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Masa de pizza sin gluten


Ahora que la modita de los cupcakes está de capa caída pero los muffins industriales siguen reinando en panaderías y cafeterías, volvemos a la carga con la enésima reivindicación de la magdalena. De la clásica, la de siempre, la de la infancia… si es que tu infancia fue hace un par de siglos, como es mi caso.

La magdalena old school es una pieza de bollería relativamente sencilla tanto en ingredientes como en ejecución. Lo que no es tan fácil es que te salgan esponjosas y disfrutables en ausencia de leche / café / lo que sea para mojarlas. Poseído por un antojazo magdalenil en pleno confinamiento, probé varias recetas y ninguna me satisfizo del todo en este aspecto: quedaban “buenas de sabor”… pero un tanto securrias. Por eso acudí a mi oráculo repostero, mi cuñada May, que me recomendó las del blog Comiendo con Reyes con la promesa de que quedaban perfectas. Las hice y comprobé que tenía razón: eran las deliciosas magdalenas mulliditas que había estado buscando.

Por lo que cuenta Reyes Risueño -podéis seguirla en su cuenta de Instagram-, estas magdalenas se vendían en la heladería Guay del barrio de La Albufereta de Alicante. La dueña, Mª Teresa, las preparaba siguiendo una receta de su madre, Carmen, y las servía con horchata, una mezcla que por supuesto he probado y es un SÍ. La fórmula llego a manos de Reyes a través de su amiga Concha Papí, sobrina de Mª Teresa.

Mi versión adapta las magdalenas a mi gusto personal cambiando pequeñísimos detalles: aparte de toquetear alguna tontería de la preparación, he bajado un poco la cantidad de azúcar, subido mínimamente la de leche y aceite, quitado la canela y el limón -lo siento, aquí prefiero que no estén- y añadido vainilla, vicios en los que podéis no caer acudiendo a la maravillosa receta original. Todo está muy bien explicado en el vídeo de arriba, pero si sois de texto-texto-texto-texto, también la tenéis escrita aquí abajo.

Ingredientes

Para unas 12 magdalenas

  • 2 huevos tamaño L
  • 80 g de aceite de girasol
  • 100 ml de leche entera
  • 150 g de azúcar
  • 170 g de harina
  • 2 sobres de gaseosa (uno blanco y uno de color)
  • 1 vaina de vainilla (opcional)

Preparación

  1. Calentar el horno a 220 grados, arriba y abajo sin ventilador.
  2. En una jarra o bol grande, batir los huevos con el azúcar y, si se quiere, las semillas de la vaina de vainilla.
  3. Añadir el sobre de gaseosa de color y batir. Sumar la leche y el aceite y seguir batiendo hasta que todo esté bien mezclado.
  4. Incorporar la harina tamizada con un colador y mezclar con una espátula o cuchara lo justo para que quede una masa homogénea.
  5. Disolver el sobre blanco en un poco de agua, añadirlo a la masa y mezclar con suavidad.
  6. Repartir la masa en los moldes sin llenarlos del todo (unas ¾ partes). Espolvorear con azúcar si se quiere.
  7. Introducir en el horno, bajar la temperatura a 200 grados y hornear unos 10 minutos o hasta que hayan subido y estén doradas. Dejar enfriar sobre una rejilla.

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