Con apenas 22 años, esta Eurocopa sería la oportunidad perfecta de confirmación para cualquier estrella emergente del panorama futbolístico. Pero ese no es el caso de Kylian
Mbappé, que a tan temprana edad ya fue uno de los líderes de la Francia campeona en el Mundial de Rusia 2018 y acumula a sus espaldas un palmarés pasmoso.
Campeón de Francia en cuatro ocasiones -tres con el París Saint-Germain y una con el Mónaco– y tres veces máximo artillero del campeonato galo (2018-19, 2019-20 y 2020-21), el eterno sueño de Florentino
Pérez seguirá siendo el referente de la campeona del mundo pese a la sorprendente inclusión de última hora del madridista Karim
Benzema, defenestrado por Didier
Deschamps durante los seis últimos años por un caso de chantaje a Mathieu
Valbuena pendiente de juicio.
Quiere reivindicarse
Mbappé llega a esta cita con la espina clavada de haber perdido la final de la Champions
League 2019-20 en Lisboa y de no haber alzado ningún gran título esta campaña, en la que el PSG cayó eliminado en semifinales de la Liga de Campeones por el Manchester
City de Pep
Guardiola y quedó subcampeón en la Ligue
1 por detrás del sorprendente Lille, después de tres ligas consecutivas.
A pesar de ello, numéricamente la temporada de Mbappé es estratosférica: ha logrado 42 tantos y ha repartido 11 asistencias de gol en los 47 encuentros que ha disputado. Con Benzema y el azulgrana Antoine
Griezmann como compañeros de fechorías en la punta de lanza gala, el llamado a ser el sucesor de Leo
Messi y Cristiano
Ronaldo como rey del fútbol mundial apunta alto en su primera Eurocopa, en la que Francia es la principal favorita.
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