. Lo más conveniente es irte al AIFA porque sigues estando cerca de tu mercado, pero algunos han optado por irse a Querétaro, son la minoría, pero cada uno toma su decisión”, zanja.
Villazón Salem advierte, además, de que el tránsito de carga entre los dos aeropuertos del centro del país seguirá coexistiendo. “El AICM sigue recibiendo carga en panzas (carga en aviones de pasajeros), esa carga que llega en panzas en ocasiones hay que consolidarla en algún carguero, los cargueros van a llegar al AIFA. La aduana no desaparece del aeropuerto de la Ciudad de México, va a disminuir su capacidad, pero dependiendo de cuál sea el almacén fiscal, se va a desaduanizar en el AICM o se va a transportar para desaduanizarlo en la AIFA. También puede suceder al revés, van a llegar cargueros al AIFA cuya distribución final se hará a través de panzas que van a estar en el Aeropuerto de la Ciudad de México”, específica.
Aunque la recepción de vuelos cargueros aún es pequeña respecto al AICM, ya es una realidad y en pocos meses se prevé un crecimiento más acelerado. Desde mercancía a granel hasta vacunas, pasando por flores y animales, podrán aterrizarán en alguna de las pistas disponibles de esta terminal. La mayoría de los concesionarios que operaban vuelos exclusivos de carga en la Ciudad de México ya han replanteado sus rutas para surcar los cielos de Zumpango. A cambio de esta mudanza exprés, los operadores de la nueva terminal prometen a los aviones cargueros y empresas de logística automatización, agilidad y menos atascos.
Personal recibe un avión de CargoJet en la terminal de carga en el Estado de México.Gladys Serrano
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