La transición de la industria automotriz a los vehículos eléctricos está marcando el comienzo de un maremoto de demanda de baterías que está alterando las políticas industriales nacionales, remodelando la geopolítica y provocando una oleada de nuevas fábricas que bombearán miles de millones de células.
Puede parecer que el sector ha explotado de la noche a la mañana, pero los fundadores, los inversores y las multinacionales han estado sentando las bases para esta transición durante la última década.
En ese tiempo, por ejemplo, los capitalistas de riesgo y las firmas de capital privado han invertido más de $ 40 mil millones en nuevas empresas de tecnología de baterías, y algunas de esas inversiones ahora están dando sus frutos.
Al igual que las poderosas celdas de carga rápida facilitaron la revolución de la electrónica móvil de los últimos 20 años, las baterías cada vez más abundantes están para remodelar todo, desde los generadores del lugar de trabajo y los dispositivos electrónicos portátiles hasta toda la red eléctrica. Eso es probablemente solo el comienzo.
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