La Real no es ajena a la relación de amor y odio que existe en el fútbol desde que se inventó: los resultados y el juego. La eterna dicotomía coge peso en Anoeta y las dos preguntas en una prevalecen tan retóricas como siempre: ¿Qué es mejor? ¿Ganar o jugar bien?
Es un debate que no caduca. Y al mismo tiempo, son conceptos que a veces van de la mano, encantados de haberse conocido, y en otras ocasiones a regañadientes, como primos hermanos que no se aprecian. No les queda otro remedio que la convivencia, ya que es más natural volverse ganador gracias al acertado entendimiento del juego. Pero no es tan frecuente porque enfrente hay un rival y porque el fútbol guarda secretos impredecibles.
La Real, consumidas las primeras 17 jornadas de la Liga, se encuentra en este punto intermedio, en el aire que sopla entre la colección de elogios por el estilo que promulga y el tajante axioma de los resultados: un triunfo en los últimos cinco partidos de Liga. La Real funciona, pero amarrar los puntos no es pan comido.
Empatar contra el Barcelona dejó un regusto dulce, aunque hubo objeciones, basadas en que la intención era ganar. El partido fue notable y, como la Real estuvo muy cerca de perder, el punto es bienvenido. Es la tercera jornada que los de Imanol encadenan sin perder.
La Real, en cambio, viaja en un bache si sólo se tiene en cuenta el aspecto materialista del camino. La única victoria del último mes fue contra el Eibar en Anoeta. Los Merino, Odegaard y Portu cautivan, pero ganar se hace de rogar. En el tramo más reciente del campeonato, la Real tropezó contra el Leganés en casa. En citas de mayor enjundia, claudicó en el feudo del Real Madrid y empató frente al Barcelona. En Valladolid también firmaron tablas.
Los txuri urdin se han aficionado a la equis de un tiempo a esta parte. La mitad de los últimos seis encuentros terminaron con empate. En las primeras once jornadas sólo hubo un reparto de puntos. Hay tonos grises entre el blanco y el negro.
Europa en juego en El Sadar
La Real del fútbol alegre y valiente arroja la cosecha, más discreta, de 6 puntos sobre los últimos 15 que se han disputado. Un mes con un solo triunfo, el referido contra el Eibar, dibuja un paisaje con escasa recompensa para tan generosas prestaciones desde el prisma del estilo.
Gentileza del conquistado contra el Barcelona, la Real acumula en estos momentos 28 puntos. La dinámica cotiza al alza, no cabe otra lectura que dar por bueno un promedio que alcanza las 1,65 unidades por partido. Continuar con este ritmo de suma permitiría a los txuri urdin rondar los 63 puntos al final de la temporada.
Las victorias (8) se imponen a los empates (4) y las derrotas (5) en el cómputo más general de la clasificación blanquiazul. De ahí que la Real esté metida hasta la médula en la pelea por Europa. Ni siquiera perder en la próxima jornada desbancaría de la batalla al elenco de Imanol.
No obstante, el último partido liguero del año, el domingo contra Osasuna en El Sadar (14.00 horas), llega con la recomendación de la victoria, a tenor de la pugna que se está librando en la zona delantera de la Liga. La Real podría igualar al tercero, el Sevilla, que sólo tiene tres puntos más, en caso de ganar. Por contra, se quedaría fuera de Europa casi con toda seguridad si los navarros se llevaran el derbi.
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