Mas-Valverde, el dúo del Movistar para conquistar el Tour

Valverde, Soler y Mas, al frente del Movistar durante una concentración en enero pasado.
Valverde, Soler y Mas, al frente del Movistar durante una concentración en enero pasado.Luis Ángel Gómez

Cuando llegan junio y el calor, los ciclistas españoles se alegran siempre, se entrenan con culotte corto y maillots ligeros y dejan felices que se quemen brazos y piernas, y en 2020, la felicidad que cantan es mayor. Parece como si pasados los días más cortos y brumosos, hubieran pasado la tristeza y el miedo, pesadillas, y también hubiera desaparecido el virus que les ha tenido, a ellos y a media humanidad, encerrados semanas en casa. Termina la hibernación, se acerca, con comienzo previsto el 28 de julio en la Vuelta a Burgos, una temporada comprimida en 100 días.

Y, en el Movistar, el equipo de casi siempre de Alejandro Valverde y Marc Soler, y el nuevo del ciclista que viene, Enric Mas, quien apenas ha podido disputar ocho días de competición (tres en su Mallorca, cinco en Andalucía), hablan del Tour. Lo ven ya con más claridad aunque falten aún casi tres meses (29 de agosto a 20 de septiembre), y con apetito.

El día que pudo salir de casa, a mediados de mayo, aparcar los rodillos y subir y bajar por Andorra en bici, Mas, de 25 años, se sintió como un niño el día de Reyes con una bici de regalo. “Fue para mí un juguete un par de días”, dice Mas, quien ya la pedalea como herramienta de trabajo y le dice un “no” rotundo a Eusebio Unzue cuando el jefe del equipo le propone que en vez de Tour, en el que compartiría responsabilidad con el intocable Valverde, por qué no se va al Giro (3 a 25 de octubre), donde sería líder único, toda una oportunidad para madurar bien. “Me motiva más estar al lado de Valverde”, dice, en rueda de prensa colectiva, el escalador mallorquín que debutó en el Tour pasado en el Deceuninck de Alaphilippe. “Voy a aprender muchísimo a su lado. Formaremos un gran dúo”.

Y, mientras Unzue prefiere que la relación que entre ambos se establezca en el Tour sea la de padrino-ahijado, “dúo”, justamente, es la palabra que también elige Valverde, 15 años mayor y ganador de casi todo, para definir la relación que tendrá con Mas. “Haremos un gran dúo”, dice Valverde, quien, buen murciano, detesta el frío y la lluvia, y dice que hasta le da miedo y le preocupa que la Vuelta (20 de octubre a 8 de noviembre) se corra toda por el norte y tan tarde. “Son los días que menos me gustan, los de noviembre, cuando hay que salir con manguitos y pantalón largo”.

En la Vuelta, cuya primera semana coincide con la última del Giro, también hará dúo con Mas, mientras que el tercer líder del equipo, Marc Soler, de 26 años, lidiará solo con el Giro. “Fue un cambio de planteamiento que nos surgió hace 15 días, la de repartir las manzanas en varios cestos”, dice Unzue para explicar una novedad que se puede ver como un cambio radical de filosofía en un equipo que en los dos años anteriores, los de Nairo Quintana, Mikel Landa y Valverde, pensaba que lo mejor era ir con los mejores corredores a la mejor carrera. Y todos fueron al Tour en 2018 y 2019, con magros resultados, mientras el cuarto hombre, Richard Carapaz, les ganaba el Giro de 2019 y cambiaba de equipo. “Les vendí el Giro a Marc y a Mas, que no conocen la carrera italiana, como una gran oportunidad para su desarrollo. Mas no aceptó el órdago, es más hombre Tour, y Marc aceptó”.

“Bueno”, matiza el ciclista catalán que ganó el Tour del Porvenir de 2015 y ya conoce Tour y Vuelta, y en el Giro deberá pelear, entre otros, con el fenómeno del futuro, el belga Remco Evenepoel, de 20 años. “Cuando me lo propuso Eusebio yo estaba 95% por el Tour-Vuelta y el 5% por el Giro, luego le di vueltas, miré el calendario y me fui animando, y al final le dije que para adelante, pero que no me metiera presión. Voy a hacerlo lo mejor posible”.

Aunque es verano y el Tour llama, y la Covid 19 les parece ya pasado, los ciclistas no olvidan que las consecuencias económicas de la pandemia, la crisis que vendrá, va a afectar de pleno a su profesión y a su mercado, en el que ya se multiplican las informaciones de corredores de equipos importantes (Mitchelton, Ineos, CCC) ofreciéndose a otros equipos porque se huelen que en el suyo no habrá mucho futuro. “Vendrá un reajuste, no queda más remedio”, dice Unzue. “Pero hay equipos que lo van a pasar peor”. Y Mas precisa mejor la importancia de la amenaza. “La crisis afectará a todos los trabajadores en el mundo, y también a nosotros, pero no por igual. Hay compañeros en Andorra que no saben siquiera si su equipo va a poder reanudar la temporada, y no cobran”, dice. “Yo, en cambio, me puedo ir a la cama tranquilo. Es una pasada tener un patrocinador como Telefónica”.

Aún no se ha terminado de perfilar los protocolos preventivos contra la Covid 19, pero entre lo avanzado en los esbozos de las federaciones figura una medida que acabará con la testarudez de Giro y Tour de mantener las misses en el podio para dar besos a los campeones, las únicas grandes carreras que las mantienen. Está previsto que cuando vuelva el ciclismo, los trofeos a los ganadores tras las etapas se entreguen en bandeja por personal enmascarado y enguantado. El poco público aplaudirá desde más lejos, mantenido a distancia por una doble valla.


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