Indígenas de Pisté, Xcalacoop, San Felipe y otras comunidades aledañas a la zona arqueológica de Chichén Itzá anunciaron este martes la toma de las instalaciones, a partir del miércoles, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en la ciudad de Mérida, Yucatán.
“La medida se decidió porque no hubo acuerdos con el representante del Gobierno Federal Juan Cristóbal Orozco”, confirmó a EFE el comisario de Pisté, Armando Dzul Mex, durante el segundo día del bloqueo de carreteras que conducen a la mundialmente conocida zona arqueológica.
Aunque la manifestación en carreteras resulta costosa para los campesinos, guías de turistas, comerciantes y artesanos, “porque no estamos trabajando”, señalaron que la movilización que surgió el lunes para destituir al director del sitio Chichén Itzá, Marco Antonio Santos Ramírez, “sigue más firme que nunca”.
“Este miércoles demostraremos el apoyo que nos brindan ejidatarios de otras comunidades, ya no podemos seguir tolerando el abuso de poder de ese personaje que atenta contra la cultura maya y nuestras costumbres milenarias, como hablar nuestra lengua materna y sembrar la milpa”, aseveró.
Por su parte, Juan Cristóbal Orozco relató que intentó acercarse a los manifestantes para entablar una mesa de diálogo para poner fin al conflicto que empieza a generar millonarias pérdidas económicas al INAH y a la administración del gobernador Mauricio Vila, a través del Patronato de las Unidades de Servicios Culturales y Turísticos (Cultur).
“No hubo condiciones para el diálogo y no hay una fecha para una próxima reunión”, comentó al término de la charla que sostuvo a su llegada a la comunidad maya de Pisté.
Los campesinos acusan al funcionario de sostener reuniones “en lo obscurito” con el director de Chichén Itzá, autoridades de Pisté y artesanos que no estaban involucrados en la protesta, “quieren que nos enfrentemos, pero hay unión entre indígenas para que recuperemos la zona arqueológica”.
El cierre de la carretera Valladolid-Mérida, a la altura de Xcalacoop y Pisté, afecta a los turistas, aunque la zona arqueológica de Chichén Itzá sigue abierta y resguardada por 50 agentes de la Guardia Nacional, quienes llegaron al lugar para evitar que los indígenas tomen el acceso principal a la milenaria ciudad maya que guarda en su interior tesoros arquitectónicos.
“Sabemos que los servicios turísticos (restaurantes, hoteles, servicio de taxis, camiones y comerciantes) están colapsando económicamente, pero también nosotros, porque si no trabajamos, no comemos”, dijo a EFE Arturo Ciau Puc, secretario de Asuntos Indígenas de Yucatán.
En Chichén Itzá, cuyas tarifas de acceso para extranjeros asciende a 576 pesos (unos 30 dólares), 258 pesos (unos 13,3 dólares) para mexicanos y 90 pesos (4,6 dólares) para originarios de Yucatán, las pérdidas al día por el bloqueo serían de 2,6 millones de pesos, ya que en promedio entran de 3 mil a 10 mil personas.
“Este 2022, recibimos 2,63 millones visitantes en la zona arqueológica de Chichén Itzá”, detalló José Arturo Chab Cárdenas, director del Centro INAH Yucatán, quien desmintió rumores de la supuesta suspensión del encargado de la zona arqueológica, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1988 por la Unesco.
Integrantes del movimiento campesino minimizaron la presencia de la Guardia Nacional en el sitio que resguarda el Castillo de Kukulcán, nombrada en 2007 como una de las nuevas maravillas del mundo moderno, “no entraremos en conflicto, pero tampoco dejaremos pasar a los turistas”.
“Seguirá nuestra lucha social, a pesar de las pérdidas económicas, por eso hoy cerramos un acceso de terracería que abrió el INAH para que entren los visitantes nacionales y extranjeros”, aseguraron.
Servidores turísticos de Quintana Roo y Yucatán, que no pudieron ingresar por segundo día a la zona arqueológica de Chichén Itzá, se desviaron a otro sitio que muestra el esplendor de la cultura maya: Ek Balam. (EFE)
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