Douglas Haig, un hombre de Arizona que enfrentaba cargos por haberle vendido munición al atacante de Las Vegas antes de la masacre en el Strip, se declaró culpable por la venta ilegal de balas con lo que se termina el único caso criminal tras la lluvia de balas.
Haig se declaró culpable de vender ilegalmente munición perforante, que se encontró en el cuarto desde donde el autor de la masacre en Las Vegas disparó hacia una multitud de alrededor de 22,000 personas que asistían al festival de música country Route 91 Harvest.
Con esta declaración, Haig evitará un juicio que había intentado evitar en varias ocasiones ya que, según su equipo defensor, un juicio en Las Vegas evitaría justicia ya que “los jurados simplemente pueden ser incapaces de dejar de lado su pasión y prejuicio para emitir un veredicto justo e imparcial en este caso”.
En primera instancia, el equipo de Haig buscó un juicio sin jurado para “evitar subjetividad”, pero tras ser negado por un juez de distrito, se buscó que el juicio fuera en Arizona y luego en Reno, peticiones que también fueron negadas.
Haig luego buscó que no se mencionara la masacre de Las Vegas en su juicio, pero esa petición también fue negada por el juez de distrito. Tras estas decisiones, el acusado decidió declararse culpable de la venta ilegal de munición.
Tras la investigación por parte de las autoridades tras el tiroteo en el Strip de Las Vegas, se descubrió que el autor de la masacre no disparó ninguna de las balas que le vendió Haig.