La organización no gubernamental World Vision alertó sobre las consecuencias que está teniendo la guerra en los niños y niñas del este de Ucrania: el 51 por ciento afirma que sus compañeros fuman y consumen otras drogas como mecanismo de supervivencia, un número que asciende al 77 por ciento en adolescentes de 14 a 17 años.
El conflicto armado en las regiones de Jersón, Járkov y Dnipropetrovsk, en el este de Ucrania, ha provocado un aumento de la agresividad y la ansiedad en la infancia, según investigaciones de la ONG internacional y su socio ucraniano Arms of Mercy en estas provincias ucranianas.
El director de World Vision para la Respuesta a la Crisis en Ucrania, Chris Palusky, afirmó que “los niños y niñas de Ucrania necesitan desesperadamente la paz”.
Recordó que el conflicto no empezó hace un año para los habitantes del este del país, sino hace más de nueve: “Incluso antes de la escalada del pasado febrero, casi uno de cada cinco niños y niñas del este de Ucrania fumaba o consumía drogas sintéticas para hacer frente al estrés constante de la violencia, los desplazamientos y las familias separadas”.
Lamentó que, con la escalada del conflicto en febrero del año pasado, la situación se ha vuelto “extremadamente alarmante”. Desde el comienzo de la invasión en febrero de 2022, el 47 por ciento de los niños y niñas encuestados en estas regiones ha sufrido daños de algún tipo en sus hogares, y muchos de ellos han perdido sus casas o se han tenido que trasladar a lugares más seguros.
Palusky afirmó que este punto es solo una de las aristas del sufrimiento de los menores: “Están luchando para hacer frente a un trauma sobre otro trauma: “Basándonos en las experiencias de otros niños y familias afectados por el conflicto, podemos esperar que más de 1.5 millones de niños y niñas en Ucrania puedan desarrollar depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático, trastorno bipolar o esquizofrenia como resultado de sus experiencias durante la guerra”.
También explicó que preocupa también el aumento de las actitudes agresivas, pues el 21 por ciento de los niños y niñas afirma que sus compañeros recurren a la violencia física como mecanismo de supervivencia. Esto incluye la violencia contra sus compañeros. Quieren vengarse al ver a sus familiares heridos por los bombardeos, a sus padres lejos en el frente, y todo les parece tremendamente injusto”.
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