Cuenta la leyenda que un buen día en el inicio de los 80 un entonces joven Marcelo Bielsa y Jorge Griffa se plantaron bien entrada la noche en la casa de los Pochettino para conocer a Mauricio. Buscaban jóvenes para la cantera de Newell’s Old Boys. “¡Mira qué pinta de futbolista!” dijo ‘El Loco’ nada más ver a aquel muchacho cuya vida cambió para siempre aquella madrugada.
‘Poche’ afronta la final como la cúspide de su bonita y dilatada relación con el fútbol
Porque al ingresar en Newell’s el fútbol comenzó a ser cosa seria para un Pochettino que como jugador tuvo una exitosa carrera entre la Albiceleste, el PSG, el Girondins y ‘su’ Espanyol. El técnico argentino no puede entenderse sin el cuadro perico del que, no solo fue una leyenda vestido de corto, sino que además tomó la alternativa en esto de los banquillos. Lo hizo logrando una milagrosa salvación a la que todavía se refiere habitualmente, para más tarde salir (quizá antes de lo que debiera haber salido) de Cornellà-El Prat y darse a conocer en Inglaterra con el Southampton antes de aterrizar en el Tottenham.
A lo largo de su carrera, sistemas a parte, ‘Poche’ siempre ha sido un técnico pasional y valiente. Uno de esos de los utiliza el lenguaje no verbal a la perfección para transmitir a sus jugadores lo que quiere. Y en el presente curso, se ha destapado además como uno de los entrenadores más intervencionistas del momento. Porque Pochettino, como es lógico, acostumbra a tener un plan, pero también sabe reaccionar a lo que le plantea el rival durante el partido. Así superó tanto al City de Guardiola como al Ajax que parecía invencible. Moviendo piezas cual ajedrecista respondón en busca del triunfo. Así es como ‘El Sheriff de Murphy’ ha impuesto su ley en esta Champions para llegar a la final.
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