Memorable acuerdo IP-gobierno, el peso de Slim y deshacer la burocracia de la 4T | Columnas Financieras 27/11/2019

¿Está de regreso la mexican piñata? Dos declaraciones de Donald Trump, en menos de 72 horas, son suficientes para justificar la pregunta, escribe Luis Miguel González en El Economista.

Los diarios de circulación nacional presentan opiniones y editoriales con información y trascendidos relevantes en materia económica.

Dinero, de Enrique Galván, en La Jornada:

Memorable acuerdo IP-gobierno para dinamizar la economía 

Tanto que se esforzaron los tecnócratas del Inegi, bajo la batuta del peñanietista Alfonso Santaella, para arrinconarnos en la duda existencial de si estamos en recesión o solo en un periodo de estancamiento económico, para que el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Carlos Salazar Lomelín, nos aterrizara en la realidad con una sola palabra: ocioso.

Pues sí, ya estamos prácticamente a un mes de que concluya 2019, es ocioso perder el tiempo en esas disquisiciones a las que son adictos los tecnócratas. Lo que hay que hacer es ver hacia 2020 y los años siguientes. Carlos Salazar Lomelín, presidente del CCE, presentó el Plan de Infraestructura Nacional que detonará, tan pronto como ya, una inversión de 859 mil millones de pesos en 147 proyectos a lo largo de los próximos años. El compromiso fue formalizado en Palacio Nacional, entre lo más granado del sector empresarial y el presidente López Obrador.

Carlos Slim, a su vez, también desestimó las cifras del PIB: “(La economía) no creció este año, pero como dije, no era importante. Ya sabíamos que no iba a haber crecimiento, entonces se sentaron las bases para las finanzas públicas. Hubo mucha disciplina por parte del sector público, no subió la deuda, la inflación bajó… entonces eso creó una gran confianza para la inversión financiera que es la que está disponible. Lo trascendente no era si crecíamos, sino que se sentaran las bases de lo que hoy se plantea”.

Capitanes de Reforma:

Invierte Slim

Quien dice estar dispuesto a abrir la cartera es el capitán de Grupo Carso y de América Móvil, Carlos Slim Helú. Y es que en los últimos meses ha hecho público el interés que tiene de invertir en infraestructura como el Tren Maya y desde luego en telecomunicaciones.

El empresario ha estado en reuniones con el presidente Andrés Manuel López Obrador, la última ayer en la presentación del Acuerdo Nacional de Inversión en Infraestructura del Sector Privado, donde las empresas comprometieron inversiones por 859 mil millones de pesos.

Hoy Slim ofrecerá una conferencia magistral en el marco del 30 Congreso Nacional de Ingeniería Civil organizado por el Colegio Nacional de Ingenieros Civiles, que encabeza Ascensión Medina, y promete que ahí dará más detalles de sus proyectos.

La última vez que habló del tema puso la cifra de 460 mil millones de pesos durante todo el sexenio. Recientemente el empresario ha rea izado donativos en reconstrucción de viviendas, escuelas y mercados dañados tras los sismos de 2017, así como la construcción del Pabellón de la Biodiversidad para la UNAM.

Coordenadas, de Enrique Quintana, en El Financiero:

La clave de todo: deshacer la burocracia de la 4T

Hay que ponderar los méritos del plan de infraestructura lanzado ayer. Pero no sobrevender algo que va a ser relativamente limitado y condicionado a la burocracia.

Es muy positivo que después de muchos meses, los proyectos de infraestructura en los que ha trabajado el sector privado desde hace meses finalmente se hayan dado a conocer el día de ayer. Por los volúmenes de inversión comprometidos su impacto podría ser muy relevante. Solo para 2020 se programan inversiones por 431 mil 318 millones de pesos, lo que equivale a las dos terceras partes de la inversión pública prevista para el mismo año.

La clave de todo será deshacer la burocracia de la 4T. Tal vez el presidente López Obrador no lo sepa o no quiera saberlo, pero uno de los problemas críticos de la inversión hoy en día es que las autoridades operativas del gobierno no están haciendo su trabajo. El presidente López Obrador piensa que hoy tenemos el mejor gobierno en mucho tiempo, por el combate a la corrupción. El problema es que quizás sí tengamos mucha gente honesta pero tremendamente incompetente.

Si no hacemos algo en ese ámbito, tendremos problemas insuperables para que se hagan efectivas muchas inversiones.

La Cuarta Transformación, de Darío Celis, en El Financiero:

Prenden veladoras a la Guadalupana

El gobierno y el sector privado tienen prendida una veladora y esperan que antes del 12 de diciembre Nancy Pelosi y Robert Lighthizer anuncien que terminaron la negociación del T-MEC y que la Casa Blanca está lista para sentarse a la mesa con los gobiernos de México y Canadá. 

Para que el T-MEC sea una realidad en Norteamérica, es necesario que se cumplan tres condiciones muy importantes para anunciar fecha de nacimiento:

1.- Que Pelosi y Lighthizer concluyan a la brevedad la negociación de un texto definitivo y eso puede ocurrir antes del 12 de diciembre, último día de trabajo de los congresistas en la Cámara de Representantes.

2.- Una vez que la administración Trump tenga un texto definitivo, Lighthizer debe sentarse a negociar con sus contrapartes de Canadá y Estados Unidos.

3.- La condición más importante que debe cumplir el gobierno mexicano se debe a los “requisitos internos” que se tienen que cumplir para que, una vez concluida la negociación y aprobado el texto por los tres países, se ponga en marcha la Implementación del T-MEC.

Caja Fuerte, de Luis Miguel González, en El Economista:

¿Está de regreso la mexican piñata?

¿Está de regreso la mexican piñata? Dos declaraciones de Donald Trump, en menos de 72 horas, son suficientes para justificar la pregunta. El ocupante de la Casa Blanca sabe que usar a México como costal de boxeo le fue muy rentable en el 2016. Intuye que el vecino del sur sigue teniendo poderes curativos para su vida política y empieza a practicar sus golpes modelo 2019. Ahora le pueden servir para desviar la atención sobre el proceso de impeachment, además de preparar el terreno para su campaña de reelección para el periodo 2020-2024. 

Las dos declaraciones del presidente tocan órganos vitales de la relación bilateral. El T-MEC está muerto, por culpa de los demócratas, dijo Donald Trump el domingo. Ayer subió la temperatura al horno cuando dijo, en una entrevista de radio: “Los cárteles mexicanos serán designados como terroristas (…) he estado trabajando en eso durante los últimos 90 días”. 

El presidente sabe que atacar a México le puede ofrecer alta rentabilidad frente a su base electoral. Puede optar por clasificar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas, denunciar el acuerdo comercial y dar un paso más en la construcción del muro. No pierdan de vista que ya designó a su yerno como encargado de The Wall. Es el mismo que recibió una condecoración del gobierno mexicano.

¿Sacará Trump del garaje la piñata mexicana? Pueden apostar que lo hará. Quizá no se atreva a romperla por el alto riesgo que implica. México es el mayor socio comercial y un aliado imprescindible en caso de que el conflicto con China siga escalando. Quizá sí se atreva, porque le gustan las emociones fuertes; porque es partidario del proteccionismo, más que del libre comercio y, tres, porque no le cae bien México. Así de simple.

Ricos y Poderosos, de Marco Mares, en El Economista:

Inversión nacional y cero deuda

El plan de infraestructura del gobierno mexicano es una apuesta por la inversión privada nacional, y por evitar un mayor endeudamiento.

Ésas podrían ser las dos principales premisas visibles del anuncio que hizo ayer el presidente Andrés Manuel López Obrador, en el contexto de una economía estancada y con la urgente necesidad de apuntalar la inversión pública y privada. La inversión pública participará en calidad de capital semilla, es decir, como una participación mínima, aunque sí se consideran proyectos con inversión gubernamental a 100 por ciento. Y la inversión privada internacional, simple y sencillamente, no se mencionó. En particular la inversión extranjera en el sector energético sigue suspendida, en tanto las compañías que obtuvieron concesiones en las rondas petroleras no demuestren resultados tanto en las inversiones anunciadas como en el aumento en la producción petrolera. 

A menos de que estén en alguna otra parte de los planes gubernamentales, tampoco se menciona la participación de inversionistas privados extranjeros en grandes obras de infraestructura. El gobierno mexicano anunció un paquete de proyectos de inversión en infraestructura que en el largo plazo representarán un monto total de 43,000 millones de dólares que busca impulsar un crecimiento superior a 4% y lograr una inversión anual en infraestructura de 5% del PIB.

Activo Empresarial, de José Yuste, en Excélsior:

El peso de Slim

El presidente López Obrador ha buscado la cercanía con los empresarios. El mandatario lo ha reiterado: necesita de la inversión privada. Ayer en el clímax de esa cercanía con el sector privado, al presentar el Plan Nacional de Infraestructura, el Presidente recordó que el gobierno pondrá el 20% de la inversión, pero el 80% restante lo debe poner la inversión privada.

En primera fila del evento del Salón Tesorería del Palacio Nacional, al centro estaba Carlos Slim Helú, flanqueado por los representantes sectoriales. A su derecha estaban Enoch Castellanos, presidente de Canacintra, y Manuel Escobedo, presidente de la Asociación de Instituciones de Seguros AMIS. A su izquierda, Bernardo García Rosas, el presidente de las Amafore, que son el principal inversionista institucional para entrar a infraestructura, así como por Eduardo Ramírez Leal, de la Cámara Nacional de la Industria de la Construcción, CMIC.

Tan sólo ayer, un día después del debate de si vivimos una recesión técnica o estancamiento, el presidente honorario de Grupo Carso también salió al quite a favor de la gestión de López Obrador: No importa si crecemos poco, lo que importa es que están dadas las condiciones de estabilidad para la inversión privada, refiriéndose a las finanzas públicas sanas. Así o más claro.

Después de la rencilla por el Aeropuerto de Texcoco, Slim y López Obrador han vuelto a trabajar muy de cerca.

Slim resolvió el entuerto de Manuel Bartlett con los gasoductos, que ponía a la 4T al borde de demandas internacionales. Fue de los primeros en anunciar que su corporativo invertirá. Acaba de vender parte de su constructora Ideal para crear una Fibra E, que participe en las carreteras. Y fue Slim quien anunció que habría un Plan Nacional de Infraestructura.

Se siente el peso del ingeniero en las decisiones públicas.




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